merry christmas

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Era la navidad número dieciséis de ellos, ya no tenía dieciocho, tenía 34, Minho había cumplido hace poco los 40, cada vez avanzaban más y su amor hacia lo mismo, pero está era especial, uh eso creía.

Hace unos meses fue el celo del alfa, los niños se quedaron con Chaeryong y ellos se fueron a una cabaña en Busan.

Lo que más le complica a Jisung, es que su calor entro el mismo día... Tal y como hace años, y como no perder la tradición... Había quedado en cinta, está vez de un solo niño, llevaba meses ocultando esto, Minho posiblemente se molestaría por qué no le dijo, pero apenas tiene cuatro meses.

Aunque darle la noticia hoy no es mala idea, a menos de que se molesten todos con el por ser una maldita perra, y lo peor, que le despidan de su trabajo, estaba trabajando en un caso importante de un beta.

—Hanji~ mi bello y dulce esposo.—abrazo por la espalda al menor.—hueles, ummm, extremadamente dulce.

—Ohh, si, compre una loción de caramelo.—volvio su vista a la comida que preparaba.

Sintieron la puerta arir y junto a ello unas vocecitas correteando por casa, habían llegado los bebés de la casa.

—Voy a terminar rápido esto y voy.—se estiró para alcanzar el pimentón, uhh, no alcanzaba, su pancita había crecido rápido.

—Estan jugando con sus amigos, no te apresures.

—Minho.—recibio un "uhm" como respuesta.—si en caso, digo, no es como si pasara o fuera a pasar aún, ¿Que pasaría si quedará en cinta? Digo, ya tenemos a cuatro corriendo de un lado a otro.

—Mira, un niño es como un regalo, me sentiría muy feliz de vivir la experiencia que viví con los cuatrillizos, por mí no hay problema si eso pasará.—intento cruzar sus brazos en la cintura del omega.—Hannie, no te puedo abrazar.

—Eh, pues, seguro es porque llevo mucha ropa.

—Llevas apenas un abrigo delgado y un vestido ancho.

—Bien, pero prometeme que no le dirás a nadie hasta cuando te lo indique.—apago la olla y se dio vuelta para tomar la mano de su novio y guiarlo a su oficina.

Minho estaba extrañado, Jisung nunca le permitió el pase a esa habitación y ahora lo llevaba ahí como si nada.

Recibió una cajita de terciopelo rojo con un estampado de pies diminutos.

Al abrirlo quedó boquiabierto, había una prueba de embarazo.

—Ji-Jisunggie, ¿v-voy a ser padre otra vez?

—Si... Ya tengo un par de meses.—recibio gustoso el abrazo y beso de su esposo.

—¿Porque no me dijiste? Sabes que me habría puesto muy feliz.

—Tenia miedo, apenas estamos criando a Jeongin, Haesul, Haerin y Sunoo.—sorbo su nariz apenado.

—Vamos, se que no es lo peor del mundo, sabes bien que hay parejas que tienen más de cinco hijos.—beso otra vez a Jisung.—mi lindo y precioso omega.

—¿Como le diremos a los niños?

—Se lo diremos cuando abramos los regalos.—se acuclillo para quedar a la estatura del vientre de Jisung.—¿Cuantos meses tienes?

—Cuatro, fui a todos los controles, está sano, y es niño.—sonrio feliz.

—Un niño... Me alegra tanto oír eso, debería ser el tercer alfa de esta casa.—solto una risa.—mis tres hijos son omegas, ¿a quien le heredare mis celos enfermizos como dices tú? Haesul es una niña muy dulce como para tener mi personalidad.

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