Capítulo 7

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—¿Qué hace todavía acá el golpista ese? — Cuestionó la chica mandándole dagas con sus ojos a Cristian, quien abrió sus ojos a la acusación y negó repetidas. —Sacalo de acá, antes de que nos vengan a buscar.

—Pará, Muri. Cristian… — Lisandro no terminó de hablar que la radio se escuchó fuerte en medio de la cocina llamando la atención de los presentes.

“Argentinos, septiembre se incorpora al calendario de la libertad, la justicia sin adjetivos que la limiten retorna al hábitat de la república”

Se escuchó la voz del locutor por el aparato, siguieron escuchando y se enteraron que estaba asumiendo como presidente provisional un tal Eduardo Lonardi, eso implicaba que Perón había sido destituido o algo así. La expresión de Muri se veía consternada, con sus manos tapando su boca mientras presta atención a cada palabra que se dice. Lisandro no era muy distinto, con su ceño fruncido intentando captar o caer en lo que estaban viviendo. Enzo igual, quizás más enfurecido, cerrando sus puños con fuerza, apretando su mandíbula que seguramente sus dientes podían rechinar por la presión aplicada. 

El anuncio terminó junto con el himno nacional, los cuatro permanecieron en silencio por unos segundos hasta que Muri, en un movimiento rápido toma uno de los cuchillos y lo empuña contra el cuello de Cristian, quien retrocedió por alto reflejo, evitando ser cortado.

Lisandro de inmediato se puso entre medio de ellos, sosteniendo a Cristian por si este reaccionaba mal y se descontrolaba para peor. Al mismo tiempo, Enzo sostiene a Muriel que intenta zafarse del más chico para continuar su intento de asesinato.

—Basta, Muri— Le pidió Enzo. —No sabés cómo se pone este.

—Y él no sabe cómo me pongo yo con gente como él— Suelta pegando un codazo a la boca del estómago del chico que se dobla ante el dolor y Lisandro se ve obligado a soltar al cordobés para tomar a la muchacha.

—No vas a solucionar nada si lo matas— Le recordó el dueño de casa sosteniendo ambas muñecas de ella. —Nos complicas más.

—Por soretes como él es que destituyeron al General, si debe estar re feliz este —Soltó con bronca ya dejando de remover el agarre de su amigo sobre ella. Cristian, por su parte, negó con la cabeza y se va de la cocina. —¡Ves! ¡No me lo puede negar! ¡Y sí, si es un Romero! ¡Una lacra más!

Cristian sale al patio y se detiene en un pequeño techito de una columna, ahí saca un pucho del bolsillo, de la cajita de metal que tenía guardada, y lo prende con un encendedor del mismo material. Da un par de caladas y expulsa el humo mientras mira al cielo intentando calmarse, necesitaba relajar su mente para no cometer una locura.

En todo ese barullo mental, el maullido de un gato lo devuelve a tierra; es el mismo gato de anoche que se le acerca y frota su pelaje contra su pantalón. 

—Quién te entiende, me querés o no— Habló el cordobés al gato que empezó a ronronear cuando se agachó a acariciar con su manos libre. —Y te me hacías el arisco.

—Cris…— Apareció Lisandro por la puerta. —Ya está lo de Muri, ahora sabe tu situación.

El entrerriano se detuvo en seco observando el cigarrillo en las manos del más alto. No sabía bien por qué, pero le sorprendió verlo de esa manera, no se imaginaba que tuviera ese vicio, aunque no lo encuentra tan descabellado si se pone a pensar en la información que le había contado.

—¿Cómo se llama? —Preguntó Cristian continuando sus caricias al pelaje atigrado del minino.

—Zorzal— Respondió Lisandro simple, todavía absorto de la imagen de Cristian dando otra calada al cigarrillo.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2023 ⏰

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PAUSADA| PERFIDIA [ L. Martinez x C. Romero ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora