Día 7: Universo Alterno

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(Vagamente inspirado en la canción 'Wellerman'.)

La vida de un Joestar puede ser particularmente difícil si no tienes la fuerza de voluntad suficiente, pero Josuke había tenido como ejemplo a su padre, Joseph, y a su madre, Tomoko, así que tuvo una crianza firme en cuanto a voluntad. De ninguna manera caería frente a alguien, pues lo primero que aprendió fue que no podía mostrar debilidad ante el mundo; quién sabe si acaso no buscaban aprovecharse de él.

     Por supuesto, eso no significaba que debiera ser frío. Al contrario, Josuke tuvo padres muy amorosos, por lo que era de personalidad sociable, extrovertida y confiada. Además, si bien no tenía la habilidad del hamon como su padre, sí tenía un stand; eso lo hacía sentirse más seguro y afortunado aún.

     Josuke Joestar era un mestizo anglo-japonés que vivía en Estados Unidos debido a su padre, a quien se le ocurrió enamorarse de una japonesa cuando apenas había acabado la Segunda Guerra Mundial; pero, por supuesto, él era Joseph Joestar y nadie le decía qué hacer. Eso sin mencionar que nunca estuvo particularmente interesado en la guerra, así como no le interesaba el origen de las personas; tenía un amigo muy cercano que era italiano y otro que era alemán, quizá porque Joseph tenía la constante necesidad de ir contra el mundo.

     Un alemán, un italiano y una japonesa, Joseph se las había arreglado para que Josuke interactuara con la triple alianza desde niño. Aquello era solo un detalle en la complicada historia familiar de Josuke, por lo que no había por qué prestarle demasiada atención a eso. Lo que sí debería ser punto de atención era el trabajo que tenían los Joestar desde hacía generaciones y, por tanto, el negocio que Josuke dirigiría algún día.

     El comercio marítimo era un trabajo que la familia Joestar había mantenido por generaciones y generaciones. Antes vivían en Inglaterra, pero por cosas de la vida acabaron moviendo todo a América, un país orgulloso y que tenía tantas cosas buenas como malas, cosa que se daba en prácticamente todo el mundo.

     El trabajo tenía que dirigirse no solo desde una oficina o con tratados y palabras bonitas, sino que tenía que ganarse el respeto y la confianza de sus trabajadores compartiendo viajes. Joseph conocía muchas partes del mundo debido a que tenía que viajar de un lado a otro, y con el tiempo fue similar para Josuke. Con ya dieciocho años, Josuke debía ir en barcos de un lado a otro.

     Algo que preocupó en un inicio a Josuke fue la fama que tenía su propia familia para provocar desastres. Su padre, por ejemplo, estrellaba aviones incluso si no estaba pilotando; incluso recordaba haber oído de algún bisabuelo que murió en un barco. ¿Y si había heredado la misma suerte? Y no solo eso, también se decía que los Joestar morían jóvenes.

     Al principio eso lo había puesto paranoico, pero su padre lo consoló diciendo que lo recordara a él: había sufrido siete accidente aéreos en toda su vida y lo único que perdió fue el permiso para ir en cualquier vehículo con la capacidad de volar. Claramente esa cadena de muertes se había roto con él.

     De todas formas, Josuke no se preocupaba ya por navegar. Había aprendido a ver la belleza del extenso océano, que guardaba profundos secretos incomprensibles para el ser humano. Se hablaba de algunas criaturas, sirenas y tritones, que deambulaban por el mar, buscando barcos para hundir. Josuke, sin embargo, no creía en aquello.

     Meras leyendas para asustar a las personas.

     El barco continuó avanzando, rumbo a Japón, en medio de la tranquila noche. El negocio familiar consistía tanto en importar como en exportar, y Japón no era un mal punto para hacer negocios; al contrario, era un lugar excelente. Josuke se acercó al borde del barco, no observando más que agua salada. Aterrador, pero precioso, al mismo tiempo.

Loving You [ JosuYasu Week ; 2021 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora