B'6; las palabras.

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Habían pasado 4 días de nuestro(s) beso(s), y ya se cumplían 15 días acá. La mitad de mi estadía, ya decidido oficialmente.

Desperté y tomé mis medicamentos porque, obviamente después de lo que pasó, también enfermé. Aunque ya me sentía bastante mejor y por eso decidí ir a tomar algo a la playa.

—Creo que los medicamentos con alcohol no hacen efecto —oí de una voz muy cerca de mi oreja. Me exalté un poco producto del susto pero rápidamente me reí porque conocía la voz y sabía a quién pertenecía.

—Vamos a fingir demencia —dije riendo. Él se acercó y dejó un beso en mi frente para luego sentarse a mi lado.— ¿Recién llegas? —asintió— duro despertarse temprano.

—Algo —inclinó la cabeza— creo que fue porque es la primera noche desde que enfermé que pude dormir completamente bien —festejó y yo carcajeé.— ¿Vos dormiste bien?

—Si, me costó un poco pero lo logré —fui sincera mientras él me miraba con una sonrisa— Deja de mirarme así, me pones nerviosa. —lo empujé levemente de su hombro.

—Déjame apreciar la belleza tranquilo —se quejó— ¿Qué tomas?

—Caipirinha —le mostré— te daría pero no puedes tomar porque vas a estar en el agua —asintió varias veces— ¿Cuánto falta para la competencia?

—3 meses —respondió rápidamente.— son los más difíciles para mí porque me agobia un poco estar hace casi 2 entrenando ya aquí y que falte tanto aún —bufó.— de igual manera creo que iré 1 mes antes a Australia para poder entrenar allá también —asentí entendiendo.

—Yo ya estaré en Madrid para ese tiempo pero te estaré alentando desde mi oficina —reí y él imitó mi acción.

—¿Extrañas? —preguntó mirando sus manos. ¿Nervios?

—Un poco —respondí— nunca estoy tanto tiempo fuera de casa —agregué con sinceridad— pero lo necesitaba y la verdad es que me han recibido muy bien así es que no me quejo —reí y él me miró con una sonrisa.

—Eres bien recibida cuando quieras en mi isla —bromeó y yo solté una carcajada— Iré al mar. No te vayas muy lejos... hay muchos Migueles cerca —soltó de la nada, yo le lancé el sorbete de mi bebida que él regresó.

—No atropelles a nadie —le regresé la broma mientras él se iba negando con la mano mientras reía.

Mientras se alejaba, puse mi atención en su espalda que estaba repleta de lunares, sin dudas se notaban tantos años de entrenamiento porque no le faltaba ni un solo músculo por marcar.

—Codiciado Lanzani —mencionó el bartender. Creo que se llamaba Asier. Yo lo miré con una sonrisa nada más— ¿Hace cuánto se conocen?

—Hace dos semanas —respondí y me miró sorprendido— ¿Por qué?

—Pensé que se conocían hace tiempo —levantó los hombros— deducí que venían juntos.

—Ah, no —negué sonriendo— vine por descanso y me atropelló el día que llegué —hice una mueca y él soltó una carcajada. Seguramente recordó el momento.

—¿Eras tú a la que atropelló? —preguntó sin dejar de reír. Yo asentí varias veces.

—La misma.

—Recuerdo oír que hablaba de eso con el Chino —contó. Los conocía.— parecía reírse pero el Chino hablaba más serio.

—Posiblemente haya sido así —afirmé y él rió— A veces noto que lo observan mucho aquí —solté luego de unos segundos— no sé si es algo común o...

11 besos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora