Noche Buena.

599 46 7
                                    


Pasado unas semanas, había aprobado los exámenes finales de diciembre, eso al menos eran buenas noticias, aun tendria su beca, solo tenia que esperar unos meses mas para la graduación y asi irse de alli, quizás volver a Francia y entrar a la universidad ahí o tal vez, en estados unidos. Pero ahora no había tiempo para ello.

Estaban de vacaciones, por lo tanto lo único que hacia era "trabajar" o mas bien, follar con Madara, este le pagaba bien, eso era algo positivo, pero no quería pensar en eso como algo "bueno" odiaba ser penetrada por un hombre por lo cual no sentía nada. Quizás mujeres que se dedicaran a eso, a la prostitucion, verían a Madara como un pez gordo, millonario y guapo, pero ella lo veía de otra manera. Como un hombre que abusaba de ella y sacaba provecho de su sufrimiento.

Miro la tarjeta que Sasuke le dio hace algunas semanas, luego miro la puerta de ese apartamento, que mas bien era un consultorio psicológico. No pensó en ir, de hecho, no tenia ganas.

Se muerde los labios. Juega con la tarjeta y sus dedos. Suspira.

Pero pedir ayuda es de valientes. A veces nuestros problemas nos sobre pasan, y ella tenia MUCHOS, y casi todos afectaban su salud mental.

Tenia cita en 5 minutos así que decide tocar el timbre. Espera y se escucha claramente como la puerta se abre y deja ver a una anciana.

-¿Sakura, cierto? Ven, pasa. Y ponte cómoda.

.

Estaba solo en la oficina, esperando por Madara. En sus manos llevaba un sobre, bastante gordo, que en su interior estaban un montón de billetes de 100.

Por fin, por fin saldaría su deuda y se iría de ese lugar. Del dinero que Sakura le daba, guardaba para poder irse también. Madara le estaba pagando bastante bien a su hija, lo suficiente como para el ahorrar y pagarle a ese hombre.

¿Le importaba si Sakura se llegara a enterar de la verdad? En lo mas mínimo. ¿Le importaba si la chica sufría? En lo mas mínimo. ¿Le importaba si la chica lo odiaría? En lo mas mínimo.

Este empieza a reírse a carcajadas, su pequeña hija era tan ingenua. Pero ese no era su problema. El se salió con la suya.

O eso creía...

-Kizashi, cuantos días sin verte. -Madara entra por la gran puerta de madera a su despacho con esa típica sonrisa llena de malicia que lo caracterizaba, y junto a el, Kabuto, como siempre.

-Vengo a traerte la ultima parte del dinero. -Dice Kizashi sin rodeos. Ya tenia ganas de irse de allí.

Madara mira el sobre blanco que esta encima de su mesa de madera, lo coge y se lo da a Kabuto, este lo toma entre sus manos y luego las coloca detrás de su espalda. -¿No miraras si esta completo? -Pregunta Haruno arqueando una ceja.

-No, la verdad es que se que no me estafarías. De ser así, sabes cual seria tu destino. -Dice el azabache mientras se servía su típico vaso de Whisky con una piedra de hielo.

El padre de Sakura traga saliva, porque sabe que con el hombre que tenia en frente no se jugaba, sino, el destino era uno solo: La muerte.

-¿Cómo esta nuestra pequeña Sakura?

-La verdad, como siempre. Desde que empezó a "trabajar" -las comillas imaginarias las imitaba con sus dedos -Se le ve agotada. Pero...

-¿Pero que? -Pregunta Madara mientras bebía de su whisky sin apartar la mirada del Haruno.

-Escuche de ella que iría al Psicólogo, estaba hablando con alguien, bueno, quizás era una nota de voz, ya sabes, de esas de Whatsapp. De hecho, Madara.... -Este sonríe de lado.

INOCENCIA  INTERRUMPIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora