Episodio 1 Capítulo 1

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Mary

Mi vida siempre ha sido tranquila, salgo de casa todas las mañanas y me dirijo a la escuela. Me gusta sentarme en la biblioteca lejos de las demás personas, nunca fui buena relacionándome con los demás.

-Mary, Mary, hey - una mano empuja mi libro hacia abajo lejos de mi mirada, obligándome a levantar mi cabeza. - Siempre estas sumida en ese libro, ¿por qué no lees otro? - era Haruhi.
Siempre estuvimos en el mismo salón desde que éramos niñas.

-Este es mi favorito. - cierro el libro entre mis manos, y me quedo mirando la portada.

-Estás otra vez mirándolo con nostalgia, ¿acaso te gusta el prota?

-No, eso es algo tonto.

Haruhi se ríe levemente, ella siempre está sonriendo. Se sienta frente a mí y sostenemos una pequeña charla sobre algunos libros, hasta que suena la campana. Ambas nos levantamos para dirigirnos hacia nuestro salón. Me encontraba sentada de espalda a la entrada y al darme vuelta, casi choco con otro estudiante. Un chico de cabello negro corto, alto y de mirada preocupada y triste.

-Lo siento mucho. - me inclino mientras me disculpo.

-No, fue mi culpa, lo siento. - simplemente se marcha.

Ese era Takumi, también de mi salón.

-¿Qué le pasara? - me pregunto a mí misma en voz alta.

-Él siempre anda retraído.

-Si.

-Sabes, tú y el harían buena pareja.

-¡N..n..no!, ¿¡de donde sacas esa idea? - acelero mi paso para adelantármele.

-Espérame era broma, jajajajajaja - Haruhi se encontraba detrás de mí.

El resto del día, se tornó tranquilo. Tras la última sesión, tuve que quedarme a ayudar a organizar el salón y llevar algunos papeles al consejo estudiantil. Haruhi se me había adelantado y era casi de noche cuando miro por la ventana del salón del consejo. Me dirijo hacia la entrada cuando noto mi mochila más ligera que esta mañana. La abro para revisar su contenido y una sensación de desesperación se apoderó de mí en ese momento. Inmediatamente, salí corriendo hacia mi salón. En cuanto abrí la puerta y mire hacía mi asiento la tranquilidad volvió a mi. Sobre mi mesa se encontraba el libro que siempre leo, lo tomo y por alguna razón, decido llevarlo en mis manos en vez de guardarlo. Lo sostengo fuertemente contra mi pecho, no sé por qué tenerlo cerca me hace sentir tranquila.

La noche estaba nublada y la luz de la luna no alumbraba mucho, la única luz en ese momento era la de las farolas. Camine por una media hora, cuando sentí como si me estuvieran siguiendo. Apresuro mi paso, y pude escuchar cómo tras de mí también se apresuraban. Sigo apresurando el paso hasta que empiezo a correr. No sabía cuántas personas me seguían ni el por qué, solamente corrí hasta que al pasar por un callejón alguien me jaló hacia allí, cayéndome en el suelo. Eran cuatro hombres. Dos de ellos me seguían y los otros dos se encontraban en el callejón.

-Jejejeje, una jovencita. - dijo uno.

-Oye el jefe las necesita vivas. - dijo otro.

-Jo ¿y no podemos divertirnos antes? - dijo un tercero.

En ese momento el miedo no me dejaba pensar, ni tan siquiera podía ver sus caras, no solo por la falta de luz sino también por el terror. Mientras ellos se acercaban hacia mí, yo intentaba arrastrarme hacia atrás. Traté de levantarme pero las piernas no me respondían, solo pude gatear hacia un muro un había a unos pasos.

Me encontraba en el suelo temblando, con mi espalda apoyada a la pared y aquellos hombres riendo y acercándose lentamente. Pase mi mano por el suelo, como si buscara algo con que defenderme y lo único que encontré fue mi libro tirado a un lado mío. No sé lo que me hizo tomarlo y abrazarlo fuertemente, mientras pensaba "Alguien que me ayude" casi con lágrimas en mis ojos. En ese momento, un extraño ruido suena a las afueras del callejón distrayendo a aquellos hombres.

-Ve a ver que fue eso. - le ordena uno a otro hombre.

Este se acerca hacia la entrada con una navaja en su mano, y de pronto tras un intento de gritar del hombre desaparece. Los otros hombres se viraron hacia la entrada. Sentí que debía irme en ese momento, así que me levante y trate de correr pero el hombre que estaba más cerca de mí me agarró por el brazo y me apunto con una pistola a la cabeza y me tapo la boca con la mano. En medio del silencio se escuchó como si algo de gran peso y tamaño cayera al suelo. El hombre que había desaparecido cayó de algún lugar alto, casi irreconocible, sus extremidades y cabeza estaban casi desprendidos del torso y la cabeza estaba aplastada y la cara desfigurada. Los otros hombres se alteraron. De pronto otra persona apareció desde lo alto, como si hubiera saltado desde lo alto de uno de los techos. El hombre que me sujetaba me lanzó a un lado, solo pude sentarme en posición fetal, abrazada a mi libro y mis ojos cerrados.

Solo escuche, a los hombres gritando, disparos, cosas metálicas que sonaban contra el suelo o los muros y algunas leves carcajadas. Lo último que escuché fue a un hombre aterrado

-Eres un monstruo.

Luego de eso nada. Abrí mis ojos lentamente. Delante de mí se encontraban los tres hombres, que quedaban, muertos en un estado similar o peor que el primero. En el medio de aquella matanza se encontraba una persona. El cielo había empezado a despejarse y las luces de un auto que pasaba me permitieron verle bien. Era un hombre alto, cubierto de sangre de la cabeza a los pies, pero lo que más resaltaba era el rojo intenso de sus ojos que parecían que brillaban. "¿Él solo mató a esos hombres?" era lo único que pensaba en ese momento, hasta que empezó a acercarse hacia mí lentamente y tambaleándose, para simplemente desplomarse en el suelo.

Me acerque a él, tenía dos heridas de bala una en el hombro y otra cerca del estómago, pero ya no sangraban. Tenía el cabello largo cubriéndole casi toda la espalda, despeinado y de un curioso color gris oscuro. No sabía qué hacer. En ese momento salí corriendo hacia la calle a pedir ayuda. En minutos, la policía llegó. Se encontraban desconcertados ante aquella escena. Le conté lo que había pasado con algunos cambios y me creyeron y no solo eso sino que tras decir que quien había matado a esos hombres, sin decir que fue él, era un amigo, me ayudaron a llevarlo hasta mi casa.

"¿Por qué mi casa? ¿Por qué no un hospital?" eso pensé después que aquella persona se encontraba en mi sofá, cubierto de sangre. Decidí vendar las heridas que tenía, tras ir a buscar el botiquín, me disponía a quitarle la camisa. Algo me detenía y de tener un espejo delante habría visto que seguro mi cara estaba roja, pero debía ayudarle. Su ropa era extraña llevaba una camisa de mangas largas y encima algo así como un chaleco de color azul oscuro. Algo incomoda y avergonzada buscaba las heridas pero no había ninguna. Me quedé bastante sorprendida, volví a ponerle su camisa. Busqué, entonces una sábana y lo tapé.
Ahora que podía verle bien, no debía tener más de 25 años, el cabello era largo y gris oscuro, sus antebrazos estaban llenos de pequeñas cortadas cicatrizadas ya. Solo me le quedé mirando por un momento, luego busque mi mochila y vi que mi libro favorito estaba ahí, "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde". Decidí hojearlo un poco, pero sus páginas se encontraban en blanco, me asuste bastante y en ese momento aquel hombre despertó. Se sentó en el sofá, y retiró el cabello que había caído sobre su cara con su mano, luego nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos eran de un claro color verde azulado.

-Buenas tardes - miró hacia la ventana confundido - O buenas noches, ¿dónde estoy? - parecía confundido, pero aun así hablaba de forma calmada y educada.

-Esta es mi casa, pensé que estabas herido así que te traje. - le respondí nerviosa.

Él miraba de forma preocupada su ropa ensangrentada, como si algo que temía se hubiera cumplido.

-Muchas gracias, me disculpo por los inconvenientes causados. - se puso de pie.

-Mi nombre es Mary ¿tú quién ere?

-Me disculpo por la descortesía, debí haberme presentado - hace una reverencia, inclinándose hacia delante con su mano derecha en su hombro izquierdo. - Mi nombre es Henry, Dr. Henry Jekyll. - levantó su cabeza mostrándome una leve sonrisa.

Me quede paralizada por un momento, y de la sorpresa deje caer el libro que sostenía.

-¿Eh?

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