Capítulo 5

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THOMAS 

no podía dejar de mirar sus labios. 

Me sonreía. La imagen de la chica frente a mí era muy diferente a la chica que anteriormente había conocido. Esta nueva versión de Josephine me sonreía, me contaba cosas de su vida, y no me insultaba - tanto - cuando tenía algún comentario que no era su favorito. Esta Josephine me observaba atenta, con mirada atrapante. Me sentía completamente hechizado por ella, como una sirena que con sus risas me iba endulzando lentamente. 

Y yo era un mentiroso. 

Pero no podía decirle la verdad, no podía decirle que ese día había llamado a Sarah para que regrese la caja de las fotos, en caso de que una inesperada visita por parte de mis padres deje mi mentira al descubierto. Nils no vendría a vivir a casa, eso estaba completamente asegurado, pero teníamos que pretender que estabamos juntos otra vez. Era lo mínimo que podía hacer en su situación. 

La chica que realmente quería estaba frente a mí, y no tenía idea de todo lo que pasaba por mi mente. 

─¿Estás bien? ─ me pregunta en cierto punto de la noche. 

─Perfectamente ─ le respondo con una sonrisa. 

Solo un par de semanas más, pienso. 

Cuando se sube a mi auto, la observo. Porque se ve hermosa, porque no puedo hacer otra cosa más que observarla toda la noche... porque observarla es todo lo que quiero. 

─¿Qué? ─ me pregunta con una sonrisa que podría iluminar absolutamente todo. 

Entonces no soporto más, y la beso. Ella me besa de vuelta, y siento que se me ilumina el alma. Nos besamos de una forma tan insistente, tan perseverante y ardiente que simplemente no pienso en nada. Y para una persona que siempre tiene algo en la mente, no pensar en absolutamente nada es algo importante. La beso, y mi mundo se pone en pausa. Ella tiene los controles, y puede manejarme a gusto. 

Y lo hace. Mierda que lo hace. 

Nos subimos al auto, y terminamos en mi casa. La situación pasa tan rápido que es casi natural. En mi mente, es la primera vez de muchas que vamos a hacer ésto, porque me encuentro pensando cuánto me gusta, cuánto adoro cada uno de los momentos que pasé a su lado y todo lo que ha ocurrido entre nosotros en este tiempo. Noto en nuestra convivencia algo casi natural. Es natural como ella no tiene pudor a la hora de besarme, es natural como me toma de la mano, como me lleva a tocarla. 

Dicen por ahí que los caballeros no tienen memoria, pero juro que ni con un lavado total de cerebro podrían borrarme como Jo me tocó esa noche. Porque con sus caricias y sus gemidos no volé, sino que mantuve mis pies en la tierra más que nunca. Hicimos el mundo nuestro, con esos pequeños pasos que nos llevaron a más y más. Las mariposas se fueron de vacaciones, esto era real. Ésto era paz. Dentro de este mundo, que era nuestro, eramos solamente ella y yo. Y no necesitabamos absolutamente nada más. 

Midnight Rain │Tom HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora