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El destino era algo impredecible, un día podías estar detestando a una persona que te causo mucho daño y al otro día estás tomado de su brazo en una cena

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El destino era algo impredecible, un día podías estar detestando a una persona que te causo mucho daño y al otro día estás tomado de su brazo en una cena.

Ninguno  de los dos sabian ciertamente lo que estaban haciendo y el por qué estaban ahí, solo sabían que ya no había vuelta atrás.

Lo único que tenían claro era que la noche no acabaría nada bien, o bueno eso lo diría el destino o la suerte...

La atención de todos cayó en la pareja y con ello los murmullos comenzaron.

“La Ministra de Magia con Harry Potter”

Bella ya se imaginaba los titulares de los periódicos del día siguiente.

Inmediatamente un mesero se hacerco a la pareja y los llevo a una mesa que tenía el nombre de Bella Tonks.

Los dos se acomodaron en sus asientos y durante algunos minutos no dijieron nada y solo se dispusieron a disfrutar del ambiente relajado. La música de fondo era agradable.

La gente seguía llegando, varias personas que pasaban por enfrente de la mesa saludaban a la Ministra y a Harry Potter, los dos solo se limitaban a pronunciar buenas noches, pero también otros los saludaban con las intenciones de querer tomar asiento con ellos.

—¿La señorita Ginny no se enojo de que hoy usted me acompañará a esta cena?—hablo Bella curiosa.

El chico nego con la cabeza.

—Todavia no nos comprometemos—murmuro el.

Ella alzó la ceja.

—Pues voy a tener que felicitarlos—sonrio amargamente.—Usted y Ginny Weasley hacen una gran pareja.

—Supongo que venimos a esta cena por Draco ¿no?—frunció el ceño.—Las atenciones que ciertamente le a otorgado no se le da a cualquier.

—Honestamente me conviene Malfoy, tiene dinero, magnífica posición, es un caballero.

—¿Está interesado en el?

Realmente no tenía ningún interés por el hombre, pero si en algún momento tenía la oportunidad podría cambiar de opinión, claro lo tendría que pensar mucho

Bella ya había llegado a pensar en que el quería llamar su atención, si no ¿por qué había insistido tanto en que fuera a la cena? Ciertamente su insistencia le causaba conflicto, debía de haber un motivo.

—Tal vez—respondio dudosa.—Eso lo podría definir hoy.

—Supongo que bromea—fruncio el ceño confundido.

—Supone mal—aclaro.

—¿Entonces para que me invitó?

—Usted está aquí porque quiso—le recordó.

𝐎𝐁𝐋𝐈𝐕𝐈𝐀𝐓𝐄 ; WIZARDING WORLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora