Parte 8

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o(╥﹏╥)o Después de tres meses ¿alguien todavía me lee?

En medio de la agitación en la escuela, Shoko intentó detenerlo en vano. Los profesores y asistentes también trataron de interponerse en su camino, pero él estaba decidido a encontrar a su amigo y exigir una explicación.

La idea de que Suguru hubiera cometido tantos asesinatos de no hechiceros le resultaba difícil de aceptar, además ¿participar de la muerte de sus padres? No había manera de que fuera verdad.

"Maldición", pensó mientras buscaba desesperadamente en los lugares que solían frecuentar juntos. No había rastro de Geto.

Finalmente, se detuvo frente al KFC del distrito comercial que solían visitar los fines de semana. Una corazonada dolorosa lo impulsaba a creer que encontraría a Suguru allí.

"¿Por qué estoy tan seguro de eso?"

Miró en todas direcciones, buscando su característico cabello negro, pero no lo encontró entre la multitud y el tiempo pasaba. Nadie en ese lugar era Geto. Con un suspiro frustrado, se apresuró hacia la siguiente dirección que recordaba, impulsado por la urgencia de no dejar que su único amigo desapareciera de su vida.

La confusión y el dolor de sentirse abandonado nublaban su mente con cada paso infructuoso que daba.

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Mahito reía emocionado mientras el viento hacía danzar su cabello, disfrutando de la velocidad y la sensación de dejar atrás Tokio. Se inclinó hacia adelante, abrazando el cuello de su invocador para mantener el equilibrio en la mantarraya voladora.

- Señor Geto- llamó Mahito entre risas.

- ¿Sí?

- ¿A dónde iremos ahora?

Getou, contemplando las nubes teñidas de naranja por el sol, reflexionó sobre la pregunta. ¿Cuál sería su próximo paso ahora que era libre de la escuela y de todas las personas importantes para él? ¿Capturar más maldiciones, obtener el Gokumonkyo, formar una secta y reunir a su antigua familia, o quizás lograr construir su mundo solo para hechiceros utilizando el conocimiento de su vida anterior?

Pronto un par de ojos azules como el cielo llenaron su mente. Él debía estar buscándolo.

Una pequeña sonrisa se curvó en sus labios, "No", pensó para sí mismo, "ya he decidido. Salvaré a mi mejor amigo".

No importaba que nadie comprendiera su perspectiva, su aversión hacia los monos era innegable, arraigada en su ser. Esta convicción no se desvanecería, al igual que la certeza de que Gojo debía vivir muchos más años. Él se encargaría de eso.

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Satoru Gojo regresó a la escuela pasado el toque de queda de los alumnos, pero notando su estado de ánimo ningún asistente se atrevió a llamarle la atención.

La ausencia de Suguru Getou pesaba en el ambiente, dejando a Yaga frustrado mientras recibía el informe de un asistente principal. Hablar con Satoru en ese momento sería imposible, se había encerrado en la habitación de Suguru.

Con paso pesaroso, Yaga se dirigió al área donde había dejado a Panda bebé. Sabía que pronto enfrentarían días de visitas indeseadas, y lo mejor sería llevarlo con sus hermanos. Con cuidado, abrió la puerta de madera para no despertarlo, no se sorprendió al ver a Nanako y Mimiko durmiendo abrazadas a Panda. Habían desarrollado un lazo cercano durante los meses que llevaban juntos en la escuela.

-Esto también será doloroso para ustedes, ¿verdad?- murmuró Yaga con pena mientras contemplaba a las niñas que desconocían los actos de Suguru Getou. Cerró suavemente la puerta y se encaminó hacia su oficina. Necesitaba ordenar sus pensamientos y actuar con la responsabilidad que correspondía a un adulto. Los niños no debían sufrir las consecuencias de los errores de los mayores.

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En la habitación envuelta en oscuridad, Satoru yacía en la cama de su amigo, repasando las últimas horas, días, meses, buscando una pista que justificara la ausencia de Suguru.

"Ni una nota de despedida" .

Satoru se sumergía en un mar de preguntas sin respuestas claras, cuestionando su ceguera y culpandose por no haber notado esos pequeños cambios en la persona que amaba.

-Idiota ¿no podías confiar en mí?

>> Ambos parecían conocerse de antes y tener un tipo de acuerdo<< Un sabor amargo llenó su boca al recordar las palabras del profesor. ¿Su huida tenía algo que ver con Fushiguro? ¿Lo estaba dejando por ese viejo? No quería admitirlo pero su amigo empezó a cambiar desde la misión del recipiente de plasma estelar.

-Llevas mucho tiempo fingiendo ¿eh Suguru? Parece que el único que creyó que eramos amigos fui yo... que estúpido.

Con el amanecer filtrándose por las cortinas, Satoru observó por última vez la habitación. Acomodó su cabello y se colocó los lentes con una sonrisa resignada.

-Ahhh~ realmente debo ser patético si me ven así. Tú... no lo vales, Suguru- murmuró con un suspiro destrozado.

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ฅ^•ﻌ•^ฅ

Satoru debe vivir (Sugusato/Satosugu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora