Cap. 12.- Amy

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— ¡Más a la izquierda! —Vuelve a quejarse con su horrible voz. Refunfuño de mala gana y suspiro.

— Hazlo tú si eres tan buena —susurro más para mí que para ella.

— No, así no. ¡Como si fueras una modelo! ¿Qué sucede contigo? —Y aquello es suficiente para hacerme molestar.

— ¿Qué sucede conmigo? —Grito. Suelto los vestidos los cuales caen a mis pies y me cruzo de brazos— Quizá pasa que... Ah, sí. ¡No soy uno de tus putos modelos, Williams!

— ¡Claro que no, con esa actitud nunca te daría trabajo!

— Gracias a nuestro padre que nunca necesitaré que me des trabajo. Eres peor que un grano en el culo.

Le saco el dedo del medio y ella copia mi acción antes de que la risa de unas modelos se haga escuchar.

— ¡A callar! —Ordenamos mi hermana y yo al mismo tiempo y las chicas detienen sus risas.

Oh, te explico. Amy me pidió escoger a las modelos para desfilar su nueva línea de ropa. Se estrena en una semana. Yo... busqué en Google cuál es el tipo de chicas que se buscan para los desfiles. Llevé a dos rubias, ambas altas, a mi parecer esbeltas, lindas, de buena genética. 

¿Qué hizo mi hermana? Joderme con que no, que esas no eran las mujeres que ella quería, que no buscaba personas de revista, que confiaba en mi buen gusto en mujeres para ese trabajo y yo busqué lo que todos buscan. En sus palabras... los Williams no somos como los demás.

Y me mandó a posar junto a sus vestidos, quizá como castigos. Al menos las rubias se quedaron y una de ellas ya me había invitado a salir. Malos gustos no tengo.

Me siento al borde de la pasarela y muevo mis pies, suspiro y unos minutos después siendo que alguien se sienta a mi lado. Volteo para observar a la nueva figura y sonrío cuando mis ojos se encuentran con los suyos. Esos lindos ojos marrones. 

No, ya quisiera yo que fuese Amanda, es mi tío Noé.

— Tío —menciono— ¿Por qué mamá no abortó a Amy? —Ríe.

— Tu hermana tiene un mal carácter, pero es el mismo que tienes tú, por eso se llevan mal. Es todo.

— No responde mi pregunta —me recuesto de forma exagerada sobre la pasarela, cubro mi rostro al sentir el suelo contra mi espalda.

— Siempre tienes a Bruno en caso desees convivir con otra persona.

— ¿Bruno? No, gracias. Mejor aguanto el humor que se trae Amy.

— ¿Por qué no te cae bien tu hermano menor? —Siento su figura recostándose a mi lado.

— No sé —. Si sé.

— Bien. Cambio de tema. ¿Qué hiciste el fin de semana? —Eso... eso significa que ya lo sabe todo.

— Fui a una fiesta de cumpleaños y salí al centro comercial, comí helado y compré un pony.

— ¿Con quién fuiste? —Mierda.

— Nora me acompañó a la fiesta.

— ¿Y por el helado?

— Puedo salir yo solo a hacer cosas. Gracias.

— Williams —. Es todo lo que dice y solo termino de convencerme. Lo sabe.

Se forma un gran silencio. Muy gran silencio. Gigante.

— Cuándo aprenderás —indica en forma de regaño.

— Si dices algo te mato, tío.

— ¿De qué me sirve? —Sonríe y se sienta. Copio su acción— Hablar está sobrevalorado, sobre todo si notas que estamos hechos para callarnos cosas y por ende guardar secretos.

La mentira.                                                   [Williams #3.5] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora