Capitulo 6

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Berlín, Alemania

Como todas las mañas de estos últimos cinco años la campana-despertador de la prisión sonó puntual a las siete y treinta de la mañana y como todas las mañanas desde hace cinco años me arrodie incline mi cabeza y le envíe una plegaria al Creador.

Tenia una rutina de actividades exacta -tan exacto como se pueda en una cárcel y sin reloj- y trataba de apegarme lo mas posible a esa rutina que pretendía salvarlo de líos y mantener su mente ocupada en mantenerse señido al horario.

Horario del día miércoles:
7:30 Dar gracias al Todo Poderoso
7:35 Estiramientos y ejercicios mañaneros.
8:00 Esperar a que todos terminen de usar las regaderas
8:35 Tomar una ducha de no mas de cinco minutos
8:45 El Desayuno

Hasta ese punto todo podía ser medido en horarios, después del desayuno no se sabia a ciencia exacta que iba a pasar.

Algunos días todo parecía ir con normalidad, iban a las clases de carpintería, al tiempo libre en los patios, a alguna charla grupal, la sesión personal con alguno de los psicólogos y luego la cena e ir a descansar para el siguiente día.

Otras veces los días no eran tan soportables. No calculaba bien el tiempo y terminaba llendo antes de tiempo a las duchas; cuando eso pasaba no podia hacer nada mas que maldecir por dentro y caminaba derecho a la ducha de "El Pastor" -el líder de una de las banda de la cárcel, un hombre de mediana edad con ojos de un celestes casi blanco con el que mantenían una especie de trató a cambio de protección- inclinaba la cabeza y me acercaba un poco a él, actuaba sumiso y esperaba a que el hiciera el primer movimiento. Algunas veces solo me miraba mientras se duchaba y luego miraba al rededor diciendo con la mirada que estaba protegido por él, que era de él, que no debían tocarme.

Cuando estaba de mal humor me tomaba por el pelo, hacia que me arrodillara en el frío azulejo de las duchas y jugaba con su pija en mi cara, a veces me hacia chuparsela hasta que se corriera, otras solo me hacia decir frases sobre los mucho que le debía por darme protección y cuan agradecido debería estar. Creo que lo peor de todo era que todos los reos veían curiosos la escena y cuando El Pastor se iba me miran todos, angunos con pena y otros con deseo, sin olvidar el hecho de que todos estábamos totalmente desnudos.

Nadie jamas en el tiempo que llevo preso aparte del Pastor me toco, insulto o abuso de mi; el cumplía con su parte del trato... Yo debía cumplir con la mía.

Hoy me levante antes talvez y creo que hice mis estiramientos muy rápido o las abdominales en tiempo récord puesto que cuando llege a las duchas todavía habia gente, mucha gente. Maldije mil y una vez en mi mente porque regresar a la celda era algo imposible así que no tuve mas opción que bajar la cabeza y hacer el recorrido por el pasillo de la verguenza con la mirada de los reos puesta directamente en mi y caminé hacia "El Pastor"... por irónico que sonara.

Me acerque despacio hacia su ducha y me mantuve quieto con la mirada aterrada como cada vez que pasaba esto.

Él aun no había llegado a las duchas todavía ¿cómo fue que me adelante tanto?

Despues de un buen rato esperandolo El Pastor llegó seguido por sus "guardaespaldas". Al notar mi presencia hizo una señal para que le dejaran solo y me miro extrañado
-¿Que haces Böttler? -me dijo al oido- ¿no te he dicho que esperes a que todos se hallan ido para venir? No puedo cumplir con mi parte del trato si tu no me obedeces -dijo tomando me por la barbia obligándome a que lo mirara a los ojos, cosa que no queria- ¿o es acazo que lo has hecho a propósito porque querías verme? Pudiste solo decírmelo y hubiera mandado a alguien a traerte a tu celda. -me giño el ojo atrevida mente para después darme un empujon haciendo que chocara la espalda contra la pared de azulejos de la ducha—Te gusta con espectadores verdad, con un publico a quien dejar con ganas ah? - me miro a los ojos y vio mi miedo, se volvió a acercar a mi oído para que solo yo lo oiera y dijo: -Lo siento Chico es para protegerte- ¿Protegerme? No, no era solo para protegerme, no era necesario hacer lo que iba a hacer; ambos lo sabiamos pero quién soy yo para contradecirlo a él. Me tomo con fuerza del pelo jalando mi cabeza hacia atraz haciendo que gimiera del dolor, paso su nariz por mi cuello y me empezó a empujarme hacia abajo haciendo que quedara arrodillado ante él, impotentes, el giro la llave de la regadera y de golpe el agua comenzó a correr por nuestros cuerpos -su regadera era la única con agua tibia- movió su cadera hacia adelante dándome a entender lo que quería; moría de la verguenza, no reaccione a su señal por todos los pensamientos que volaban en mi cabeza así que el decidió propinarme una sonora cachetada en mi mejia izquierda para corregir mi actitud desconsetrada.

Lo tome con ambas manos, lo acaricie de arriba a bajo, lo introduje en mi boca con el agua tibia aun corriendo sobre nuestro cuerpo. Lamí y succione mientras él empujaba su pelvis con mas fuerza contra mi y soltaba gemido de exitación... Hechó la cabeza hacia atraz y finalmente se corrió entre mis labios.

Lo trage todo, el semen, mi dignidad, mi orgullo, mi esperanza y cualquier amor propio que quedara dentro de mí. -Y mientras lo hacia ella vino a mi mente: reconfortandome, llenándome de paz. Que diría ella si me viera así? arrodillado sumiso ante un hombre en las duchas comunales de la prisión, me sentí miserable ¿que diría la bella Frida si me viera en este momento?

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Es de mucha ayuda saber si va todo bien.
Adios

Hannes Böttler, Autobiografia de un abusadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora