-Solo Lárgate Andy -Ordené suavemente
-No te dejaré sola- Respondió firme el muchacho
-No te necesito, Andy - Respondí con crueldad
-Está bien, cuídate Emma. Adiós- Susurró melancólico, poniéndose de pie para luego irse del lugar.
Tras escuchar como la puerta se cerraba, me quedé pensativa y algo arrepentida de la actitud que acababa de tener, pero desgraciadamente ya había arruinado todo mi gran bocota. Sabía bien que me gustaba la compañía de Andrew, pero no acostumbraba a tener a las personas cerca de mi todo el tiempo.
A la mañana siguiente me levanté decidida a no ir a la escuela. Una presión en el pecho se había apoderado de mi desde que abrí los ojos y siempre me gustó obedecer a esas sensaciones ya que, las pocas veces que hice caso omiso terminaba mal.
Aproveché la oportunidad de que mi madre no se encontraba en la casa, y no estaba segura de cuando regresaría, solo tenía conocimiento de que esa mañana pasaría a dejar a mis hermanos a la escuela y luego los pasaría a recoger su abuela.
Una vez que saqué los pies de la cama, caminé con lentitud hacia el baño. Una vez allí, me despojé de la ropa que traía encima para entrar a la ducha y dejar que el agua caliente empezara a caer sobre mi cuerpo. Cerré los ojos mientras se relajaban mis extremidades por la temperatura del agua provocando que perdiera la noción del tiempo.
Para cuando terminé de ducharme, levanté la mirada hacia el reloj en una de las paredes del baño mientras me envolvía en una toalla, habían pasado casi dos horas desde que entré a la ducha, por lo que me apresuré en tomar mi ropa limpia, vestirme y bajar con el cabello mojado hacia la cocina. Al entrar, abrí la nevera y tomé la botella de jugo para servirme un vaso y beberlo sin pausa ya que mi cuerpo lo pedía a gritos.
Nuevamente me había sumido en mis pensamientos hasta que el timbre de la puerta sonó considerablemente fuerte, lo que me hizo volver a la realidad por lo que apresuradamente me dirigí a la puerta de entrada y tras un suspiro de mi parte la abrí encontrándome con uno de mis vecinos, que al verme sin expresión alguna, me miraba sin decir absolutamente nada.
-¿Hola? ¿Necesitas algo? -Pregunté dudosa
-Creo que eso es obvio -Respondió Jeff irónico
-Te veo bastante solo, ¿No deberías estar velando a tu esposa e hijos en vez de estar aquí molestando? -Respondí molesta.
-Se fueron de viaje - Comentó encogiéndose de hombros
-¿Ah si? ¿Y hacia donde viajaron? - Pregunto curiosa.
-Australia - Comentó en seco.
-¿Y para que? -Pregunté con curiosidad nuevamente
-Detente ahí, esto no es un maldito interrogatorio, niña - Respondió alzando la voz de forma leve
-Entonces, ¿Qué es lo que quieres?- Pregunté una ultima vez.
-¿Sabes? A la que he podido observar que está sola eres tu y yo soy alguien que se preocupa mucho por los demás -Responde mirándome de pies a cabeza
-No tienes de que preocuparte, gracias. Ahora puedes largarte de aquí -Exclamé un poco asqueada
-¿Así vas a tratar a quien se preocupa por ti? -Pregunta acercándose lentamente
-Así es, no necesito la protección de nadie -Comenté alejándome de la puerta
-Pues yo quiero cuidarte de todas formas y lo haré - Respondió con un tanto de agresividad
Al notar que se acercaba mas mi cuerpo se tensó rápidamente poniéndose en alerta, no tomó mucho para sentir como mi corazón se aceleraba hasta que solo bastó aquel hombre me tome violentamente del brazo intentando jalonearme para reaccionar agresivamente plantándole una bofetada en la cara acompañada de una patada en el estomago.
Este tipo tenía una muy mala reputación en el vecindario, pero desgraciadamente sabía como hacer sus fechorías y nadie había podido comprobarle nada, y su esposa, cegada por el amor, jamás ha querido aceptar que su esposo cuenta con tan malas actitudes y mucho menos su mente tan retorcida.
-¿Emma qué estás haciendo?-Exclamó Andrew apareciendo por un lado de la calle
-Intento deshacerme de un maldito idiota-Exclamé alterada
-¿De que estas hablando? ¿Y quien es el?- Preguntó sorprendido señalando a Jeff
-Olvídalo por ahora, luego te explico. Entra antes de que este idiota se levante-Grité con desespero
Me detuve un segundo a mirar a Jeff, el cual se recuperaba poco a poco en el suelo mientras Andrew corría hacia la puerta esquivándolo. Una vez que ambos estábamos dentro de la casa, cerré la puerta rápidamente, al voltear me encontré con la mirada de aquel chico que demostraba confusión.
-¿Que se supone que acaba de pasar?- Preguntó atónito
-No pasó nada realmente -Suspiro frustrada
-¿De verdad me dirás que no pasó nada? ¿Ahora golpeas a la gente porque si?-Cuestionó
-Quien sabe Andrew, es alguien que realmente no vale la pena -Respondí de forma evasiva
-Esta bien, Emma -Finalizó sin estar convencido
-Como sea, ¿Qué hacías por aquí? -Pregunté cambiando el tema de conversación
-Caminaba como normalmente lo hacía en mi ciudad, ahora suelo caminar por muchos lugares para familiarizarme -Aseguró con una leve sonrisa en el rostro
-Entiendo, es algo que suelo hacer cuando me aburre estar en mi habitación todo el día -Afirmé caminando hacia la sala
-Quiero que me respondas una cosa, ¿Por qué no me quieres cerca?- Preguntó
-Llevo tanto tiempo acostumbrada a estar sola, que se me hizo una actividad realmente incomoda proveniente de ti -Sostuve firmemente
-Creo que es momento de dejar atrás esa costumbre -Contestó
Nuestra conversación continuó durante bastante rato hasta que logramos llegar a un acuerdo en el que el prometía darme mi espacio. Consideramos que podíamos ser grandes amigos, teníamos bastantes cosas en común y lográbamos hacernos reír bastante manteniendo la timidez que nos caracterizaba a cada uno.
Aquella tarde la pasamos viendo algunas películas y nos preparamos algo de comer poniendo a prueba nuestros conocimientos culinarios. Andrew cocinaba bastante bien, pero durante ese tiempo no dejó de insistir sobre aquel tipo que vio al pasar cerca de casa hasta que logró obtener la información que tanto parecía necesitar.
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Infinitos [EDITANDO]
General FictionDe la debilidad al poder -Historia comenzada como fanfic que cambió de rumbo.