El sol comenzaba a ponerse en el horizonte cuando Sarah Thompson aparcó su coche delante de la majestuosa mansión que se alzaba ante ella. La tarde se teñía de tonos cálidos y dorados, y una suave brisa jugueteaba con las hojas de los árboles que rodeaban la casa. Estaba a punto de iniciar una nueva etapa en su vida, y la sensación de emoción y nerviosismo se mezclaban en su interior.
Desde el momento en que recibió la carta de su tía Margaret, Sarah había sentido una curiosidad creciente. La carta decía que la mansión, que había pertenecido a la familia durante generaciones, necesitaba ser ocupada. Su tía, una mujer excéntrica y misteriosa, había vivido allí sola durante años, alejada del mundo exterior, y finalmente había decidido mudarse a un lugar más pequeño y tranquilo en la costa.
La mansión, conocida como la Mansión Westfield, siempre había sido un enigma para Sarah. Había oído historias de la familia y de la casa desde que era niña, pero nunca había tenido la oportunidad de visitarla. La idea de vivir allí la emocionaba y la asustaba a partes iguales.
Sarah bajó del coche y contempló la imponente fachada de la mansión. Era una construcción de piedra gris con enormes ventanas y detalles arquitectónicos impresionantes. La mansión estaba rodeada por un extenso jardín cuidado con esmero, que había sido testigo de innumerables eventos a lo largo de los años. Ahora, la mayoría de las flores habían perdido su esplendor, pero aún conservaban una belleza melancólica.
El conductor de la limusina que la había llevado desde la estación de tren bajó su equipaje del maletero y se lo entregó con una sonrisa. "Buena suerte, señorita Thompson. La Mansión Westfield es un lugar especial".
Sarah ascendió, agradecida por la amabilidad del conductor, y luego lo vio alejarse en su limusina. Se encontró sola ante la majestuosa entrada de la mansión, con la llave en la mano, lista para enfrentar su destino.
Cuando abrió la puerta principal, un aroma peculiar la envolvió. Era un aroma que no podía describir completamente, una mezcla de antigüedad y misterio. El interior de la mansión era aún más impresionante que su fachada. Grandes ventanales permitían que la luz del atardecer inundara las estancias. Los muebles antiguos y las obras de arte colgadas en las paredes contienen historias de tiempos pasados.
Sarah se aventuró a explorar la mansión, con pasos cautelosos que resonaban en el suelo de mármol. Cada habitación que descubría parecía más intrigante que la anterior. En una de las salas, encontré una biblioteca con estantes llenos de libros antiguos y polvorientos. La idea de perderse entre esas páginas la emocionaló.
Mientras exploraba, una voz suave y melódica la sorpresa. "¡Bienvenida, Sara!"
Se dio la vuelta y vio a una mujer de edad avanzada que se acercaba con una sonrisa en el rostro. La tía Margaret, con su cabello blanco y su mirada penetrante, se veía aún más misteriosa de lo que Sarah había imaginado. Se abrazaron con afecto, y Sarah no pudo evitar sentirse abrumada por la atmósfera de misterio que rodeaba a su tía ya la mansión.
"Me alegra que hayas venido, querida", dijo la tía Margaret. "Has llegado justo a tiempo para la cena. Vamos, déjame mostrarte tu habitación y luego nos reuniremos en el comedor."
Margaret guió a Sarah a través de un laberinto de pasillos hasta una espaciosa habitación con grandes ventanales que daban al jardín. La decoración, aunque antigua, tenía un aire encantador que la hacía sentir cómoda.
"Esta será tu habitación mientras estés aquí", explicó su tía. "Si necesitas algo, solo tienes que pedirlo. Ahora, apresurémonos para la cena. Hay mucho de lo que necesitamos hablar."
Después de acomodarse en su nueva habitación, Sarah se unió a su tía en el comedor. La cena transcurrió en medio de conversaciones sobre la historia de la mansión y las generaciones de la familia Westfield que habían vivido allí. Margaret compartió anécdotas sobre la mansión, algunas de las cuales parecían tener un tinte de misterio y romance.
A medida que avanzaba la noche, la conversación se volvía más íntima. Sarah se dio cuenta de que su tía estaba compartiendo no solo la historia de la mansión, sino también detalles personales que nunca había mencionado antes. Parecía que Margaret estaba buscando una conexión más profunda con su sobrina.
Con el tiempo, la conversación se centró en los secretos de la casa, los pasillos oscuros, las puertas cerradas y los rincones más misteriosos. Sarah no pudo evitar sentir una creciente intriga y curiosidad, y al mismo tiempo, un vínculo especial con su tía que nunca antes había experimentado.
Después de la cena, Sarah decidió explorar la mansión por su cuenta. La tía Margaret le había dado total libertad para hacerlo, y la casa parecía cobrar vida por la noche. Mientras caminaba por los pasillos, sintió como si las sombras y los susurros del pasado la envolvieran. Cada puerta cerrada y cada cuadro antiguo parecían ocultar un misterio por descubrir.
Finalmente, Sarah se encontró en la biblioteca que había visto antes. Allí, entre las estanterías repletas de libros, encontró un diario antiguo con el nombre de su tía en la portada. El diario estaba lleno de escritos y notas que revelaban detalles de la vida de Margaret que nadie más conocía. Era como si su tía hubiera estado esperando que alguien lo encontrara.
Mientras leía el diario, Sarah descubrió historias de amores secretos, traiciones familiares y eventos misteriosos que habían ocurrido en la mansión a lo largo de los años. La historia de la familia Westfield se desplegaba ante sus ojos, y Sarah comenzó a comprender la importancia de la casa y su legado.
A medida que avanzaba en la lectura, la puerta de la biblioteca se abrió con un chirriante rechinar. Sarah se volvió, sobresaltada, pero no vio a nadie en la puerta. La mansión estaba en silencio, y solo las sombras de los muebles parecían moverse.
Intrigada y un poco asustada, Sarah decidió cerrar el diario y guardar esa página de la historia para otro día. Guardó el diario en su lugar original y salió de la biblioteca, dejando la puerta entreabierta. Cuando se aleja, la puerta se cierra con un golpe suave.
La mansión Westfield era un lugar lleno de secretos, misterios y romance, y Sarah se dio cuenta de que había comenzado una nueva y emocionante etapa de su vida. Con la promesa de descubrir más sobre su familia y la historia de la mansión, se retiró a su habitación con la mente llena de preguntas y el corazón lleno de anticipación.
Mientras Sarah se sumía en un sueño inquieto, la Mansión Westfield, con sus muros centenarios y sus pasillos oscuros, seguía guardando sus secretos y esperando que alguien, algún día, desvelara sus misterios más profundos.
La llegada a la mansión fue solo el comienzo de una historia que prometía romance, intriga y el descubrimiento de secretos ocultos durante generaciones.
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Pacto de Silencio: Amor y Misterio en la Mansión
Science FictionLa llegada a la mansión fue solo el comienzo de una historia que prometía romance, intriga y el descubrimiento de secretos ocultos durante generaciones.