Capítulo 24

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Frente al edificio de mi departamento, esperaba a papá, ansiosa por descubrir que nos esperaba en el día. El frío comenzaba a ponerse, teñiendo el cielo de tonos suaves, así que me apoyé de mi abrigo. Finalmente, el auto se detuvo frente a mí y papá me saludó con una amplia sonrisa.

—Siete minutos tardes.  —Dije entrando al auto y me acomodé en el asiento. La música suave sonaba en la radio, creando una atmósfera relajante.

—Tuve que parar en un lugar.  —Se excuso tirando mi maleta en la parte de atrás.

—¿Dónde? —Pregunté con curiosidad, abrochándome el cinturón.

—Trabajo. 

—Prometiste que sería una semana de padre e hija, nada de trabajo.  —arrugue mi nariz.

—Lo sé.  —estiró su mano hacia mi rostro capturando uno de mis cachete— Solo estaba dejando todo en orden.

—Está bien, solo prométeme que eso no interrumpirá nuestra semana.  —papá rió suavemente y negó con su cabeza.

—Lo prometo.

—Ya lo prometiste. Si te veo haciendo alguna acción que tenga que ver con tu trabajo laboral me voy enojaré. —le advertí.

—De acuerdo, princesa. Lo prometo. 

—Bien, entonces, ¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa.

El viento acariciaba mi rostro mientras avanzábamos por la carretera. Observaba los paisajes que pasaban rápidamente a través de la ventana, tratando de adivinar hacia dónde nos dirigíamos. Papá, con su mirada llena de complicidad, parecía disfrutar de mi impaciencia.

La música se hizo más enérgica, y nuestras risas llenaron el auto. A medida que avanzábamos, podía sentir la emoción crecer dentro de mí. No importaba a dónde fuéramos, el simple hecho de compartir este momento especial con papá era suficiente para hacerme sonreír.

El auto se detuvo frente a una gasolinera que estaba en la carretera por la cual íbamos. Papá apagó el motor y me miró.

—Vuelo enseguida.

Asentí observándolo salir. Miré a mi alrededor, el tono velvet que tenía el interior del auto le daba un toque. Papá toda su vida había estado manejando en los autos más lujosos.

Miré la hora en mi teléfono sintiendo la emoción recorrer mi cuerpo. Mi mirada viajó a la parte superior del auto y con curiosidad mi vista se centralizó en el el espejo superior del copiloto. Una fotografía sobresalía.

Con gran curiosidad extendí mi mano abriendo el espejo, pero en vez de solo la foto caer, la foto cayó con un documento.

—Carajo.

Murmure pero con solo la curiosidad de observar la foto la tomé en mis manos. Una sonrisa se plasmó en mi rostro cuando me observé a mi misma en aquella ilustración. Hubiera podido contemplar con más tiempo la fotografía pero la puerta del copiloto fue abierta.

—Olvide mi billetera.  —papá agachó su cabeza para asomarla adentro.

—¿De dónde sacaste esta foto?  —le sonreí.

—La tomé de la casa de Yoongi.

Reí suavemente y mi vista cayó en el asiento, el documento estaba entreabierto.

—Ya mismo regreso. —tomó en sus manos el documento junto a su billetera, guardándolos en su bolsillo.

Después que papá regresara al auto, el trayecto continuó. Hablamos de todo un poco, aún así que me sentía asfixiada debido a lo rápido que hablaba, no me detuve. Parecía una persona que no había hablado en años. ¿Así se sentía tener una plática con tu padre? Mi corazón palpitaba cada vez que me daba cuenta que realmente me estaba prestando atención. Sin duda parecía una niña pequeña.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2023 ⏰

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