Episodio 1 Capítulo 3

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Los golpes insistentes contra la puerta, gritos llamando su nombre, un espejo, veneno y luego nada. Jekyll recordaba aquel momento un poco más lúcido. Supuestamente el estaba muerto, se había suicidado, pero ahí estaba, vivo, en un lugar completamente desconocido. Su cabeza empezó a darle vueltas y una risa molesta empezó a escucharse a su alrededor, hasta que sintió como si perdiera el conocimiento.

Mary se encontraba en la cocina, apoyada frente a la meseta.

-Tal vez deba esperar. -pensaba para si misma-No creo que le cuente algo como eso a una extraña.

Ella seguía sumida en sus pensamientos, mientras terminaba de recoger algunas cosas. Hasta que recordó.

-¡¡Ah, todavía tenía sus ropas ensangrentadas!! - maldiciendose en su mente se dispone a regresar a la sala de estar, pero alguien estaba parado tras ella.

Cuando se da vuelta una persona extraña estaba detrás de ella. Esta persona colocó sus manos contra la meseta, una a cada lado de Mary, evitando que ella pudiera escapar.

Aquella persona tenia más o menos la misma estatura de Mary, aparentaba unos 20 años, el cabello lo tenía largo, y casi negro, y sus ojos eran rojos.

-Entonces, joven señorita, quién eres tú y dónde estoy? -este hombre acerco su rostro más al de Mary.

Sus ojos se encontraron, y ella pudo percibir la misma sensación que cuando vio, los ojos de su invitado, pero en un sentido opuesto, unos ojos asesinos, llenos de maldad y locura, pero algo no andaba bien, como si algo se hubiera roto años atrás.

-Se... -el hombre solo inclino un poco la cabeza, con una expresión de molestia en su rostro, ante la inseguridad de la chica. -Señor Edward Hyde, su... supongo.

El hombre ante lo dicho por la chica, solo retrocedió lentamente, sin decir nada y luego empezó a mirar constantemente hacia todos lados, como si buscará algo, hasta que se quedo mirando su reflejo en la ventana.

Mary

Aquella persona, daba miedo, definitivamente si era capaz de matar sin piedad a alguien .

En el momento en que se quedó mirando la ventana decidí acercarme a la puerta para escapar, pero solo hice empezar a moverme me agarró por el brazo.

-A dónde crees que vas? -me pregunto algo molesto, su voz era ronca.

Trate de forcejear para soltarme, pero me agarró con más fuerza.

-Quién eres y cómo sabes mi nombre? -volvió a hacerme una pregunta.

La verdad no sabía que responderle, que los conocía de una novela de misterio que solía leer desde que era niña y que mágicamente aparecieron en mi casa? No creo que eso me ayudara. Me jalo del brazo y me acerco a él, su mirada era intimidante, y fría, muy distinto a Jekyll. De verdad eran ellos, los de la novela?

En medio del silencio, el señor Hyde me suelta, y retrocede mientras tose. Su mano se llena de sangre y al fijarme en su ropa, ésta se empieza a teñir de rojo. De un momento a otro se desmaya y el suelo se empieza a cubrir de sangre.

Hyde

MALDITO SEA ESE ESTÚPIDO ABOGADO, MALDITA SEA ESE MAYORDOMO, MALDITA SEA HENRY.

No se veía una mierda en todo eso, y aún podía escuchar los golpes de la maldita puerta en mi cabeza. ¿POR QUÉ HABIA UN HACHA EN LA PUÑETERA CASA? si tan solo ese cobarde no hubiera estado ahí. Jajaja jajaja.

-Si piensa que te librarías de esta forma de mi estas muy equivocado. -en venganza por la estúpida decisión que tomó, no me quedaba más remedio que hacer lo que más odiaba, burlarme de él. -Creo que olvida algo, buen doctor.

-Cállate. -adoro verlo atormentarse por tan solo oírme.

Empiezo a reírme a carcajadas, pero había un eco realmente inusual, aunque me importa bastante poco.

-Yo soy... -no me dejó terminar.

-CALLATE DE UNA VEZ!!! - en su último grito desesperado por callarme, me doy cuenta.

No habían espejos, o más bien no había nada. Solo una oscuridad profunda, es decir todo estaba negro. Y podía escucharle, pero no verlo. Estaba tan concentrado en tratar de molestarlo que no me di cuenta que su voz realmente era un eco.

-¿Henry? ¿Doctor? -nada sin respuesta.

De pronto una luz cegadora me golpea directo en la cara. Los ojos me arden y para colmo ahora me duele la cabeza. Fantástico unos centímetro más y soy el patético del Doctor.

Y como mismo empezó todo se detuvo. Cuando mi vista se despejó estaba en una especie de basurero. Algo aturdido doy dos pasos para terminar tropezando con unas tuberias y casi cayendo al suelo de una altura de ¿cuánto? ¿5 metros?

¿¡Cómo carajo llegue a estar a 5 metros del suelo!? Retomo el equilibrio y evito caer de cara. Frente a donde me encontraba había otra ¿mansión? Era el doble o el triple de mi casa, bueno no mi casa. ¿Dónde demonios estaba? En el medio, había un camino, oscuro como el infierno, y parece que unas personas molestando a una niña.

- Ja, suburbios. - fue lo que pensé en voz alta.

Si una especie de suburbio burguesito porque no parecía de miserables, donde acosaban a las prostitutas, nada nuevo.

Pues decidí saltar del "techo" de la "casa", cayendo se pie en el adoquín, que también era raro porque no tenía piedras.

-Mierda, esta vez si me sentí la caída. - no pude evitar frotarme los tobillos con las manos y tratar de traquearlos. - Definitivamente esto no es el Sojo.

-Ve a ver que fue eso- escucho decir a un hombre.

-Maldición me escucharon, debería irme.

Un hombre aparece de entre esos dos lugares. Sin pensarlo dos veces me apunta con un cuchillo. Sus ojos llenos de desprecio, son sustituidos por miedo, sus manos temblorosas, hacia cuanto no veía esa expresión. No puedo evitar sonreír ampliamente.

El hombre en un instante intentó atacarme por la izquierda, mala decisión. Tome el brazo con el que sostenía el cuchillo, y con toda mi fuerza lo empuje hacia mi rodilla. El sonido del hueso quebrarse fue algo hermoso. Tuve que con la otra mano tapar la boca del hombre para que no gritara. Lo aventé contra la pared y empecé a golpearlo en la cara, una y otra y otra vez. Mi nudillos estaban cubiertos de sangre, la cara del hombre estaba casi desfigurada, pero debo admitir que dio algo de pelea.

Un patético intento de pelea, jajaja jajaja, le dejé pensar que me empujaba a un lado, para observar que hacia. Ese patético ser, subió por unas escaleras hasta el lugar donde empecé. Y como soy misericordioso, le di ventaja. Cuando llego al final entonces subí. Mi víctima se arrastraba por el piso, así que supuse no necesitaría sus piernas. Mientras me acercaba lentamente, desaté mi corbata y me la quité para atarla a la boca del hombre. Luego, agarré su pierna derecha mientras se arrastraba como un gusano y jalé fuertemente. El sonido de la piel desgarrandose y el intento de grito, no pude evitar reír a carcajadas. Seguí con la otra pierna y luego los brazos.

Cuando fui a arrancarle el bazo derecho no se de donde sacó otro cuchillo, causandome una cortada en la mano. La verdad me molestó un poco. Así que decidí golpearle la cara repetidas veces, y cuando me empezaron a doler los nudillos, entonces empecé a plantearle, los ladrillos de ese techo se volvieron rojos y la cara del sujeto estaba completamente desfigurada. Creo que se me fue la mano, jeje.

Aún quería más, sentía como si hacia años que estaba muerto, la emoción, la sed de sangre, quería más, más. Mire hacia abajo al borde de esa casa y habían otros hombres, dos o tres más. Arrastro el cadáver hasta el borde y de una patada lo dejo caer.

La expresión de desesperación, de miedo, de horror en la cara de esos insignificantes humanos. Seguido de eso salté de donde me encontraba a una especie de plataforma con escaleras y luego al suelo. No negaré que la oscuridad de la noche se me tornó roja, como la sangre, como los ojos del diablo. Solo podía sonreír.

Lo mejor de todo es que nunca escuché su voz.

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