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Segundo día de trabajo. Aplicaría el consejo de su amigo y le hablaría al chico que, por cierto, acababa de pasar por su lado.

- ¡Oh, hey! - dijo un poco fuerte, esperando que el chico volteara a verlo, pero no funcionó - vaya, no funcionó. ¿Quizás pensó que era para alguien más?

- ¿Quién pensó que era para alguien más? - preguntó una voz detrás suyo, haciendo que saltara en su lugar.

- Taehyun, hola y...

- Sunghoon, trabajo en la barra.

- Un gusto, Sunghoon.

- Igualmente.

- Por cierto, ¿de casualidad tienen consolas de sonido?

- ¿Para qué quieres algo así? - preguntó Taehyun - ya tienes micrófono.

- Para que se escuche aún más mi guitarra y eso.

- Sí tenemos - dijo Sunghoon - ven conmigo, te ayudaré a acomodarlas.

- Muchas gracias.

Caminaron hasta la zona de tatuajes en dónde se encontraba una chica organizando lo que parecia ser un libro de diseños, seguramente de sus trabajos.

- Hanni, ¿tienes las llaves del armario?

- Hola Sunghoon, hola chico nuevo.

- Me llamo Soobin, un gusto.

- Bueno, Soobin, soy Hanni. Si te quieres hacer un tatuaje en algún momento, ven a buscarme.

- Lo tendré en cuenta.

- Las llaves no serán necesarias. El armario está abierto porque Yunjin lo estaba limpiando.

- Ok, gracias - dijo Sunghoon antes de hacerle una señal a Soobin para que le siguiera - bien, aquí están. Vamos a acomodarlas rápido, porque en nada llega la gente.

Una vez que terminaron de arreglar el escenario, el público empezó a llegar y, por supuesto, Soobin empezó su función cantando con entusiasmo, tratando nuevamente de llamar la atención del castaño que sonreía ampliamente mientras atendía a las personas que llegaban.

Otra vez no lo logro, empezaba a desanimarse. ¿Era tan difícil llamar la atención de un chico?

- Bien, lo intentaré mañana otra vez.

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Tercer día y esta vez decidió traer luces de colores, la noche anterior había visto en internet que llamaban la atención de la gente rápidamente. Nuevamente, un gran espectáculo por parte del artista y cero atención por parte del castaño.

- De verdad no sé qué hacer - le decía a su amigo, quien quería estallar de risa desde el otro lado de la linea- Kai, te juro que intenté de todo. Le hablé, pero ni siquiera me volteó a mirar, utilicé consolas e incluso luces de colores, ahora voy a comprar una cabeza de tiburón de peluche, dicen que es un disfraz gracioso y que las cosas graciosas llaman la atención.

- No puedo creer que estés tan desesperado, pero supongo que ya sabes su nombre, ¿verdad?

- ...

- ¿No le preguntaste al menos a tus otros compañeros de trabajo?

- No lo pensé.

- Claro que no lo pensaste, genio. ¿Qué sería de tu vida sin mí?

El pelinegro rodó los ojos con fastidio - Lo que sea, voy a averiguar su nombre mañana y de paso hablaré con él.

- ¡Suerte!

- Gracias.

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- Hanni, hola, ¿cómo estás?

- Hey, ¿qué tal todo, Soobin?

- Bien, gracias por preguntar. Oye, de casualidad sabes el nombre de un chico castaño, con una sonrisa bonita, alto y delgado, que trabaja aquí, por cierto.

- Bueno... - pensó por un momento, intentando dar con las referencias dadas por el chico que tenía enfrente - ¿Podría ser que me estés hablando de Beomgyu?

- ¿Se llama Beomgyu entonces?

- Sí, si es quien creo, entonces sí.

- Gracias, me acabas de ayudar un montón.

- Está bien, y ¿para qué es la cabeza de tiburón de peluche? - preguntó extrañada.

- Pensé que sería divertido usarla, jaja.

- Si tú lo dices.

Caminó hasta el escenario y justo frente a él pasó el lindo chico que venía llegando al trabajo.

- Hey, hola, Beomgyu.

Fue ignorado por completo. ¿Quizás no se llamaba Beomgyu y Hanni se confundió de persona? Como sea, entonces ahora usaría el plan B.

El show comenzó y realmente la cabeza de tiburón de peluche fue útil, ya que mucha gente comenzó a hablar de lo creativo que era el pelinegro en sus presentaciones, pero el chico nunca lo volteó a mirar. Esa noche regresó a su casa frustrado y triste; nunca imaginó que intentar llamar la atención de alguien sería tan difícil.

Sirena - soogyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora