= Algunos meses antes =
Era un sábado por la noche como muchos otros sábados por la noche en los que Lena había sido invitada a alguna fiesta elegante en el centro de la ciudad. No se sentía diferente a ningún otro sábado, más que por el frio, ya que era un sábado de enero, y la nieve no dejaba de caer constantemente fuera del edificio.
El ambiente en la fiesta era agradable pero, no lo suficiente como para poder decir que lo estaba disfrutando. No era precisamente el tipo de fiesta al que le gustaba acudir. De hecho, no era una persona muy afín a las reuniones con mucha gente. Si por ella fuera, estaría en casa, en su sofá, con ropa cómoda, calcetas de franela, una taza llena de chocolate caliente y leyendo un libro mientras escuchaba algo de música clásica. Estaba acostumbrada a asistir a diferente tipo de eventos y a fingir un poco.
Su primo, Lex, quien era pintor, la había invitado. Realizaba la exposición de sus nuevas obras en la galería que pertenecía a su abuela. Y era solo por eso que ella estaba ahí.
Amaba profundamente a su primo, pero odiaba profundamente aquellas reuniones.
Lena observaba una de las extrañas pinturas de Lex, intentando encontrarle algún sentido, mientras sostenía una copa de vino entre sus manos. Sin prestar mucha atención, dio un par de pasos atrás consiguiendo chocar con otra persona. Una chica alta, delgada, rubia y de hermosos ojos azules, que al parecer era una de las meseras que repartía bocadillos. La charola que llevaba en las manos llena de canapés, terminó en el suelo después del choque.
De inmediato las dos se inclinaron para tratar de recoger los bocadillos regados por el suelo, mientras que las miradas caían curiosas sobre ellas.
— Discúlpeme señorita – dijo la chica con las mejillas coloradas.
— No. Fue mi culpa —se disculpó Lena apresuradamente.
En cuanto lo hizo, la joven sonrió provocando que el estomago de Lena revoloteara con mariposas. No pudo responder a aquella sonrisa, y se quedó muda.
— Fui yo quien no se fijó. De verdad lo lamento señorita.
— Yo...
— ¡Lena! – Lex llegó detrás de ella. La abrazó por el cuello y talló su cabeza alborotándole los cabellos. Lena se inclinó un poco, dio unos pasos hacia atrás y así logró zafarse del agarre de su primo.
— ¿¡Qué estás haciendo!? — preguntó molesta, intentando peinarse con los dedos.
— Saludando a mi prima, ¿Tiene algo de malo?
— No, pero...— Lena buscó a la joven entre la multitud, pero había desaparecido discretamente — ¿A dónde fue?
— ¿Quién? — preguntó Lex mirado a las personas en la sala.
— La chica con quien estaba hablando.
— Yo no vi a nadie.
Lena miró a su primo, pero no quiso insistir con el tema.
°°°
— ¿Por qué soy yo quien tiene que llevarte a casa? – Preguntó Lena, enojada mientras Lex cerraba la última puerta de la galería — ¿Por qué no te compras tu propio auto? — la nieve no había parado de caer, pasaban de la media noche y hacia mucho frio. Estaba algo obscuro y las calles daba un poco de miedo.
— No me gustan los autos y mucho menos manejar. Ya lo sabes.
— Pues entonces toma un taxi.
Lex se colocó delante de su prima y apretó sus mejillas.
— No eres tan cruel como para mandar a tu primo favorito en un taxi a casa, ¿verdad?
— Eres mi único primo.
— Con mayor razón tienes que cuidarme — los dos rieron.
— ¡Deja de payasear! Hay que irnos antes de que se haga tarde — Lena iba a comenzar a caminar, pero su primo la detuvo por la espalda sujetándola del abrigo.
— Mira lo que está allí – Lex señaló hacia la izquierda, por donde estaba la puerta de servicio.
Lena miró, un poco cansada por las bromas de su primo, pero al ver a la joven mesera se llenó de energía. Lex le dio un codazo y comenzó a hacerle la burla
— Es momento de que te acerques.
— Dijiste que no la habías visto – le recriminó ella, entrecerrando los ojos.
Lex no dejó de sonreír y aventó un poco a Lena hacia adelante con suavidad.
— Tomaré un taxi para ir a casa. Te veo mañana.
— Pero...
— Que pases una excelente noche, primita — Lex bajó los escalones del edificio y comenzó a alejarse.
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Asesino
Fanfiction- Fueron veintitrés puñaladas - Veintitrés es mi número favorito. - ¿Entiendes lo que hiciste? - ... - Esta vez no puedo ayudarte. - ¿Quién dice que quiero que me ayudes? Historia corta, sin mucho contexto. Subiré un capítulo (corto) diario. A lo...