La Hija Oculta [Sasuke Uchiha / Kiba Inuzuka X OC] (Naruto)

008. Sobreprotectores

Mahara corrió hacia Kiba alegremente hasta notar que tenía la cabeza agachada con una expresión de decepción en su rostro. Akamaru tampoco no había saltado de la cabeza de Kiba para unirse a Yuki. Yuki noto que ambos estaban tristes, pero Akamaru estaba triste porque Kiba lo estaba.

—¿Estás bien?—. Le pregunto Mahara preocupada. Kiba la miró de golpe con un rostro sorprendido, como si no hubiera esperado que ella estuviera ahí.

—Si, estoy bien—. Dijo Kiba en un tono neutral. Mahara aun lo notaba raro.

—¿Cómo están los demás?—. Le preguntó ella.

—Naruto y los demás se encuentran bien—. Respondió él. Akamaru saltó de la cabeza de Kiba y cayó junto a Yuki. Mahara noto la bolsa de papel que traía Kiba consigo.

—¿Qué es eso?—. Pregunto ella curiosa mientras la tomaba de sus manos y la abría.

—Son dangos, para ti—. Respondió Kiba. Una sonrisa gigante apareció en su rostro.

—¡Muchas gracias, Kiba! ¡Eres muy amable!—. Le agradeció Mahara junto con un abrazo. Kiba se dejó llevar, sonrió y le devolvió el abrazo. Olvidando por qué estaba molesto en primer lugar.

—Tal vez están un poco derretidos—. Se excuso Kiba mientras Mahara tomaba uno de los dangos y se lo llevaba a la boca. Ella no se quejaría aunque tuviera la consistencia de un chicle. Por suerte los dangos aún eran comestibles.
—Se derritieron por qué te estaba buscando—. Explicó él.

—Oh, lo siento mucho, es que estaba con Sasuke así que no te preocupes—. Explicó Mahara con una sonrisa. El canino miró a Sasuke por encima del hombro de Mahara. Le hervía la sangre con solo verlo. "Me voy a preocupar por que ese es el problema" pensó molesto.

—No me agrada la idea de que pases tiempo con él—. Declaró Kiba molesto en un susurro para que solo ella pudiera escucharlo.

—Lo entiendo, pero hicimos las paces y estamos bien. Somos amigos—. Explicó Mahara de forma tranquila.

—Él no es de fiar—. Ladro Kiba. Mahara sin saber que decir, solo agacho la cabeza. De pronto, sintió que una mano se posó en su hombro. Era Sasuke.

—¿Quién no es de fiar?—. Pregunto Sasuke.

—¡Tú no eres de fiar!—. Le ladro Kiba molesto. Akamaru y Yuki dejaron de jugar para mirar a sus dueños.

—¿Y por que tu si serias de fiar? No la conoces lo suficiente—. Dijo Sasuke.

—¡La conocimos el mismo día!—. Exclamó Kiba manifestando lo obvio.

—Además, ella confía en mí porque yo soy quien la protege—. Dijo Kiba tomando la muñeca de la chica, pero Sasuke la jalo de su cintura. Mahara estaba muy confundida con lo que estaba sucediendo. Yuki miraba a ambos chicos como si de un partido de tenis se tratara.

—Si tu eres el quien la protege, ¿dónde estabas cuando casi muere de frío en medio de la noche?—. Pregunto el pelinegro molesto mientras lo retaba con la mirada. Kiba sorprendido miró a Mahara preguntandose a qué se refería su rival, pero luego le devolvió la mirada a Sasuke.

—¿Ah sí? ¿Y donde estabas tu cuando una serpiente gigante atacó su casa?—. Pregunto Kiba de vuelta. Mahara se soltó de ambos chicos.

—Vamos chicos, no se peleen, por favor—. Pidió Mahara con calma.

—Podemos protegernos entre todos—. Explicó tratando de aligerar la situación junto a una sonrisa incómoda.

—¡No dejare que este idiota te proteja!—. Exclamaron al mismo tiempo. Kiba y Sasuke parecían dos gatos callejeros que estaban a punto de pelearse sobre el techo de una casa a las 3 de la mañana. Mahara los tuvo que separar para evitar que la pelea escalara.