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La brisa qué traía consigo el viento fresco del bosque entraba con facilidad en la cabaña. Era bastante agradable, un lugar tranquilo y solitario para pasar unas buenas vacaciones.
En el interior se encontraban Selena e Ignis en la cocina, se les ocurrió hacer emparedados e ir de picnic junto al lago. Cuando eran más pequeños solían venir junto a Celestine, Berr, Sherine y Letio a poder divertirse en las vacaciones de verano luego de terminar la semana escolar.

El grupo de niños eran supervisados por el padre de Selena, Simón Evan, quien es el dueño de la cabaña. El lugar fue construido en honor a su difunta esposa Kanna quien perdió la batalla contra el cáncer, sus últimos deseos eran pasar cada minuto que le quedaba en una cabaña alejada de todas las personas y así tener un lugar pacífico. Simón mando comprar un terreno que tuviera un lago en medio del bosque para mandar construir una cabaña de madera para cumplir su último deseo, lastimosamente Kanna no pudo ver el final de la cabaña pues había sido derrotada por la enfermedad.

Sus últimas palabras fueron dirigidas al par de gemelos qué tuvo junto a Simón, les decía que como último regalo de cumpleaños sería aquella cabaña. Quería que todos sus festejos ya sean de cumpleaños, aniversarios o boda se celebracen ahí para poder observarlos.

Por lo tanto desde los 7 años desde el descenso de su madre, todas las vacaciones iban con su grupo de amigos para poder pasarla en familia. Ellos podían sentir la presencia de la mujer cada que estaban presentes, por lo cual disfrutaban cada vez que iban a pasarla bien.

Como no olvidar aquella vez que jugaron a las escondidas en ese lugar.

—12... 13... 14...

Era Berr quien tenía apenas diez años de edad estaba junto a un árbol contando mientras sus otros amigos se escondían. Si el de ojos verdes llegaba a perder, el tendría que hacer la limpieza de la cabaña, pero si el llegase a encontrarlos a todos en menos de diez minutos, los demás harían la limpieza mientras él se quedaba a descansar.

—¡Listos o no, aquí voy!

Grito Berr quien inicio con la búsqueda.

El corría entre los troncos grandes y largos en busca de su presa, por suerte el tenía algo a favor. Podía reconocer el sonido de las pisadas de sus amigos.

Ya al llegar en un punto máximo solo empezó a reír, pues ya encontró a su primera víctima mientras por el rabillo del ojo buscaba su posición actual. La encontró.

—Qué lastima, pensé que estaba por aquí...

Con una voz melancólica, Berr se acariciaba el rostro. Una pequeña risa femenina se escucho desde lo alto, de manera rápida Berr agarro un cono de pino para lanzarlo hacía arriba logrando con éxito golpear a una pequeña Sherine quien se escondía entre las ramas de los árboles.

—¡Demonios Berr!

Gritaba la pelirosa mientras bajaba con velocidad las ramas. Siempre era ella la primera en perder en las escondidas.
Ya habían pasado apenas dos minutos desde que inició el juego.

—Sabes bien que no pienso ayudarte en esto. Eres un tramposo

Decía la fémina enfadada mientras se iba corriendo del lugar, sin embargo el ya tenía un objetivo ya que vio pasar de manera fugaz alguien de cabellera roja.
Sin dudas Celestine era el peor entre ellos si se trataba de velocidad, pero si hablamos de escondite. Era el mejor.

Decidió seguirlo a pasos veloces pero silenciosos, el pelirrojo miraba a su alrededor hasta tropezar de espaldas con su gemela el cual gritaron del susto al verse al rostro, a veces olvidaban lo idénticos qué eran y si incluimos estar a solas en un bosque bien oculto de la sociedad asustaba más. Apenas sus ojos chocaron entre sí gritaron agudamente lo cual Berr los golpeo en la cabeza.

❚𝘔𝘪 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘍𝘭𝘰𝘳 𝘔𝘢𝘳𝘤𝘩𝘪𝘵𝘢.❚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora