Camino a la redención

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La noche había caído sobre la ciudad, y Christopher se encontraba en un bar oscuro, abrumado por la culpa y la angustia. La pelea con Alfred lo había dejado devastado, y temía que su relación estuviera al borde del abismo. Bebía para intentar ahogar sus penas, pero el alcohol solo agravaba su desesperación.

Mientras Christopher ahogaba sus preocupaciones en alcohol, en la casa de Alfred, la tormenta emocional seguía su curso. Alfred, sumido en una profunda angustia, se sentía atrapado en un torbellino de pensamientos negativos. Lloraba y temblaba, su pecho apretado por un ataque de pánico que parecía no tener fin.

En medio de sus sollozos, Alfred tomó su teléfono y marcó el número de Christopher. Esperaba que pudieran hablar y encontrar una solución a su dolorosa pelea, pero cuando Christopher contestó, la voz que oyó Alfred del otro lado de la línea estaba cargada de tristeza y alcohol.

"Alfred, lo siento", murmuró Christopher, "lo siento mucho por todo."

Alfred pudo escuchar la tormenta furiosa afuera y el ruido del tráfico. Christopher estaba claramente borracho y conduciendo.

"¡Christopher, no manejes en ese estado! ¡Es peligroso!", exclamó Alfred, su voz temblorosa. "Por favor, por favor, regresa a casa."


Christopher, aturdido y preocupado, decidió dar la vuelta y dirigirse a la casa de Alfred. Pero mientras manejaba bajo la tormenta, su visión se nubló y perdió el control de su moto, deslizándose en la carretera mojada y sufriendo un accidente.

En ese momento, Alfred, en medio de un ataque de pánico, colgó el teléfono. Temía que Christopher no llegara a su casa y sus temores aumentaron. Sintió que su mundo se derrumbaba, y la ansiedad lo llevó al borde del colapso.

Sin saber qué más hacer, Alfred marcó el número de su hermana, que vivía a unas cuantas calles de distancia. Ella, que conocía los ataques de pánico de Alfred, corrió a su lado inmediatamente. La hermana de Alfred lo encontró temblando y llorando, y se sentó a su lado, abrazándolo y tratando de calmarlo con palabras suaves y cariño.

Mientras tanto, Christopher, herido y aturdido tras el accidente, luchaba por mantenerse consciente en medio de la tormenta. Sabía que tenía que llegar a la casa de Alfred, pero su capacidad para hacerlo estaba en duda. La relación de ambos estaba en una encrucijada, y el destino les tenía reservada una serie de giros inesperados en el camino hacia la redención.

Un amor de Fin de añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora