Tres

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La joven mesera estaba en la parada de autobuses esperando a que pasara un taxi para regresar a su casa. Cuando de pronto, sintió una mano sobre el hombro y en acto reflejo, aterrada, se lanzó hacia adelante para alejarse del atacante, al mismo tiempo que sacaba el gas pimienta de su bolsillo.
— ¡Espera! ¡Espera! — gritó, Lena mostrando la palma de sus manos para evitar que la chica la rociara — Perdona, no quería asustarte. Lo lamento – se disculpó de inmediato con la cara enrojecida.
— ¿¡Que te pasa Lena!? ¿¡Por qué me asustas así!?
La ojiverde la miró sorprendida.
— ¿Cómo sabes mi nombre? – preguntó.
Al verse descubierta, la joven bajó el gas pimienta. Clavó la mirada en el piso y comenzó a jugar con la nieve bajo sus pies.
— Perdóneme. Su amigo es muy ruidoso.
Lena entendió enseguida, que se refería a Lex.
— No te disculpes — sonrió la morena —Pero, ahora estamos desiguales. Tú sabes mi nombre, pero yo no sé el tuyo.
— Kara. Mi nombre es Kara.
— Es un placer conocerte, Kara — extendió la mano y Kara la estrecho al instante — ¿Me permites llevarte a tu casa?
— ¿Estas acosándome?
— No. Es solo que voy en la misa dirección que tú y no me cuesta nada llevarte.
— No sabes en qué dirección voy.
— Y tú no sabes hacia donde me dirijo yo, así que no hay problema.
Kara solo pudo sonreír y aceptar la invitación de Lena. 
°°°
— Muchas gracias por traerme.
— No fue nada — le dijo Lena luego de abrirle la puerta del auto y ayudarla a bajar — Entonces… nos vemos mañana a las 9, ¿te parece?
Kara abrió grandemente los ojos un poco confundida.
— ¿De qué hablas?
— De la invitación que estas a punto de aceptar para que almorcemos juntas mañana.
Kara sonrió.
— ¿Crees que aceptaré ir a almorzar contigo? — preguntó la rubia.
— Bueno, se vería muy mal que no lo hicieras. Después de todo, me acusaste no hace mucho de acosarte. Y te traje sana y salva hasta tu casa —Kara volvió a sonreír —  Dime, ¿dónde nos vemos entonces?
— Eres una persona muy rara, ¿te lo han dicho?
Lena se encogió de hombros y sonrió con orgullo.
— Solo un par de veces.
— Está bien —aceptó la rubia sin mucho pensarlo — Entonces nos vemos mañana en este café…
Kara sacó de su bolsa una tarjeta que le entregó a Lena, antes de darle un rápido beso en la mejilla y entrar al edificio donde estaba su departamento.
Lena se tocó la mejilla y luego gritó por la emoción a mitad de la calle como loca. 

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