Parte 1

3.1K 267 44
                                    

En el mundo de la hechicería y las maldiciones, donde la línea entre la vida y la muerte era delgada y frágil, el alma de Suguru Getou llevaba consigo un oscuro secreto. Su cuerpo había sido usurpado.

Se supone que había muerto hace dos años. A manos de su ex mejor amigo.

¿Cuánto más podía caer en desgracia?

¿No existía la calma después de la muerte?

Para el mundo exterior, él seguía existiendo, caminando y hablando como si nada hubiera cambiado, pero en su interior, no era más que una marioneta.

A medida que las maquinaciones de Kenjaku, la mente maestra detrás de su trágico destino, se desarrollaban, Getou luchaba por mantenerse indiferente. Sus antiguos amigos y conocidos, quienes ahora eran sus enemigos, peleaban y morían como piezas en un retorcido juego de ajedrez.

Él ya había cruzado la línea entre la vida y la muerte, y no veía cómo podía cambiar el curso de los acontecimientos. "No es asunto mío, yo no soy responsable". Eran frases que se repetía desde que Kenjaku y sus aliados empezaron a moverse eliminando a sus antiguos conocidos.

-¿Hasta cuándo vas a permitir que te manipulen, Suguru?- esa voz lo sobresaltó, Satoru ¿le hablaba? ¿A él? Su alma se esforzó por reaccionar y ayudar a su amigo. Al menos sus manos recordaban lo que era cuidar a Satoru.

No fue suficiente, claramente no lo era. Él ya estaba muerto. No podía ayudar al que fue su mejor amigo. Su alma volvió a la oscuridad y dejó que esa maldición sellará a Satoru. Tal vez eso era lo mejor.

O eso pensaba, hasta que presenció algo que lo dejó sin aliento.

Los alumnos de Satoru lo liberaron y este no perdió ni un segundo en ir a buscarlo, a él, ese idiota quería que Kenjaku devolviera su cuerpo.

En medio de esto llegó Sukuna. Se sintió incomodo al saber que era un aliado de Kenjaku y había tomado el cuerpo del alumno de Goyo, al hijo de Toji Fushiguro al que su amigo había protegido desde niño.

Acordaron una fecha para la pelea.

¿Realmente tenían que elegir el 24 de diciembre? A veces creía que Satoru no era tan desentendido como aparentaba.

┉┅━━━━━━━ ❀ ━━━━━━┅┉

Getou no podía creerlo. Satoru, el hechicero más fuerte, el que mantenía el equilibrio en el mundo, ese engreído y lleno de sí mismo estaba perdiendo.

La negación se apoderó de Getou. No podía aceptar que Satoru hubiera muerto de esa manera, no cuando recordaba sus días juntos. Sonrisas, bromas, peleas, discusiones.

"Yo lo hice, este estúpido cuerpo lo planeó todo, si no fuera por mi..."

Un deseo ardió en su interior, una plegaria para que Satoru despertara, para que la vida volviera a su cuerpo inerte. Getou anhelaba descender y tomarlo de los hombros, sacudirlo y obligarlo a volver a la vida.

Necesitaba que su mejor amigo escuchara sus disculpas.

Pudo sentir como el alma de su amigo lo llamaba, tal vez para despedirse o reclamarle, y no tuvo valor para verlo. Su alma se acurrucó en la oscuridad de Kenjaku esperando que la presencia de Satoru se fuera.

Nanami, Amanai, Mimiko, Nanako, Yuki, el director Yaga, el señor Tengen... Geto tuvo la certeza que desde un inicio su cuerpo fue una maldición.

"Lo lamento Satoru" Su alma fue cubierta por la oscuridad y él ya no opuso resistencia.

¿Por qué terminó así?

Tuve el presentimiento de que, si todo volviera a empezar, podría cambiar este lamentable final.


┉┅━━━━━━━ ❀ ━━━━━━┅┉


(っ◔◡◔)っ❤

Satoru debe vivir (Sugusato/Satosugu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora