Historias y One- Shot de Narcissa Malfoy Black

Paz y tranquilidad con la política de sangre pura

Harry escondió una pequeña sonrisa mientras estaba castigado. Había una tensión palpable en el aire mientras Bella caminaba de un lado a otro en el otro lado de la habitación. La causa fueron los otros tres estudiantes junto con él. Hasta ahora, había podido programar su tiempo con ella aparte de los demás. Flitwick pisoteó eso al asignar a un par de alborotadores detención con Bella específicamente durante la próxima semana.

Los tres estaban en el club de duelo y habían mostrado una inclinación no sólo por hacer alarde, sino también por herir intencionalmente a otros estudiantes. Encontrarían a aquellos con menos habilidades y los utilizarían como compañeros durante el día. Luego procederían a golpearlos con el pretexto de "enseñarles" técnicas avanzadas.

Si bien Bellatrix no estaba adscrita al Club de Duelo, era conocida por su destreza con la varita. Flitwick le había pedido cortésmente que se encargara de su detención.

Bella había estado de acuerdo. Tenía debilidad por el medio duende, aunque nunca lo admitiría. Hoy era su primera detención y Harry pensó que era muy gracioso. No eran nadie a quien reconociera. Dos de cuarto año y un quinto de Ravenclaw, otra razón por la que Flitwick había sido tan duro.

Uno de los estudiantes estaba actualmente fuera del conteo, el otro estaba sentado a su lado pálido y sudando, mientras que el tercero estaba de pie en la plataforma de duelo como un hombre esperando su ejecución.

"¿Bien?" Bellatrix gritó. "¡Manos a la obra!"

El estudiante se estremeció. Levantó una varita temblorosa y trató de lanzar algo. Parecía que podría haber sido una maravilla. El hechizo se desvaneció antes de llegar a la mitad del camino en la plataforma. Hizo una mueca y esperó el inevitable dolor.

"Sentarse." Ordenó Bellatrix.

El chico lo hizo, justo en el acto.

"En la banca." Bellatrix fulminó con la mirada al chico.

El Ravenclaw que quedaba al lado de Harry parecía estar a punto de desmayarse.

Su voz se había suavizado y adquirido un tono dulce. Ahora le llegó el turno al miedo. Bella revivió al estudiante caído. Fue a reunirse con sus compañeros sin necesidad de que se lo dijeran.

"Harry." Ella le sonrió dulcemente. "Por favor, únete a mí en la plataforma".

Harry se puso de pie de un salto. Sacudió sus músculos y dejó escapar el aliento. Bella esperó pacientemente en posición mientras él entraba en su lugar.

"Ahora." Dirigió su atención al trío. "El señor Potter te mostrará cómo ser un mago en duelos de clases".

Bella lo miró a los ojos. Ella asintió, la señal para comenzar el duelo. No se molestó en ponerse un escudo; podría atravesarlo con un par de hechizos. Harry se movió hacia un lado, deslizando un pie detrás del otro y girando hacia un lado para presentar un objetivo más pequeño. Un giro de su varita convocó media docena de ciclones del ancho de una escoba y los envió hacia Bellatrix. Giraron a lo largo de la plataforma como distracción. Su andanada de hechizos los derribó en cuestión de momentos. Podía sentir el aire crepitar con electricidad que había llegado a asociar con una variante del hechizo aturdidor que a Bella le gustaba usar. Era el equivalente mágico de una Taser. A diferencia de un aturdidor, el objetivo permaneció consciente el tiempo suficiente para que todo su cuerpo sufriera una descarga de dolor intenso antes de caer. Todavía quedaba una carga residual cuando la persona era revivida, lo que hacía que su regreso al combate fuera un proceso mucho más largo. Lo había desarrollado cuando Dumbledore le prohibió enseñar a sus estudiantes hechizos mortales.

La vista ya no estaba obstruida con los ciclones desterrados. Harry levantó tiras de la plataforma en el aire, las transmutó en arcilla y las lanzó hacia abajo a diferentes alturas. Había descubierto que, en momentos aleatorios, le venían a la mente nuevos hechizos en medio de las cosas. Harry lo atribuyó al cambio con los años de tener un profesor competente de DADA. El problema era que eso significaba que Bellatrix era quien le había enseñado los hechizos. Ella sabía cómo contrarrestarlos y desentrañarlos de una manera que él no.