Fiesta en la playa

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—¡Nanami! —Antes de que el aludido pudiera voltear, sintió el peso del brazo que conocía perfectamente, caer sobre su hombro. Se cruzó de brazos, manteniendo su portafolio firme contra sí. Se negaba a compartir más apuntes con Gojō Satoru.

—Gojō.

—Que frío, hombre —Satoru continúa invadiendo su espacio personal, los anteojos se resbalan con el movimiento, dejando ver parcialmente sus ojos azules, Nanami podría intentar librarse de su agarre, pero siempre llega con un poco de tiempo de sobra. 

—¿Qué es lo que quieres? —Si suena más rudo de lo que debería (joder, la semana de parciales le está haciendo mal, junto con sus horas sin dormir lo suficiente), el peliblanco no dice nada, pero su sonrisa se amplía. Por supuesto que no desea los apuntes de Nanami, esto debe ser algo más.

El peso en su hombro desaparece, Gojō se estira, lleva ambos brazos detrás de su cabeza y vuelve a mirarlo. —Estoy... organizando una fiesta.

La respuesta es automática: no. Pero Satoru parece saberlo, porque rápidamente levanta una mano pidiéndole silencio, que espere.

Nanami —arrastra la 'i' y su tono parece casi una súplica—. Necesito que invites a tu amigo.

Él no tiene que hacer muchos cálculos para entender a quién se refiere. —Getō. —Menciona y la sonrisa de Satoru se amplía, Nanami lleva una mano a sus lentes que lleva puesto el día de hoy; se desveló estudiando y sus ojos arden.

Getō Suguru se ha vuelto el sujeto por el que ha escuchado a Satoru suspirar más de una vez, lo conoció accidentalmente por culpa de Nanami. En realidad, Getō es una persona agradable y comparten el mismo gusto por libros similares; estaba en su extraescolar obligatoria de club de lectura y en el grupo conversacional de inglés —que Gojō rechazó participar—.

Satoru lo había esperado fuera del edificio de extraescolares junto a Shōko, tenían un proyecto en común y era el primer día libre de Shōko de tareas, así que les haría compañía durante unas horas. Nanami estaba bajado las escaleras al lado de Suguru; él estaba hablando acerca de la película que sus hermanas menores lo hicieron ver y Kento estaba a punto de sugerirle otra película que podía disfrutar él y que probablemente las niñas también, cuando escuchó su nombre siendo gritado.

Volteó y Gojō le regresó la mirada, solo para desviarse rápidamente a su acompañante. Nanami y Shōko no se perdieron la forma en la que la mirada de Satoru se demoró en Getō, incluso cuando fueron presentados.

¿No quieres venir con nosotros? le había preguntado, justo en el momento en el que Suguru había sacado su celular y parecía estar leyendo algo.

Lo siento, debo irme escribió algo, sus ojos se posaron después en Nanami—. Te mandaré la copia de la actividad de hoy luego su mirada pasó rápido por Satoru y Shōko—. Nos vemos y se marchó.

Y desde entonces, Satoru no había perdido oportunidad de acompañar a Nanami hasta el edifico o incluso esperarlo después de clase para tener la oportunidad de mirar a Suguru; no teniendo mucho éxito. También había intentado conseguir su número asaltando el celular de Nanami (tuvo menos éxito). Lo ha abordado un par de veces, Suguru le ha comentado, pero el pelinegro en esas ocasiones llegaba tarde y tuvo que saludar a la lejanía.

Es gracioso.

Excepto para Satoru, por supuesto.

—¡Por favor, Nanami! —Gojō hace un gran gesto, lo suficiente para que algunos volteen a ver a dos estudiantes de negocios parados en medio del pastillo principal—. Puedo invitar a quién quieras —ofrece. Le sonríe, la misma sonrisa que es todo negocios y nada de negativas.

Alba (Satosugu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora