Estoy sola pero no en soledad.
Me acompaña la Luna, refleja la luz que ilumina cada uno de mis pasos, lentos y cortos.
Me cuesta avanzar pero, al mismo tiempo, disfruto de la eterna noche que compartimos.
Me cuenta su historia de amor con el Sol, la que terminó en tragedia, con Afrodita separándolos
por el resto de la eternidad.
Le cuento la misma historia, cómo me enamoré de la Muerte
y cómo, celosa, la Vida intervino
y decidió separarnos cuando estábamos a punto de unirnos por el resto de la eternidad.
Nos escuchamos y nos entendemos.
Ambas aprendimos a existir lejos de quien nos espera paciente en el horizonte.
Sabemos que va a llegar el día en que nos toque reencontrarnos cara a cara.
También sabemos que no será pronto, pero eso está bien, ninguna tiene prisa.
Mientras tanto, ella me sigue contando historias y yo sigo caminando y escuchándola.
Después de todo, disfrutamos de la compañía de quien es parecido y, ella y yo, somos dos románticas empedernidas,
enamoradas de quienes sabemos que consumirán todas y cada una de las partículas de nuestra alma,
pero dispuestas a desaparecer, algún día, bajo su tóxico amor.
Hay que tener mucho cuidado a la hora de elegir de quién nos enamoramos.
Si acaso es posible elegir.
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El Eco del Silencio
PoesiaPoemario con el que te invito a la contemplación y la introspección, explorando temas como la muerte y el amor, desde una perspectiva reflexiva, filosófica y poética. Represento a la poesía como una expresión silenciosa pero resonante, donde las met...