La lluvia caía a las afueras, adentro de la casa todo seguía igual, Poe ya no estaba en el escenario al igual que su mascota. Solo Ranpo como el que todo lo ve pero incapaz de saber quién es el responsable de su muerte.
—Hija, Poe dijo que botes esto..—le entrego un pañuelo.
—Pero madre, ese es el que utilizaste para....
—No lo digas, para ya!—comenzó a exaltarse.
Entonces, tocaron el timbre, era él mismo sujeto entrando y siendo recibido por la madre.
—Vengo a asegurarme que todas estén bien..—dijo cortésmente—no llore señora, su hijo... descansa ahora en paz. Le doy mi palabra que yo siempre lo amaré.
—Ranpo... que hiciste para que merezcas la muerte, que hiciste...
—¿Que tal si la acompaño a guardar las cosas de mi esposo?
—Se lo agradeceria mucho, señor Poe. Es usted un buen caballero, por casualidad, ¿no le interesaría casarse con Gretell?—se referia a su hija.
—Oh, no podría.. Le juré mi amor eterno a su hijo mayor, lo lamento pero debo cumplir mis votos hasta la... muerte.
—¡Ahh mi pobre Gretell, siempre será una miserable soltera!
—Pare ya señora, se hará daño..
La hermana de Ranpo no decía nada, solo observaba los lamentos de su madre y como su cuñado le miraba de vez en cuanto.
Ranpo aunque queria decir algo, no podia, era un observador en busca de respuestas pero nada la parecia extraño, solo era una familia la cual aun no aceptaba la muerte de su familiar.
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Cerró los ojos, exahusto pues el cuento en el que estaba era muy complicado de acertar quién era el culpable dentro de todos los presentes.
"Duda de aquellos que llamas familia" recordó entonces las palabras de Poe antes de irse.
Pero, a la mente se le venia el presidente, imposible que sea el. Por lo tanto tenía que aceptar a su nueva familia ficticia, sospechaba un poco más cuando escucho decir:
—Ahora el contrato de la empresa, pasará a mis manos, ¿no es así?—preguntó.
—Así es Gretell. Estoy ansiosa de verte como la nueva imagen de la empresa de tu padre, es un orgullo como madre, pero—empezó a desbordarse de nostalgia—tu hermano, lo hubiera hecho mejor..
—¿¡Estás de nuevo con eso!?—dijo enfadada.
—Pero Gretell, no me grites...
—Deja de decirmelo siempre, esa vez...
Y justo cuando iba a decirlo, la escena cambio. Ahora estaba en una oficina elegante, Gretell, su hermana, estaba sentada observando el paisaje desde el cristal.
