Eros y Psique.

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¡Buenas! ¿Desde donde y a que hora leen esto?

El primer mito que les traigo es Eros y Psique, uno de mis favoritos. ¡Espero les guste!

-X-

Los valyrios eran hermosos.

Todos los sabían. Con sus cabellos de oro y plata, y sus ojos en tonalidades violáceas, se decía que eran el pueblo más deslumbrante entre todos los que habitaban el mundo conocido.

Pero ni siquiera aquello explicaba porque Lucerys, de linaje valyrio aunque sin su apariencia, eran tan devastadoramente hermoso. Jace y Joff eran similares a él, con cabello castaño y ojos café, y jamás nadie componía canciones sobre ellos, o luchaba por el honor que ver su rostro. No tenían multitudes corriendo tras ellos, ni gente que estuviese dispuesta a clavarse un puñal si aquel fuese su deseo.

Lucerys sí. Jamás iba a solo a ningún sitio, ni siquiera dentro de Rocadragón, porque muchas veces hasta los mismos sirvientes habían querido sobrepasarse con él. Así que pasaba la mayor parte de sus días encerrado en su torre, lejos de todos los demás. Solo cuando volaba en Arrax tenía cierta libertad.

Era una vida triste y solitaria. Su madre hacía tiempo había partido a Desembarco del Rey con Daemon y la mayoría de sus hermanos, desde donde gobernaba con gran justicia y sabiduría, habiendo sucedido al rey Viserys. Sus únicos compañeros eran sus hermanos. Pero Jace era el príncipe de Rocadragón y Joff era el heredero de Marcaderiva, de manera que tampoco tenían mucho tiempo para él.

Y mientras, los pretendientes se aumentaban. Cada año eran más los que acudían a Desembarco del Rey y Rocadragón para solicitar la mano del príncipe, pero después de que Daemon Targaryen hiciese que Caraxes se comiese a Dalton Greyjoy y mandase a decapitar a Jasón Lannister por ser irrespetuosos, la mayoría se limitaba a enviar regalos. Eran cofres llenos de joyas, telas finísimas, piezas de oro, instrumentos musicales, flores, armas y buques. Y cientos de bardos que componían canciones y caballeros que se ponían a su servicio, sin que él jamás hubiese hecho nada para merecerlo.

Sin saberlo, aquello provoco la furia de una poderosa mujer y monarca extranjera. La Reina de Antigua, Alicent Hightower, se decía tenía una belleza como ninguna otra, mayor que cualquier valyrio, y su vanidad y riqueza habían crecido con los admiradores que la llenaban de elogios y regalos. No en vano, la llamaban la Diosa de la Belleza.

De un día para otro, sin embargo, todos esos admiradores se marcharon, enfocando su atención en el príncipe Lucerys. «Si, Alicent sigue siendo guapa», pensaron ellos. «Pero ya esta vieja y, encima, es viuda». Aquel último rasgo no resultaba atractivo en nadie.

Entonces mando a llamar a su hijo, el más fiel y guapo entre todos los que había tenido: el príncipe Aemond. También el más letal y feroz entre todos, alguien a quien todos los hombres temían, razón por la que como a su madre, también lo consideraban una deidad, el Dios de la Guerra.

-¿Has escuchado sobre Lucerys Velaryon?

-Es un príncipe de los Siete Reinos-afirmo Aemond con desinterés-. Uno de los bastardos de Rhaenyra Targaryen.

-¡Pues quiero que lo mates! ¿Todos dicen que es mejor y más hermoso que yo? Bien, veamos si piensan lo mismo cuando tenga la garganta abierta y este pálido como un cadáver. Se buen hijo, Aemond. Mata a Lucerys Velaryon por todos los agravios que me ha hecho.

En el fondo de su mente, el príncipe Aemond dudo de la sabiduría de aquella idea. Lucerys Velaryon era el hijo favorito de la reina Rhaenyra, y si era asesinado, su furia no conocería límites. Era cierto que entre Antigua y los Siete Reinos habían tenido varias guerras, en las cuales Aemond se había ganado su reputación, pero parecía una necedad arruinar su precario pacto de paz por aquella infantilidad.

Los Mitos de Lucerys y Aemond - Lucemond.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora