— Perfecto, es hora del toque final — dijo Mike mientras se dirigía a una inconsciente Lena.
La chica estaba media recostada sobre el comedor de su casa. Kara la había sedado un par de horas atrás, para que Mike pudiera entrar a la casa y robar todo lo que tenían planeado. Desenfundo su pistola y apunto sobre la cabeza de Lena.
Pero Kara sujetó su muñeca y evitó que disparara.
— Espera.
— ¿Qué?
— Déjala en paz. Ya tenemos lo que queríamos, vaciamos la caja fuerte y tiene las claves para hacer los traspasos de dinero a nuestras cuentas. Tenemos las joyas, los bonos, todo. Solo hay que irnos.
Mike se soltó de un jalón y volvió a apuntar.
— Claro que nos iremos. Una vez que hayamos terminado el trabajo.
— ¡Te digo que la dejes!
Mike se desesperó, dejo el arma en la mesa junto a Lena y fue hacia Kara.
— ¿¡Qué demonios te sucede?! — Mike la miró directo a los ojos, y al darse cuenta comenzó a reír — No puedo creerlo. Si que eres una imbécil. En verdad te enamoraste de ella.
— Mike, vámonos — suplicó Kara.
— No. Ahora con mayor razón tenemos que acabar con ella. Si la dejo con vida, ese amor te volverá loca y harás cosas que no debes de hacer. Es mucho menos peligrosa estando muerta.
— Te los suplico.
Mike enfureció, la tomó por lo hombros y la azotó contra la puerta.
— ¡¿Ya se te olvidó quién eres?! - le gritó a la cara - ¡Déjate de sentimientos estúpidos y has tu trabajo!
Lena comenzó a despertar ya que la dosis que Kara le dio, no fue la suficiente. Estaba algo confundida, pero poco a poco empezó a escuchar la discusión
— Tu trabajo era enamorarla y fingir que tú la amabas para conseguir todas sus claves. Desde hace meses que la seguimos. Encontrando sus gustos, los lugares que frecuentaban, las cosas que hacía, solo para que pudieras enamorarla. No vas a echar a perder todo ese trabajo. Somos ladrones. A esto nos dedicamos. No es la primera vez que lo haces. No vengas con arrepentimientos ahora.
Kara bajo la mirada, pero Mike la sujetó con fuerza de las mejillas y la obligo a verlo nuevamente.
— Tomaras esa pistola y le volaras los sesos, si no quieres que yo te los vuele a ti y después a ella, ¿Entendido?
La chica asintió débilmente.
— Así me gusta.
Kara escuchó el disparo y segundos después sintió la sangre salpicándole el rostro.
La bala había dado justo en la cabeza de Mike. Como en camara lenta se desplomo en el suelo. Fue una milésima de segunda la que le costó a Kara para levantar el rostro y ver a Lena delante de ella.
Luego, el dolor.
Poco a poco sintió como la hoja del cuchillo penetraba en su estómago.
Lena había escuchado lo suficiente como para que su corazón se rompiera en mil pedazos y el dolor la volviera loca.
Con todas sus fuerzas clavó el cuchillo en el vientre de aquella chica a la que amaba, sintiendo que se apuñalaba a ella misma.
— Le-lena —la boca de Kara se llenó de sangre, y cuando Lena escucho su voz, clavó más adentro, arrebatándole un pequeño grito lleno de dolor. El cuerpo de Kara se desplomó sobre ella y luego al suelo. Las lágrimas estaban corriendo por las mejillas de Lena, pero ella no sollozaba — Pe-perdóname— dijo la joven mesera con su último suspiro.
Lena, le tapó la boca con la mano ensangrentada.
— Te amo, Kara. Nunca he amado a nadie más que a ti. Mi corazón y mi vida te pertenecen. Y ahora nunca lo olvidaras. Quiero que...
Lena sacó el cuchillo lleno de sangre y solo entonces comenzó a gritar y a llorar de verdad. Miró sus manos y luego a Kara. Y mientras sus gritos se iban apagando, continúo apuñalando el cuerpo de la que fuera su novia.
°°°
— Dime lo que pasó, Lena.
Lena no dijo nada. Simplemente se limitó a mirarla con una sonrisa en los labios.
— ¿Fue en defensa propia? — insistió la detective — Mike y Kara — abrió un nuevo expediente delante de Lena, para mostrarle la información que recopiló la policía sobre los asesinatos y estafas de la pareja.
Lena las hojeo con interés, la primera reacción que mostraba desde que la arrestaron.
— No fuiste la primera víctima, Lena. Esos dos, tiene un largo historial de delitos.
La sangre seca de Kara, aun manchaba las manos de Lena.
Volviendo a recuperar la actitud indiferente, empujo los papeles hacia Alex.
— Háblame. Dime lo que pasó.
Lena continuó muda.
Así que Alex lo intento de nuevo, esta vez, poniendo delante de ella, las fotos de la escena del crimen. El cuerpo de Mike, con la bala en la cabeza y el de Kara en medio de un charco de sangre.
— Fueron veintitrés puñaladas — dijo Alex mirando las fotos del forense. Pero Lena no había mostrado ningún gesto. Tenía la mirada perdida hasta que Alex la llamo de nuevo — ¿Lena?
— Veintitrés es mi número favorito —sonrió como una niña pequeña y eso le dolió aún más a Alex.
— ¿Entiendes lo que hiciste, Lena? —la ojiverde g3iro el rostro a un lado para evitar mirarla —Esta vez no puedo ayudarte.
— ¿Quién dice que quiero que me ayudes? — Lena cambio de expresión, ahora era seria y llena de maldad. Se lanzó hacia adelante y tomo de las manos a Alex, que estaba desprevenida — ¿Y sabes que es lo mejor? Que lo disfrute como nada en mi vida. Cada puñalada fue liberadora ¿Te habías preguntado alguna vez como se sentiría encajar un cuchillo en la carne humana? ¿cómo sería el ultimo respiro del amor de tu vida muriendo en tus brazos? ¿cómo se verían sus ojos cuando la vida se fuera apagando?
Alex apenas si negó con un movimiento de cabeza.
— Yo si — continúo, Lena — Por fin descubrí quien soy y lo mucho que me encanta ver correr sangre — Lena regresó con calma a su asiento — No tengo nada de que arrepentirme. Por qué ahora Kara estará conmigo para siempre.
Alex mentiría si dijera que no temblaba. Que no tenía miedo. Sentía la boca seca, el corazón latiendo fuerte contra su pecho y un frio horroroso bajando por su espalda.
Lena sonrió, enseñándole los dientes al darse cuenta del efecto que había provocado en ella.
— Déjame en paz, Alex. Déjame con mis fantasmas. Aléjate... antes de que te vuelvas uno de ellos.
Fin
Nota:
Hola, chicos.
Gracias por darle una oportunidad a esta pequeña historia.
Para quien la leyó y le gustó, es un placer poder entretenerlos un poco. Siempre trato de esforzarme.
Para los que la leyeron y no les gusto, pues ni modo. Esta no es una historia para ustedes, pero, gracias de todas formas.
Un abrazo virtual para todos y nos leemos la próxima.
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Asesino
Fanfiction- Fueron veintitrés puñaladas - Veintitrés es mi número favorito. - ¿Entiendes lo que hiciste? - ... - Esta vez no puedo ayudarte. - ¿Quién dice que quiero que me ayudes? Historia corta, sin mucho contexto. Subiré un capítulo (corto) diario. A lo...