Capítulo 4

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Suguru estaba impaciente, no lo demostraba, pero sus dedos debajo del mesón indicaban que no podría soportar más la intriga mientras que la chica frente a él cocinaba dulces tranquilamente con la niña.

_______ tal vez no lo sabía, pero a Satoru le fascinaban los dulces, así que, se le ideó una estrategia para esta noche.

— ¿Podrías guardarme varios en una bolsa? Quisiera comerlos más tarde.

—Seguro, no hay problema —dijo ella mientras metía las galletas en el horno y los panecillos en el otro.

Las sirvientas estaban gustosas con la crema que había sobrado, se las dio para que las degustaran entre todas, pero se estaban pasando de la raya. Le dio risa, pero no debían comerla toda hoy o les imposibilitaria el resto de tareas.

—No digo que no la coman, pero recuerden que tienen cosas por hacer —les guiño un ojo—; guarden para más tarde y así la disgustan con más calma con los panecillos, ¿están de acuerdo?

—Si señorita —todas respondieron saliendo de la cocina entre risas para buscar los alimentos a cocinar y dejarle espacio a los mayores para hablar.

—Camile, ve a bañarte por favor —pidio ______ con un tono amable a su pequeña protegida que también degustaba la crema.

—En seguida ______-nee.

La peli-rosa se sentó sirviendo el té en dos vasos de porcelana mirándolo con atención.

—Tengo entendido que tu y Satoru pensaron que Riko-san estaba muerta.

Suguru palidece ante el hecho de que la palabra «estar» la había pronunciado en pasado y no en presente. No quería creer en falsa esperanzas, no después de tantos años.

—Dejate de juegos y habla de una maldita vez.

Inconscientemente, le había hablado de una forma dura a la chica. Avergonzado por este acto inclino la cabeza a modo de disculpa.

—Lo siento, es que ella...

—Es importante para usted, lo sé.

______ bebió de su té observando la hora del cronómetro viendo cuántos minutos faltaban para que sonara la campana. No faltaba mucho.

—No puedo darle todos los detalles de momento debido a que es bastante extenso y carecemos de tiempo, pero, ella está viva.

Justo como si el sonido del reloj fuera su salvador ante la mirada petrificada del azabache, la joven heredera del clan se levantó de la silla directo al horno sacando las galletas que desprendían un delicioso aroma que estaba llegando hasta el pasillo.

La nariz de Satoru gracias a esto de las castas se había desarrollado tanto, que el existo aroma llegaba hasta el pasillo de su habitación.

Como si de un niño pequeño se tratara, salió disparado fuera de su cama a máxima velocidad para ver qué delicia culinaria se podía robar cuando escucho las bocas de ambas personas hablando.

¿Cómo es que está viva?

—La bala que impacto con el cerebro de Riko-san no afectó ningún órgano vital.

¿Viva? ¿Riko estaba viva? Satoru había palidecido ante este hecho, no era algo posible porque él mismo había cargado su cadáver.

¡Fue su cerebro! ¡¿Cómo que no fue vital si estaba sin vida su cuerpo?! Satoru mismo la cargo.

Ya le dije que hoy no podía darle mucha información ya que es bastante extenso de explicar —hubo una pausa y varios movimientos de bandejas.

Matrimonio ArregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora