CAPÍTULO 5

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Se sentía horrible.

Su corazón dolía como los mil demonios y lo único que quería hacer era llorar.

Quiso encerrarse en su habitación y descargar todo su dolor, pero con sus amigos allí no lo creyó correcto. Se había mantenido en la sala de menesteres desde que habló con Draco, de eso ya varias horas. La sala le dio todo lo que necesitaba, hasta comida, ya que se había saltado la cena.

De seguro sus amigos se preguntaban por él, pero ya mañana hablaría con ellos. No sabía qué decirles, ¿qué explicación dar a su estado deprimido? Ninguno de ellos sabía de su relación con Draco, así que no encontraba forma de explicarse.

Se sentía cansado, todo su cuerpo dolía y no sabía la razón. Su mente no lo dejó en paz y repitió una y otra vez todo lo que vivió con Draco, precisamente en la sala donde se encontraba ahora.

Tarde se dio cuenta que permanecer en la sala de menesteres le hacía más mal que bien, por lo que decidió ir a otro sitio. Se levanto del sillón en donde estaba y fue hacía el baño, donde se mojo la cara varias veces, tratando de refrescar sus ojos y tal vez así baje su hinchazón.

Antes de salir hacía los pasillos se dio cuenta de que, arriba de una de las mesas que allí había, se encontraban su capa de invisibilidad y el mapa del merodeador.

La magia seguía sorprendiéndolo aún después de años.

Los tomo con rapidez y se cubrió con la capa, guardando en su bolsillo el mapa. Suspiró antes de salir y comenzó a pasear por los desiertos y fríos pasillos de Hogwarts.

Caminaba a paso lento, observando todo a su alrededor, sin importarle encontrarse a algún profesor o prefecto. Sintió que estuvo caminando por varias horas, pues su mente aun insistía en recordarle todos esos meses y la discusión hace unas horas, y no importaba cuantas veces ocurra, su corazón dolía cada vez más.

Aun así, siguió paseando, convenciéndose de que tarde o temprano dejaría de doler, tarde o temprano se acostumbraría. Ya había pasado casi tres años enamorado de Draco sin ser correspondido, quiso convencerse de que esta vez era igual, pero el dolor era mayor, ¿cómo volver a acostumbrarse a estar sin él? ¿cómo vivir sin su sonrisa todas las mañanas? Si seguía pensando en ello volvería a llorar y era lo que menos quería.

Ni siquiera fue consciente del rumbo que sus pies tomaron, no hasta que ya estaba frente a frente con las escaleras que lo llevarían a la torre de astronomía. Suspiró y comenzó a subir, recordando que éste era su lugar favorito antes de compartir la sala de menesteres con el rubio. Respiro profundo al darse cuenta de que todos los lugares a los que iba le recordaban a Draco.

No fue consciente de los murmullos hasta que estuvo prácticamente a casi tres metros de ellos. Fue entonces cuando se dio cuenta de que allí, sentados en el suelo estaban Draco y Luna, hablando.

Ella tenía una expresión triste, compasiva, escuchando con pena lo que Draco decía. Y él… Harry sintió su corazón achicarse al notar lo destrozado que estaba. Su cabello rubio estaba despeinado, casi como el propio, su cara estaba un poco roja y sus ojos casi tan hinchados como los de Harry de tanto llorar.

Harry quiso ir y abrazarlo, pero se contuvo. Y no pudo evitar escuchar de lo que hablaban.

- Lo quiero, Luna – decía Draco mirando las estrellas y ella solo lo miro con compasión –. Es difícil de explicar porque hasta yo mismo no lo entiendo por completo, pero cuando Harry sonríe, yo sonrió, cuando él es feliz, yo soy feliz. Y no me importa si es conmigo o con alguien más, mientras Harry este feliz yo lo estaré, porque lo quiero tanto, tanto que duele cuando no esta conmigo, pero no me importa. No me importa sufrir si él es feliz.

Se quedaron en silencio por un momento, Harry llevo su mano a su pecho al escucharlo, pero no tenía sentido, ¿Por qué Draco decía todo eso? Hace solo un par de horas le había gritado que no lo amaba, que ya no lo quería en su vida. No entendía, y le dolía. Le dolía verlo y escucharlo.

Draco suspiro y continúo hablando.

- Y porque lo quiero le doy lo que me pide – Draco miro a Luna con ojos llorosos –. Me dijo que no me quiere, dijo que no nos ve juntos en el futuro, y te juro que un crucio dolía menos. Pero si el no es feliz conmigo no puedo retenerlo, porque lo único que quiero es que él este feliz.

Draco se froto los ojos y Luna lo miro con pena, tomando su mano y apretándola en señal de apoyo. Llevaban ya casi tres o más horas ahí, y cada vez Draco parecía más deshecho.

- Pero no puedo esperar algo que jamás volverá – siguió Draco mirándola, y Luna sintió el dolor de Draco como propio al ver lo destrozado que reflejaba su mirada –. Por el bien de Harry, y por el mío, debo seguir con mi vida, tratar de olvidarlo, es por eso por lo que hare lo que madre me había dicho, y le pediré matrimonio a Astoria antes del viernes.

Harry sintió su corazón romperse una vez más, no sabía cuántas veces había sentido el mismo dolor en la semana, pero era horrible.

- No quería hacerlo – suspiró el rubio –. No amo para nada a Astoria, pero sin Harry no puedo ir a estados unidos, no soy tan fuerte como para vivir la vida que planeamos juntos, pero sin él.

Bajo las escaleras con rapidez, no quería seguir escuchando lo que Draco le decía a Luna, porque no entendía. No entendía por qué Draco decía todo eso, cuando fue el mismo rubio quien lo había rechazado a él, no al revés. Y ahora escuchaba que se iba a cazar con alguien más, le estaba por pedir matrimonio a otra persona, y eso le dolió más que nada, porque sabía que lo perdería.

Levanto la vista y se limpio las lágrimas cuando escucho pasos por el pasillo, colocándose bien la capa de invisibilidad para no ser visto. Miro de quien se trataba y observó con sorpresa como la alta figura de Draco Malfoy pasaba por frente suyo con una sonrisa satisfecha.

Harry se quedó tieso mientras observaba a Draco entrar al salón vació a unos metros de distancia de la puerta que los dirigía a la torre de astronomía. Pero eso era imposible, Harry volvió a mirar las escaleras, estaba seguro de que nadie había bajado aún.

En un rápido movimiento saco el mapa del merodeador de su bolsillo y dijo las palabras adecuadas. En menos de un segundo ya tenía una visión de todo Hogwarts. No encontraba explicaciones a lo visto.

Observó la torre de astronomía y efectivamente, las motas de Draco Malfoy y Luna Lovegood seguían allí, en el mismo lugar donde los vio hace solo un minuto. Ahora observó el salón en que acababa de ver al rubio entrar, y sintió su sangre helarse al ver la mota que decía Astoria Greengrass moverse por el salón.

Harry se quedó atónito al volver su vista a la puerta y ver a una sonriente Astoria salir y alejarse nuevamente, llevando en sus manos dos uniformes masculinos y, colgando de uno de ellos, la corbata de Gryffindor.

Su mente repitió una y otra vez las ultimas discusiones que había tenido con Draco, y sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. Su corazón dio un brinco de esperanza que, rogaba a Merlín, fuese cierta. Sentía un horrible odio hacía Astoria, pero también culpa y un sentimiento de estupidez hacia sí mismo.

Guardo el mapa y corrió escaleras arriba, su respiración era acelerada y al estar solo a unos metros de Draco y Luna, se quito la capa con rapidez y no dio tiempo a que ninguno de los dos reaccione para lanzarse a los brazos de Draco y abrazarlo con fuerza, estrujarlo entre sus brazos y jamás soltarlo.

- ¡Te amo! – grito derramando algunas lágrimas, queriendo aclarar las cosas y reparar su corazón lo antes posible.

Draco quedo rígido ante la acción repentina, y Luna igual.

- Te amo – repitió Harry y levanto la vista para mirarlo a los ojos –. Por favor hablemos y arreglemos las cosas, tengo tantas preguntas, tantos sentimientos por ti, no se qué fue real y que no, pero por favor hablemos.

Draco miro los ojos verdes que lo miraban tristes tras esas enormes gafas y lágrimas. No respondió, no entendía lo que Harry decía, pero lo abrazo con fuerza mientras escondía su rostro entre el cuello y el hombro de Harry.

- Quédate a mi lado – pidió en un murmuro Draco, el cual sonó a un lamento.

Luna se alejo de ellos, no entendía lo que había ocurrido, pero suponía que a la mañana siguiente todo estaría arreglado. Ahora Malfoy y Potter solo necesitaban tiempo para hablar.

Si Astoria hubiese sido más lista (Drarry soft 2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora