Capítulo 16

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Mientras barría el apartamento con desgano, mi mente ya estaba puesta en el encuentro con mis amigos al que debía asistir. El polvo se dispersaba en el aire mientras movía la escoba de un lado a otro. Sin embargo, al acomodar el sofá, mi atención se desvió hacia la mesita a un costado, donde descansaba una pequeña bolsa de regalo. Mi tío Yoongi había pasado esa mañana para felicitarme, y una sonrisa nostálgica se dibujó en mi rostro al recordarlo.

Justo en ese preciso instante, el sonido repentino de mi teléfono me dio un susto momentáneo, interrumpiendo mis pensamientos.

Dejé la escoba a un lado y me acerqué al teléfono para atender la llamada, observando el nombre en la pantalla. Tomé una respiración profunda, preparándome para lo que vendría a continuación, y finalmente respondí.

—¿Que quieres? —Hablé con sequedad.

—Feliz cumpleaños mi princesa hermosa.

Mis manos temblaron al escuchar tales palabras salir de mi padre, relamí mis labios tragando duro.

—Haría lo que fuera por pasar el día contigo, déjame hacerlo.

—¿No estás ocupado? Tú no tienes tiempo para esas cosas. —Redacté palabras que el mismo llegó a decirme y me lastimaron.

—Mi amor, para ti siempre tendré tiempo.

—No me hagas reír Jungkook. Tengo planes y la verdad tú eres la última persona con la que pasaría mi cumpleaños.

—¿Sabes cuánto me duelen sus palabras? Aun que sea déjame abrazarte o siquiera un segundo verte, por favor.

A medida que escuchaba la voz del otro lado de la llamada, la percibí en un hilo. La voz sonaba apagada, desanimada, y sentí una punzada con mi propia cabeza fragilidad en ese momento, dándole la bienvenida a mi coraje.

—No, no tengo tiempo para eso.

—Princesa te extraño tanto, ¿Qué puedo hacer para que me perdones?

—No hay nada que puedas hacer, el amor que yo sentía por tí, ya no existe.

—No me digas eso, por favor, yo sé que todavía sigues siendo mi niña.

—No digas tonterías. —Me apresuré soltando entre dientes— No sabes cuánto deseaba que me mostraras este amor antes, pero ahora ya no vale nada apaga mi. Desaparece de mi vida. —murmuré la última palabra casi en un hilo.

—Perdóname por hacerte tanto daño, mi amor, por favor, recordar cada una de las veces me hacen tanto daño.

Por primera vez en años, escuché el sollozo de papá.

—Solo quiero que mi princesita vuelva a decirme que quiere verme, daría mi vida por eso.

—Llegaste muy tarde Jungkook.

Mientras sostenía el teléfono junto a mi oreja, en un instante fugaz, una lágrima se deslizó silenciosamente por mi mejilla, sin que yo fuera consciente del momento exacto en que se había escapado. Sacudí mi cabeza en un gesto de negación, negándome a dejarme llevar por el sentimiento que me envolvía. 

—Mi princesa. Dame otra oportunidad mi amor, solo una más. Quiero ser el padre que siempre debiste tener.

—Siempre tuve un padre Jungkook, un verdadero papá, solo que nunca fuiste tú. Tengo un padre, asi que no te necesito más. —Solté cuando mi mirada se desvió al regalo sobre la mesa.

—Yo soy tu papá mi amor, eso no lo puede cambiar nadie. —El respondió con cierta desesperación en su voz mesclada con melancolía.

—Te equivocas, Yoongi es mi papá, es quien siempre estuvo al pendiente de mí y me dió su amor. No tienes ningún derecho a decir que eres mi papá, ni siquieras deberías llamarte así.

—Por mucho que me odies, no puedes decir cosas sin sentido. Tu unico padre soy y siempre seré yo. iÉl no es tu papá, soy yo!

La voz del otro lado de la llamada se transformó en un grito ahogado, mezclado con sollozos que resonaban en mis oídos. Cada palabra pronunciada estaba cargada de dolor y angustia, y sentí cómo esas emociones se transmitían a través de la línea telefónica, golpeándome directamente en el corazón.

—Y hasta el ultimo día de mi consciencia serás mi hija. Sé que él estuvo presente en cosas que yo no y aunque me cueste admitirlo, lo agradezco, pero jamás le permití ser el padre de mi hija. No trates de quitarme lo que me une a tí de por vida, mi sangre corre por tus venas mi niña. Eso nadie lo va a cambiar.

El torrente de emociones se desató en mi interior y las lágrimas comenzaron a brotar sin control, convirtiendo mi rostro en un mar de tristeza. Mi labio inferior temblaba, reflejo de la mezcla de dolor y coraje que sentía en ese momento. Mis cejas se fruncieron en un gesto de determinación, mientras apretaba con fuerza el teléfono en mi mano.

Sin pensarlo dos veces, dejé que las palabras salieran de mis labios, flotando en el aire.

—Te odio, Jungkook.

papá ausente -jjk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora