TAL VEZ ME EQUIVOQUÉ UN POCO

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Zee

Tengo mucho dolor, de esos que hacen subir la bilis a la garganta, te hacen sudar y te ponen puntos blancos y negros en la visión. En parte porque no he tomado ningún analgésico desde anoche, y también porque el compañero de Tee está de rodillas entre mis piernas.

Va vestido con una de esas camisetas de tirantes que puedo destrozar con las yemas de los dedos y un pantalón corto para dormir que rivaliza con los de correr con los que desfila cuando va por el periódico por la mañana. Sus pezones se asoman a la fina tela. Y hay escote. Mucho escote.

Mi cuerpo intenta reaccionar a su estado de seminudez y a lo cerca que está su cara de mi polla. Es una puta agonía. Y también un serio dilema moral. Me molesta que mi cuerpo esté respondiendo cuando claramente no debería hacerlo.

—Ser conejito no es una profesión, cariño —digo.

Levanta la cabeza y sus ojos se encuentran con los míos. Son claros y cafés . Puedo ver el atractivo. Mi polla está de acuerdo en que es sexy, ya que todavía estoy medio empalmado, aunque me duela mucho.

—¿Perdón? —Su agarre en mis muslos se hace más fuerte, lo que significa que está clavando sus dedos en mis moretones.

Me marea. La agarro de la muñeca, porque necesito que deje de tocarme por varias razones, entre las que destacan las cuestiones éticas y el dolor.

—¿Crees que puedes saltar de un jugador a otro y que a nadie le va a importar? Dios. Bien podrías estar chupándome las pelotas con lo metido que estás en mi espacio. ¿Dónde diablos está tu brújula moral?

De acuerdo, eso fue extra gráfico, pero en serio, su nariz está casi presionada contra mi pene, está tan cerca.

Utiliza mis muslos para empujar hasta ponerse de pie, lo que se siente muy mal. No es especialmente alto, así que sus pezones apuntan justo a mi cara.

—¿De qué demonios estás hablando? ¿Quién eres tú para llamarme conejito?

—Te estás tirando al capitán del equipo, que tiene un puto esposo y un hijo, y ahora estás encima de mi polla —hago un gesto hacia mi entrepierna.

—Tirándome al... —sus cejas se fruncen y su nariz se frunce. Hace un sonido de náuseas y luego echa la cabeza hacia atrás y se ríe. Es una risa agradable, aunque esté llena de sarcasmo—. Ay Dios mío. ¡Tee es mi hermano, imbécil!

—Sí claro.

Él pone los ojos en blanco y sonríe ampliamente, señalando el hoyuelo en lo alto de su mejilla.

—¿Ves el parecido?

—Realmente no. No —digo con sinceridad, porque no he prestado suficiente atención a la cara de
Tee en el tiempo que llevo en el equipo, que no ha sido mucho.

Además, en las escasas ocasiones en que establezco contacto visual con Tee, ambos solemos fruncir el ceño.

Su cabello me golpea en la cara mientras gira sobre sus talones y sale del baño. No me gusta admitir que le miro el culo. Vuelve menos de un minuto después con una foto enmarcada y unos cuantos papeles. Me lanza los papeles, que resultan ser sobres en los que se lee NUNEW PERDPIRIYAWONG.

—¿Se supone que esto significa algo para mí?

—NuNew es mi nombre.

Se señala el pecho, lo que llama la atención sobre su escote y sus pezones puntiagudos. Su camiseta es blanca, por lo que hay una capa de tela entre sus pezones y mis ojos, aún puedo ver el contorno de sus areolas. Son pequeñas y delicadas, y toda él cabría fácilmente en mi boca.

A favor for a favor | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora