𝙸𝚗𝚍𝚎𝚌𝚎𝚗𝚝𝚎 𝙼𝚒𝚜𝚒𝚘́𝚗-ᵏᵃᵗᶻᵘᵈᵉᵏᵘ

#08

La pecosa estaba sentada siendo alimentada por ese tipo pelirrojo, era la única opción que le habían dado hasta ese momento y realmente no estaba tan mal como pensó, de hecho le habían tratado muy bien, quitado el hecho de que estaba atada a una silla, todo había sido muy hogareño y el pelirrojo era demasiado amable para ser un villano despiadado como lo era Red Rahiot.

— ¿Estás bien? — pregunto el pelirrojo mirando a la pecosa perdida en sus pensamientos.

— ¿Eh? Oh yo... Si estoy bien — afirmó la pecosa, el mayor dejo de lado el plato de comida para sonreírle cálidamente.

— Es solo que... Tenía la comida frente a ti desde hace rato y no me hacías caso — la menor se sonrojo avergonzada ante eso, así que solo aparto la mirada — hey ¿Te sonrojaste?

— ¡N-no me pasó tal cosa! — grito sonrojada hasta las orejas, miro a otro lado e nuevo con una cara de molestia y mordiendo su labio inferior, mientras el contrario solo rio.

— Tranquila, digamos que estoy acostumbrado a tratar con personas como tú... Parece que no se preocupan por los demás, pero siempre lo hacen — el pelirrojo continuo riendo.

— N-no le veo lo gracioso...

— Ya... Yamikumo-Ssn ¿Recuerdas que querías hablar con Bakugo? ¿Sin cuerdas, ni ataduras? — la menor asintió — bueno, lo logré, parece que si te dará una oportunidad de hablar con él sin algo que te retenga — la menor le miro sorprendida ¡Lo había logrado! ¡Le daría una paliza a ese imbécil y luego se largaria con él a la comisaría para meterlo preso y... — solo hay una condición.

— ¿Y cuál es?

— Que tú don sea por completo anulado y que no tengas ninguna pertenencia que pueda parecer amenazante.

— Si es así, quítame las ahora, no tengo nada amenazante aquí — aseguro la pecosa, el pelirrojo se acercó con confianza y comenzó a ver.

— Bien, comencemos por tu pulsera — y ahí todo se fue abajo para la menor.

— Carajo, carajo, carajo — Todoroki daba vueltas por toda su oficina no tenía duda alguna de que Ochako era la traidora, pero Dios, no era como que pudiera hacer mucho, lo más que haría era tratar de sacarle información y llevarla a la policía por conspirar con villanos haciéndola s ella uno también, pero... ¿Y si no conseguía información? La castaña podía simplemente no hablar — puta mierda.

— Oye Todoroki-Kun... — el bicolor vio con desgane a Iida que tenía una carpeta en manos.

— ¿Qué sucede Iida? No estoy en mi mejor momento — afirmó el bicolor suspirando

— Pues esto te subirá los ánimos, te lo aseguro — el bicolor le miro con desgane — encontramos s Midoriya — y ahí los ánimos subieron para el bicolor.

La pecosa estaba por completo nerviosa, había terminado por gritarle a Kirishima y ahora esperaba a Bakugo atada aún a la silla, era la única opción que le había quedado luego de que casi se revelará su identidad, no podía permitirse eso h que lo asesinaran ahí mismo.