Colisión entre dos galaxias © (En físico) A.S. 1 🌸

Capítulo siete | Silencio entre de dos miradas bajo la lluvia

Feliz día a todas las escritoras <3

April

Capítulo siete | Silencio entre de dos miradas bajo la lluvia

Porque cada vez que me acerco demasiado,  

simplemente lo arruino — Gracie Abrams

Hacía dos semanas desde el encuentro del planetario con Everett y mi mente reproducía el roce de nuestras manos, como si fuera un evento canónico, acabando, sonrojándome y queriendo apartar ese sentimiento agridulce de mi corazón.

La reciente llamada de Robert me trajo de vuelta a la realidad, al preguntar si había considerado su oferta de comprar la galería y que estaba dispuesto a pagar más. Aún no había sido capaz de tomar una decisión y puse al corriente a Everett. Me sugirió ir a visitar la galería y acepte, proponiendo el miércoles. Es decir, hoy. Por ese era el motivo, Ann se había tirado media hora escogiendo un conjunto completamente negro, un vestido de mangas largas con escote de corazón, con unas mayas y botas con algo de tacón.

—Llévate la chaqueta de cuero y el paraguas, dicen que van a bajar las temperaturas y quizás llueve —comenta Ann desde la entrada.

—Gracias bonita—contesto mientras me pongo la chaqueta y miro a Noah y Hollie.

Me agacho hasta estar a su altura, sonriendo al ver sus pijamas con dibujitos de Disney. La semana pasada, empezamos a ver un maratón de las películas Disney. Nuestras favoritas fueron La sirenita, el Rey León, Aladín y Brave.

—Hoy os dará las buenas noches la tía Ann. Le podéis pedir que os lea cualquier cuento de la estantería. No regresaré tarde lo prometo.

—Ten cuidado maan —contesta Noah medio dormido.

—Lo tendré, os quiero mucho, muchísimo —susurro.

Los abrazo y corresponden más fuerte. Me levanto y abrazo a Ann.

—No tardaré —digo en su oreja.

—Ya lo has dicho y no pasa nada si regresas más tarde, Bee. Yo cuidaré de ellos.

Asiento y salgo por la puerta con nerviosísimo. Camino por las calles desérticas y poco iluminadas. Atravieso durante veinte minutos la avenida hasta llegar a un local haciendo esquina. A primera vista parece un comercio, sin embargo, detrás de sus persianas se esconde la galería. 

Aún sin rastro de Everett, reviso el correo verificando que habíamos quedado en la entrada. Aún faltan diez minutos. Quizás había llegado demasiado pronto. 

—¡April! —alzo la cabeza al escuchar su voz. —Buenas noches.

—Buenas noches, Everett.

—Quería llegar antes, sin embargo, lo hiciste tu antes. 

—Fueron escasos segundos de diferencia, no te preocupes. ¿Entramos? 

Asiente y rebusco en mis bolsillos las llaves. Abro el candado de la entrada y Everett me ayuda a levantar la persiana. Le doy las gracias y entramos dentro.

—Baja la persiana mientras apago la alarma. 

—De acuerdo.

Avanzo hasta la alarma y acerco el llavero que lo desactiva. Con la linterna del móvil encuentro el contador y enciendo las luces de todo el local. Hacía años que no entraba y no podía desenredar el dolor de mi corazón.