INOCENCIA INTERRUMPIDA

Malicia.

Los gemidos hacen eco, los vidrios empañados y las gotas de lluvia se escuchan chocar contra el auto. Ambos llegan al orgasmo y ella se lanza en el puesto de copiloto. Se acomoda el cabello y el su pantalón. 

—Esa tal chica Sakura, la nueva. He hablado con ella hoy. Somos amigas…—Karin desliza su dedo por sus labios arreglando su pintura de labio. Ella sonríe maléfica.

Suigetsu la observa y sonríe de lado.  Conocía muy bien a la pelirroja.—No la vayas a perjudicar, cariño. No se le ve mala persona, es hasta tierna.

Ella lo mira—Suigetsu, ya sabes como son esas chicas con su pinta de tímidas.  Son las peores.

—Hablas como si te preocupara que Sasuke se fijará en ella—Dijo Burlón. Debido a la situación en la que ella y él  se encontraban ahora mismo.

No era nuevo que Karin era una chica que muchos deseaban. Era hija de un diplomático importante, muchos querían su amistad pero pocos la conseguían , aunque no  se perdían de algo interesante. Aquella chica era capaz de cualquier cosa, capaz de sacar de su camino a quién se interpusiera. Sabía cómo hacerle daño a las personas sin importarle y con la mayor intención. 

—Sasuke es lo que menos me preocupa. Conozco a mi novio, no sea lía con becadas. Eso dañaría su reputación.

Suigetsu solo permaneció en silencio, pero tenía conocimiento de la apuesta que los mejores amigos hicieron el día anterior. Todos los presentes habían prometido no decir ni una sola palabra a nadie. Además, le convenía que Sasuke mantuviera su mente distraída tratando de conquistar a la ojos jade, así el tendría a tiempo de sobra con Karin.

Todos se mentían, todos competían, todos eran tóxicos y yo era la presa de un círculo de lobos.

Todos eran capaces de hacerse daño con tal de conseguir lo que querían. No respetaban sus años de amistad. Todos eran dañinos.

Incluso los más sinceros y buenos, terminaban atrapados en ese juego de mentiras.

Ella aun no entendía el por qué siempre terminaba en su cuarto, o en cualquier otro lugar. Pero le gustaba la manera en que el la trataba, y no precisamente era dulce y tierno.

Se sentía bastante mal después de terminar el acto sexual, no sólo porque era infiel, sino que le era infiel con el mejor amigo de su novio. Era como un cuñado para ella.

Lo ve ponerse el pantalón sin subirse la cremallera ni amarrarse la correa, prende un cigarrillo y se vuelve acostar en la cama con el brazo detrás de su cabeza. Su rostro sereno, exhalando la nicotina mientras ve televisión.

¿Cómo es que llego a ese punto? Siendo ella la buena del grupo, la tímida y buena gente, ahora era una infiel, una mentirosa. No era tan distinta a Karin y sus amigas.

Siempre sucedía lo mismo, después de entregarse a el la consciencia la atormentaba por días y le costaba dormir, concentrarse y luego mirar a su novio a los ojos.

—¿Dónde piensa Naruto que estas?

—En clases de ballet. —ella termina de arreglar su cabello.

—¿Y tu profesor de ballet dónde piensa que estas?

—Terminando un proyecto escolar.

El suelta su típico monosílabo. Era increíble como aquella dulce chica podía ingeniárselas para mentir, bastante impresionante. Nunca pensó que ella podría ser ese tipo de chicas, pero no estaba mal. Siendo ella la que mentía todos le creerían debido a su personalidad tan gentil. Aunque en muchas oportunidades se sentía algo incómodo, estaba tirándose  a la novia de su mejor amigo y la convertía  poco a poco en otra persona, sin obligarla.