•·.'𝔉𝔢𝔩𝔦𝔠𝔢𝔰 𝔓𝔬𝔯 𝔖𝔦𝔢𝔪𝔭𝔯𝔢'.·• ━Minsung━ (PAUSADA)

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En el inmenso castillo alejado a kilómetros de la población más cercana, lo unico que se podia escuchar eran las pisadas de Lee Minho que iba con apuro a la grande y silenciosa cocina, en busca de algo para satisfacer su monstruosa hambre.

Vivir solo en un lugar tan grande le resultaba cómodo para él. Luego de pasar toda su vida en un orfanato repleto de niños donde no estaba a gusto, de adulto ahora disfrutaba de la soledad.

Rebuscando en cada gabinete, cajón, caja y demás que encontraba a su paso, no pudo encontrar ni una migaja para comer. Significaba que tendría que hacer lo que más odiaba;

Dejar de su cómoda y bella casa para salir a comprar, era eso o morir de hambre.

Aún tentado por su segunda opción Minho decidió fastidiado, ir a vestirse y prepararse para dirigirse a la ciudad más cercana.

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Una capa con capucha reposaba subre sus hombros para pasar desapercibido su color de cabello verde entre la gente, tenía puesto una camisa negra ajustada por un cinturón de arnes en el torso, un pantalón negro sujeto con un cinturón de hebilla plateada y unas botas negras. Le gustaba mucho el negro.

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Después de aproximadamente 50 minutos de viaje en su motocicleta, también negras para agregar, logró llegar a un mercado no muy lejos de la nueva ciudad. Hace unos meses la noticia que de la noche a la mañana un hijo de la realeza había mudado su reino a esa zona se puso en boca de todos los lugareños, e inevitablemente élse llegóa enterar.
Paseando con sumo cuidado por el lugar y analizando los productos y negocios, alcanzo a notar varios carteles anunciado grandes recompensas a cambio de criaturas místicas, magos, monstruos y cualquier otra cosa considerada fuera de lo normal, como él.

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En la actualidad la magia y hechicería estaba mal visto hasta el punto que con solo relacionarse con gente que practicará el oscurantismo te llevaban a los calabozos por practica de artes oscuras. A los especímenes como monstruos y seres míticos les iban peor, al localizar uno de ellos los capturaban, torturabán en las mazmorras y finalmente eran degollados en el centro de la plaza central del reino en frente de todo la población. Minho todavía recordaba el día que presenció una de esas situaciones, tenía 16 años y fue de excursión, con las personas del orfanato donde antes vivía, a uno de los gobiernos más importantes de la capital, tenían sujetando de los largos cabellos avellanas a la sirena, que fue descubierta por un pescador mientras pescaba cangrejos, tenía moretones en la cara y brazos, se le notaban marcas en cuellos pareciendo haber sido ahorcada, en sus muñecas unas esposas ensangrentadas de tanto moverlas tratando de liberarse, su preciosa cola con tonos azules y celestes brillantes tenía cortes tan profundos hasta soltar una gran cantidad de sangre, mientras gritaba y solta lágrimas rogando a que la perdonarán y la dejaran en libertad, un hombre con una espada recién afilada se acercaba por detrás de la bella mujer, alsando su espada en el aire para que finalmente la cabeza de la joven ser separada del resto de su cuerpo y aterrizar en el suelos de concreto rodando.

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Desde ese día no volvió a comer o siquiera tocar un pecado.

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Se arreglo un poco la capucha sobre su cabeza para no ser notado, a lo lejos diviso una gran fila de personas con esposas apricionandolos y caballeros a su alrededor con inmensas hachas asegurándose de que no escaparan, trato de hacer como si no vio nada dio la vuelta para tratar de seguir con sus compras.