6. Laia

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De camino a casa, entrada la noche y con siete llamadas perdidas de mi madre, que estaría preocupada por no haber ido a recoger a Hugo todavía, caminaba por las baldosas blancas sin pisar las rayas. Contaba los tonos de llamada, ya que mi amiga Sofi no respondía. Me tropecé con uno de los azulejos suelto y el teléfono se me escurrió de las manos e impactó contra el suelo. Acto seguido, sonó la voz de Sofi al otro lado del móvil y me invadió una terrible sensación de arrepentimiento, como si estuviera traicionando la confidencialidad que le debía a Lee Daehyun. Pero no colgué, confiaba en que mi amiga contaría nada.

—¿Cómo va a ser Lee? —me preguntó. Entendí a la perfección su reacción desconfiada. Incluso yo había dudado de que fuera él la primera vez que lo vi.

Uno entre billones. Era como clavarse la aguja del pajar.

—¿Te crees que soy gilipollas o que necesito gafas?

—No te pongas así, es que suena a ficción.

—Zac Efron se enamoró de la camarera de un restaurante.

—¡Pero hablaban el mismo idioma y esas cosas!

—¿Qué cosas? Zac Efron es estadounidense y la conoció en Australia, ¿por qué no iba a poder Lee estar aquí?

Oía cómo Sofi se partía la caja al otro lado del teléfono, pero en el fondo la comprendía.

—¡Eres la persona más odiosa del mundo!

—Yo también te quiero —dijo con sorna—. Y, a ver, ¿cómo has hablado con él? Si se puede saber...

Le colgué, aunque no tardó mucho en volver a llamarme y suplicar que le contara todo con pelos y señales.

—Era Lee Daehyun, lo creas o no. Era su cara, su voz, sus malditos y hermosos lunares, tía. Era él.Sofi tardó en contestar.

—Vale —chilló—, supongamos que es cierto, que ese misterioso ojitos rasgados es Lee...

—No supongas, ¿por qué iba a mentirte? —la interrumpí.

—Tía —volvió a chillar—, sácale una foto, por favor.

—No le voy a sacar una foto solo para que tú me creas.

Oí un golpe seco, ruidos entrecortados y la voz de mi amiga en lo que parecía un ataque de ansiedad. Tuve que apartarme el móvil del oído para no quedarme sorda

—¡Estoy hiperventilando! —Lo estaba realmente—. Y te creo, mira tus mensajes.

Activé el modo altavoz en la llamada y abrí los mensajes que me acababa de mandar Sofi, con capturas de pantalla de la «escapada de Lee Daehyun en Europa».

—¿De verdad has buscado en internet si estaba en Corea? Eres idiota.

—Es que no me lo puedo creer.

—Pues piensa lo que te dé la gana.

—¿Sabes dónde se aloja? Habrá venido a alguna firma... —Se la notaba entusiasmada. Sofi siempre había adorado a los miembros de Dynamite como si fueran dioses y me hacía gracia.

—No lo sé, pero volveremos a verlo.

—¿Cómo estás tan segura? —su voz vaciló al otro lado del teléfono.

—Se ha llevado mi bufanda y está interesado en mis cuadros...

—Tía, tía, tía, ¿qué me estás contando?

—Lo tuve tan cerca que me costaba mirarlo de lo guapo que era, lo juro. Era casi cegador y olía...Sofi chilló y tuve que apartar el móvil otra vez del oído hasta que cesara su estado de euforia.

Como una flecha en el cielo azul (Disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora