Interludio : Daud

7 3 1
                                    

La pacífica tarde en el monasterio había s sido interrumpida por el portazo , a la oficina del Abad Daud , por el colérico precario Rudthver.

"IInadmisible. ¿Que te traes entre manos esta vez abad de pacotilla ? — Vocifero el pretor quien aunque tenía la edad suficiente para ser el padre de Daud este  parecía igual de joven que el.

"Las ventajas de una bendicion" medito Daud.

‐A que debo el honor de tu presencia pretor ?— Dijo con desgana Daud mientras jugueteaba con un vidrio roto de lo que alguna vez fue una copa.

—No negarás que haz puesto sabuesos falsos en las puertas de la ciudad.  Se han visto herejes Marcados deambulando por la noche y más aún en tu abadía. —

Tenía razón. Había puesto niños Marcados falsos con nula habilidad de percepción entre los reales cambiándolo poco a poco hasta alejarlos de las murallas.

Daud  suspiro e hizo una señal con su mano izquierda. 

Detrás del pretor las puertas se cerraron. Dos hombres enormes aparecieron desde las sombras y apuñalaron en el cuello a Rudthver.

Aquellos hombres eran Derecho y Zurdo. Dos sicarios que trabajan para el desde sus épocas como líder de una pandilla de asesinos.  Daud era su mentor aunque casi todos los miembros de su abadía eran de su antigua escuadra. Y si bien un grupo de personas sin escrúpulos no eran el tipo de personas más ideal o leal si eran fáciles de controlar.

Zurdo era necrofilo pero no uno normal no gustaba de cadáveres viejos. Los prefería frescos.

—Llévate al pretor para lo que gustes pero te quiero listo dentro de una hora—

El hombre grande y musculoso. Que vestía una toga oscura con el símbolo de un corazón atravesado por múltiples espadas. Sonrió con malicia.  Tanto el como su hermano eran totalmente calvos eran iguales. Tan iguales que el cuando eran niños Daud les obligó a tatuarse una pequeña marca en el cuello.

ZZurdo asintio y se fue con el cuerpo.

DDaud se levantó de su asiento y pudo ver desde las ventanas , que estaban todas rotas, como el hermoso distrito de Gerbera se iba llenando de sombras. No las veía pero si lo suponía. El había hecho un pacto con el Rey oscuro.

Daud buscaba poder. Al principio por eso formó su grupo de asesinos. Pero en algún punto el control del sub mundo de Lamblet le pareció pequeño. Así que aprovecho la religión. Tenía sus ventajas. Una coartada perfecta y además un suministro perpetuo gracias a la contribución de sus ciudadanos. Sus hombres podían seguir con sus "pasiones " y nadie los juzgarla. Ya que para su buena fortuna está religión era bélica. Podía acusar a las personas de herejía y era ley. La gente le respetaba o temía no tenía mucha diferencia.
Pero luego conoció a personas bendecidas. Quería obtener aquel poder sin embargo pronto descubrió que se magia con dichas habilidades.
Pero todo cambio aquella noche en Turik.

Un pueblo arrasado por verdadero poder. Ver aquella ciudad destrozada. Mutilada. Pero aún más conocer a uno de aquellos "Herejes "

El aún recuerda como un solo individuo pudo con un solo movimiento de su mano levantar a los muertos.
Aquel ser tan magistral se le acercó.
Un hombre con una máscara de hierro. Su piel tras la máscara era pálida y sus ojos mostraban una crueldad magnífica.

—Tu eres Daud. — Dijo con una voz que parecía ser la de muchos seres en el mismo cuerpo.

Daud asintio.

—Veo en tus ojos las ansias de poder. Mi señora puede darte lo que más deseas. —El cuerpo de aquel ser se retorcía en movimientos involuntarios

— Si puedo darte lo que pidas. Tengo hombres para sacrificar. Niños. Hasta puedo darles niños Marcados.— En cuanto Daud menciono a los niños el hombre de la máscara de hierro lo agarro del cuello hasta dejarlo sin aire. Luego lo soltó.
Qs1a
—Disculpas. Aun no controlo este cuerpo. Pero solo debo decirte que en cuanto hagas lo que pidamos te daremos el poder que ansias. Toma esto h sabrás que hacer. Nos veremos en un año. — El hombre de la máscara comenzó a transformarse en centenares de insectos para luego irse.

Los cadáveres fueron caminando pesadamente en dirección al oeste.

Daud había hecho todo lo que le pedían. Hasta había dejado de consumir los remedios que su madre le había dicho que tomara desde pequeño para su dolor de cabeza. Aún no podía ver las sombras pero hoy era el día que eso iba a cambiar. Daud volvería a ver a Ner'Thrak

El Fragmento Del CaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora