❀ Te Dejé Ir ❀ Minjoong ❀

-ˏˋ⋆ II ⋆ˊˎ-

: ̗̀➛ Presentación, celos y un desconocido.

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S. MG.

Poco después de cumplir los quince años, entré en mi presentación como licántropo, con dolor corporal y fiebre. Estuve aislado dos días, hasta que al fin el dolor se calmó un poco y salí de mi cuarto. Yeosang rápidamente posó su mirada en mí cuando lo hice.

—Mingi, tú... eres un alfa —habló y me paralizó en mi lugar; demonios, solo quería un vaso de agua.

Seamos sinceros, aunque había usado la "voz de mando" tres o cuatro veces antes de la muerte de mamá y él estaba por terminar su carrera en medicina y biología lunar, ninguno de los dos se lo creía. Mayor fue nuestra incredulidad, cuando fuimos a mi chequeo médico.

—Cuando sentí tu aroma supe de qué se trataba, pero aquí están los resultados de tus exámenes. Ahora tiene sentido por tu desarrollo temprano, Mingi —habló el beta. Él era mi médico desde pequeño. — Eres un alfa puro.

Giré en dirección a Yeosang y reímos al mismo tiempo.

—Eso es imposible; el padre de Mingi era un beta —dijo Yeosang limpiándose una lagrimita.

El doctor nos miró con seriedad y supimos que hablaba en serio. En efecto, mamá había mentido. Mi padre era un alfa puro.

El doctor me suministró medicamentos para soportar los cambios físicos y una píldora para mi futuro celo. Cuando mis cambios físicos comenzaron, el dolor era insoportable incluso con la medicina; en menos de dos meses era una persona muy diferente. Crecí unos treinta centímetros, mi espalda y extremidades se ensancharon, mi voz se hizo grave y mis rasgos se hicieron más definidos.

Cuando volví a la escuela, todos me preguntaban si me había comido a Mingi o cosas similares. Me había convertido en el más alto de la clase.

Por otro lado, mis amigos se quedaron perplejos; ellos hace tiempo se habían presentado.

San, quien era un alfa, me vio entrar desde el otro lado del pasillo y quedó perplejo. No pudo evitar sentirse un poco decepcionado y a la vez aliviado al saber que "su hermano menor" ahora podría defenderse solo.

Por otro lado, Hongjoong no lo tomó nada bien.

—¿Podrías abrir la puerta ya? —pregunté del lado de afuera del cubículo. Algunas omegas me miraban mal al sentir mi aroma.

—No, hasta que dejes de oler así —dijo con la voz temblorosa. Estaba llorando.

Arrugué la nariz al sentir las feromonas de tristeza salir de ahí.

—Por la luna, Hongjoong, no voy a lastimarte, ¿puedes salir? —pregunté intentando sonar lo más tranquilo posible; la fragancia a piña amarga inquietaba por demás a mi lobo.

*— Sácalo de una puta vez de ahí.

Gruñí ante la orden de mi lobo; aún no me acostumbraba a él y gracias a la luna, las omegas ya se habían retirado.

Ser un alfa puro era una mierda, y a la vez no cuando se trataba de Hongjoong. De por sí, cuando se presentó como un omega, comenzó a sufrir acoso por parte de los alfas y luego San, quien siempre lo rechazó, también se convirtió en uno. Pero el hecho de que fuera un alfa, daba posibilidades de que fuéramos predestinados.

Me apoyé en la puerta y solté feromonas tranquilizadoras como Yeosang me había enseñado.

—Hongjoong, yo no voy a hacerte daño, soy el de siempre, tu Minky —hablé suavemente, con los ojos cerrados, pero no obtuve respuesta. — ¿Harás esto cuando tu predestinado aparezca? — El silencio reinó por unos minutos y suspiré. —Bien.