Capítulo 6

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Satoru estaba metido en la regadera mientras que tú, arrodillada y avergonzada, lo esperabas detrás de la cortina de madera plegable y con su antifaz puesto.

Como ya te habías bañado, te negaste usando tus feromonas para que ese hombre dejara de insistir. Lo que te sorprendió fue que accedió a ello, te hablaba de vez en cuando, la tensión era rara y se la pasaba tarareando hasta meterse a la enorme tina de concreto y mármol relajando los músculos de su cuerpo mirando el techo.

—Creo que no me has dicho todo lo que sabes, pequeña —habló ronco.

Tu cuerpo reaccionó ante su voz de forma involuntaria teniendo un escalofríos. ¿Su voz siempre fue así de potente o son solo ideas creadas de tu mente?

— ¿A qué se refiere, Gojo-san? —Respondiste con una pregunta haciendo fastidiar al albino. Pudiste notarlo con sus feromonas.

—Te dije que cuando estuviéramos solos me llamaras por mi nombre, a mi padre o a cualquier miembro del clan puedes llamarlo por el apellido.

Sin poder evitarlo, una pequeña risita escapó de tus labios logrando que el albino miraba tu espalda con un puchero, esto obviamente no lo pudiste notar, pero Satoru lo seguía haciendo.

— ¿Cuál es el chiste? —Pregunto indignado.

—Lo siento, es que, en estas últimas dos semanas, ha sido de lo mas frívolo posible conmigo, Satoru-san —hablaste utilizando un tono bajo y gentil inclinando la cabeza como si pudieras ver tus manos en aquella negrura que obstaculizan tu visión—. Cuando me dijo que lo llamara por su nombre, simplemente se me hace algo... íntimo.

Gojo trago duro, las feromonas tan dulces que soltabas eran bien recibidas por su lobo interno aullando, apretó los dientes algo frustrado impidiéndole que reaccionaria al aroma, esto obviamente hizo gruñir a su animal interior por reprimir sus instintos.

No quería aceptarlo, se negaba a creer todavía que hubiera alguien para él, mucho más cuando van a empezar a cortar la cabeza de los viejos decrépitos.

Esperaste pacientemente a que emitiera un olor, una respuesta, algún indicio de que eras correspondida a lo que sentías dejándote en el aire. Abriste la boca para decir algo más volviéndola a cerrar. No es necesario ilusionarse, ¿verdad? No es nada necesario...

Presionaste tu labio inferior con fuerza, ¿qué pasaba contigo? ¿Por qué actúas de esa forma? ¿Por qué tú lobo aullaba en agonía como si tratara de reconfortarte? Sea lo que sea, no vas a hacerte más ilusiones con ese hombre.

—Dime, ¿qué sabes de Toji Fushiguro?

La pregunta te dejo helada, tragaste fuerte aspirando el aire con profundidad. No ibas a demostrar nerviosismo, estuviste mucho tiempo practicando esto.

—Lo que sé de ese hombre es que está muerto —mentiste firmemente.

Gojo debía darte puntos por eso, sonaste creíble. Eso si no hubiera leído tus apuntes, era el único que podía hacerlo debido a sus ojos especiales.

—Oh... ¿en serio? —Que él utilice un tono santurrón mientras se movía en el agua no te ayudaba mucho.

Estaba lejos, pero podías sentirlo tan cerca que estaba causando otro tipo de sensaciones en tu cuerpo. Sea como fuera, no ibas a ceder información tal fácilmente.

Intuiste que leyó tus apuntes, obvio pudo hacerlo gracias a su habilidad, entonces, conservando la calma y la gracia por la que te caracterizan como princesa en tu ciudad natal, respondiste.

—Ciertamente ese hombre era un perfecto y bello espécimen de la humanidad —elogiaste, podías sentir cómo las feromonas de ira iban saliendo pocoa poco de su cuerpo, casi te sacan un gemido, casi—, pero es una lastima que haya muerto, me hubiera encantado... conocerlo más.

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⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

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