𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜

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Un abrazo cálido hizo reconfortar al albino, su mente era un lío total, más aún si se trataba de aquel personaje que tanto detestaba.
Selena pasó sus brazos al rededor del cuerpo del contrario transmitiendole su calor y amor, ella no quería que este de esa manera por culpa de terceras personas, debía de cambiar rápidamente la conversación para calmarlo. Sus orbes azules se posaron en el brazo vendado del albino, esto la preocupó inmediatamente.

—Dios mio... ¿Qué te ocurrió amor...?

Su mente estaba en blanco, ¿Acaso Ignis se había autolesionado cuando estaba en el baño?, su preocupación se hizo evidente, esto alertó al albino para dejar de estar en sus pensamientos y tratar de resolver aquel malentendido con el vendaje en su brazo.

—No es nada malo corazón, seguro cuando fuimos a la cueva algún insecto me picó o tal vez alguna hiedra venenosa se posó por mi brazo. —Respondía el albino mientras movía libremente su brazo demostrando que todo estaba bien—No es nada por lo cual preocuparse, seguro dentro de unos días mejorará...

Los ojos de Ignis se posaron en el rostro de Selena, la cual estaba lagrimeando, se sintió culpable de nuevo. Había vuelto a descontrolar sus emociones, esto sin dudas afectaba negativamente en su pareja, aunque le cueste bastante el suprimir ese lado suyo el cual lo sofocaba, era complicado.
Decidió abrazarla fuertemente entre sus brazos, no importaba qué, él siempre estará para ella sin importar si debería cambiar hasta el color de su cabello con tal de no hacerla llorar por sus actos.

—Disculpame por haberlo mencionado...

—No hace falta que te disculpes por niñerias como esa mi amor...

Y así ambos cerraron los ojos mientras disfrutaban aquel abrazo conmovedor.

Un nuevo recuerdo surgió mientras estaban recostados uno al lado del otro sobre el sofá

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Un nuevo recuerdo surgió mientras estaban recostados uno al lado del otro sobre el sofá.
El bello momento de los once años, lo inolvidable de aquella vez varía demasiado dependiendo de quien lo cuente. Como en la vez en que Sherine había empujado a Celestine del árbol haciendo que este caiga al suelo fracturandose una pierna, o cuando a Berr se le había ocurrido colocar larvas en la ropa de Selena, esto habia terminado en un pobre ojiverde en el hospital por haber roto un florero con la cabeza (Cuyo florero habia roto la pelirroja contra la cabeza de este).

Los once años fue una etapa llena de golpes y heridas que desaparecían en días para luego dar la bienvenida a otras. Simón llenaba su cabellera de canas por las travesuras qué hacían los niños cada vez que se juntaban. Aquel marzo no fue la excepción.

—Díganme a quien le tocó esta vez tragar una piedra.

Decía Simón viendo al par de niñas que habían venido junto a él para avisarle que uno de ellos había tenido la desgracia de tragar una piedra pequeña lo cual le causó una fuerte indigestión.
Sherine y Selena fueron las que acudieron al señor para que las ayude.

❚𝘔𝘪 𝘉𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘍𝘭𝘰𝘳 𝘔𝘢𝘳𝘤𝘩𝘪𝘵𝘢.❚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora