Capitulo 12 Pyra/El perseguidor/ Ludwing: Lunanegra

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"Dios murió por nosotros para derrotar al gran abismo.
Solo Nehl  entre todos los dioses velo por los humanos.
Era tal el amor que nos tenía que al morir otorgó a las almas más puras los dones que solo a los inmortales se le es ortogado.

Ni Yoren o su Gemelo Malak otorgaron dichos poderes a los humanos.

En cambio los demonios del abismo intentando copiar a Nehl otorgaron a los indignos sus aterradores poderes.
Por qué los demonios buscan la segunda venida del abismo y con la llegada de la oscuridad su Reina espera para consumir nuestro mundo.

Libro : El bendito dios caído. "






Era de noche y los bosques a las afueras de Lamblet podría catalogarse como uno de los lugares más peligrosos del Continente.

Los Gatobuhos acechaban entre los árboles.
Al levantar la mirada cualquiera notaría como unos ,particulares , ojos color verde te observaban. Como si el bosque tuviera vida propia.

Los árboles eran gigantes. Si prestas la suficiente atención a los sonidos del lugar más allá de los insectos o otros animales incluso los maullidos de los Gatobuhos podrías escuchar gritos.

Pyra se encontraba contando las monedas que había robado a los incautos que cayeron en su pantomima.  Esperaba conseguir como mucho unos dos  Ryns de plata pero el ingenuo que conoció hoy le ayudó a  conseguir  cinco Ryns de oro. Con esto tendría suficiente para aquel soldado que ayuda entrar a cualquiera  por un módico precio de una moneda de oro.

Esperaba  ver a su madre. Quería encontrarla. Preguntarle ¿por qué la dejó sola en el bosque?  ¿Acaso la busco? ¿Su madre la extrañaba ?. Ella no lo sabía y necesitaba respuestas.

Su pueblo fue arrasado por aquel ser enmascarado. Pyra junto a su madre tuvieron que huir de Turik para  llegar a Lamblet. No pasó mucho tiempo hasta que un soldado de la ciudad le propuso casamiento.

Aquel hombre no quería a Pyra, la llamaba pequeña bastarda cuando su madre no estaba o  la golpeaba por casi cualquier motivo. En cambio su mamá estaba encantada con su padrastro. El siempre le traía regalos que se resumen en perfumes ,vestidos y collares.
No eran nada del otro mundo pero a su madre le fascinaba.
Con el tiempo olvidó prestarle atención a Pyra en cambio se fijó en  complacer a su nuevo marido.

Todo había cambiado un día en el que tanto su madre como su padrastro la llevaron a los bosques. Ella no sabía a qué iban. Su madre lloró todo el viaje en carruaje.

Al llegar pasearon los tres como si fueran una verdadera familia. Su padrastro y su madre la llevaron de la mano. Luego armaron una pequeña manta y prepararon un almuerzo.
Le habían preparado jugo y la comida consistía en tantos dulces que Pyra jamás sospechó que aquella bebida tenía una potente droga.

Luego del almuerzo familiar.
Pyra perseguía a un pequeño Gatobuho color negro que saltaba de un árbol a otro.
Corrió la pequeña niña con toda la felicidad en su cara hasta que su visión comenzó a verse cada vez más y más borrosa hasta que perdió el conocimiento.

Al levantarse estaba todo oscuro. De entre los árboles podía ver como habían ojos mirándole desde la oscuridad.

—¿Mami ?— preguntó ella al mismo bosque.

Nadie respondió, sólo podía escuchar aullidos e insectos.

Trato de buscar un lugar alto ya que ella recordaba que el muro era alto así que si lo veía encontraría el camino a casa.

El Fragmento Del CaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora