Hostal

13 4 0
                                    

¿No os ha pasado alguna vez que os dais cuenta de que, en realidad, no estáis haciendo nada con vuestra vida? Es decir, que vuestros días son una rutina repetitiva, que dejáis al tiempo pasar sin preocuparos por nada, que estáis perdiendo el amor por vosotros mismos... Cuando llegáis a ese punto, sí, al punto en el que no te sientes nada, es cuando abres los ojos y te preguntas... ¿quién soy? ¿qué estoy haciendo con mi vida? ¿qué es lo que realmente quiero?



- ¡Jhon! -gritó Nayeon entumecida.


- Te volaría los putos sesos, sin pensarlo -dijo Jhon mientras guardaba su pistola y se daba la vuelta para incorporarse en el asiento. 



- ¡Chicos! -gritó Mina desde el asiento del copiloto.


Wonho seguía conduciendo, mientras el ambiente en el vehículo estaba siendo letal. Era tanta la presión que había ahí dentro, que incluso Mina estaba sudando.


Empezó a oscurecer, y los coches seguían en una ''carrera'' que nunca acababa.


- ¿Quiénes son? ¡Joder! -dije mientras miraba por la ventanilla de la furgoneta.


- No lo sabemos... ¡Tenemos que hacer algo! -contestó Mina.


- Wonho, baja la velocidad -ordené.


No hacía caso, estaba rígido sosteniendo el volante y bañado en su propio sudor.


- ¡Wonho! -grité. Mina, rápidamente, se apoderó del volante y el vehículo empezó a hacer una especie de ''s''.


- ¡Sacad las pistolas! ¡Disparadles! -ordené mientras rompía con una metralleta el cristal trasero.


Wonho bajó la velocidad mientras que los coches se empezaron a aproximar rápidamente hacia nosotros.


Jhon y yo disparábamos sin conseguir mucho, ya que aunque cada vez estaban más cerca de nosotros, el pánico se adueñaba de nuestro pulso.


De pronto, los dos coches hicieron una especie de ''pasillo'' entre ellos y cambiaron la marcha. La carretera no era lo suficientemente grande como para que los 3 vehículos se situasen en el mismo carril, así que evidentemente, como no se nos ocurriese algo, iba a haber un accidente y de los grandes.


- ¡Wonho! -grité mientras cambiaba la munición.


Los coches empezaron a acelerar. Cada vez estaban más cerca de nosotros, y por fin pude visualizar quiénes había ahí dentro. Uno de los coches lo conducía un hombre de color, calvo y bastante musculado; de copiloto traía a una chica pelirroja que aparentaba ser bastante mayor que nosotros. En el coche gris, el que estaba a la derecha, su conductor era un hombre canoso con poco pelo y la expresión de su cara indicaba que querían acabar con nosotros.


- ¡Frena! ¡WONHO FRENA YAAAAAA!


Frenó y yo caí chocándome contra algunos de los cristales rotos que habían caído al suelo.

Apocalipsis final | 2YEON adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora