La Mansión Westfield era un lugar de misterio y encanto, donde las luces y las sombras se entrelazaban en una danza eterna. La historia de Edward y Eliza, el amor prohibido que había florecido entre las paredes de la mansión, había atraído a Sarah como un imán. Su búsqueda de respuestas y secretos la había llevado a explorar cada rincón de la casa, y la noche que iba a vivir sería una que nunca olvidaría.
Era una noche despejada, y la luna llena bañaba la mansión en una luz plateada. Sarah había decidido realizar una investigación nocturna, guiada por la idea de que la noche podía revelar secretos ocultos que el día no podía desvelar. Con una linterna en mano, se aventuró en los pasillos silenciosos y sombríos.
Mientras avanzaba por la mansión, notó que las sombras parecían cobrar vida. Los muebles cubiertos por sábanas se convertían en figuras espectrales en la penumbra, y las cortinas ondeaban suavemente en la brisa de la noche. La casa parecía estar llena de susurros y murmullos, como si los fantasmas del pasado se estuvieran despertando.
Sarah decidió dirigirse a la biblioteca, un lugar que siempre la había intrigado. La habitación estaba empapada de historia, con estantes llenos de libros antiguos y un gran ventanal que ofrecía vistas al jardín iluminado por la luna. Mientras examinaba los títulos en las estanterías, notó un libro antiguo en el rincón más oscuro de la sala. El libro parecía olvidado y polvoriento, como si nadie lo hubiera tocado en años.
Lo tomó en sus manos con cuidado y comenzó a hojear sus páginas. El libro estaba lleno de ilustraciones detalladas de la mansión y de la familia Westfield a lo largo de los años. Había retratos de Edward y Eliza, capturando su belleza y pasión, y fotos de la mansión en su apogeo.
A medida que examinaba el libro, Sarah se dio cuenta de que las páginas parecían cobrar vida. Las imágenes de Edward y Eliza parecían moverse, como si estuvieran reviviendo sus momentos juntos. La historia de su amor se desplegaba ante sus ojos en un espectáculo mágico.
Las imágenes en el libro mostraron a Edward y Eliza paseando por los jardines bajo la luz de la luna, sus manos entrelazadas en un gesto de amor eterno. La mansión era un lugar de romance y pasión, un refugio para su amor secreto. Sarah se sintió como una espectadora privilegiada, testigo de un romance que había desafiado el tiempo.
Pero, de repente, las imágenes se tornaron sombrías. La historia de Edward y Eliza no era solo de amor y felicidad, también estaba llena de dolor y tragedia. Las imágenes muestran a las dos familias enfrentadas, los amantes separados por la enemistad de sus padres. Eliza estaba sola en una habitación oscura, con lágrimas en los ojos, esperando a que Edward regresara a su lado.
La historia de Edward y Eliza se volvió más trágica a medida que las imágenes avanzaban. Hubo un enfrentamiento violento entre las familias, un intento desesperado de mantenerlas separadas. Y finalmente, la partida de Edward, dejando a Eliza en la oscuridad, su amor roto por las circunstancias.
El libro, como si hubiera cumplido su propósito, se cerró por sí solo, dejando a Sarah en la oscuridad de la biblioteca. La linterna temblaba en su mano, y la mansión parecía estar llena de suspiros y lamentos, como si las sombras de la historia de Edward y Eliza se hubieran apoderado del lugar.
La noche estaba llena de misterio, y Sarah sintió que debía continuar su búsqueda. Se aventuró en los pasillos oscuros de la mansión, con la linterna iluminando su camino. Cada pasillo parecía llevarla más profunda en la historia de la casa y de sus habitantes.
Finalmente, llegó a una puerta que parecía diferente de las demás. La puerta estaba cubierta de polvo y apenas visible en la oscuridad. Con una sensación de anticipación, la abrió y entró en la habitación.
La habitación estaba iluminada por la luz de la luna que se filtraba a través de una gran ventana. Sarah notó de inmediato un gran espejo en la pared, y frente a él había una vieja cómoda de madera. La habitación estaba decorada con muebles antiguos y cubierta de sábanas que ondeaban suavemente en la brisa de la noche.
Sarah se acercó al espejo, sintiendo que había algo más en la habitación que no podía ver. Mientras miraba su reflejo en el espejo, notó que algo se movía detrás de ella, en el rincón oscuro de la habitación. Se volvió con un sobresalto y vio una sombra, una figura borrosa que parecía estar observándola.
La figura se movía en silencio, como una aparición en la penumbra. Sarah pudo distinguir la forma de una mujer, vestida con un traje de época. Sus ojos, oscuros y melancólicos, la miraban con intensidad.
"¿Eliza?" susurró Sarah, con la voz temblorosa. La figura parecía responder a su llamado y se acercó lentamente. La luz de la luna reveló más detalles de la figura, y Sarah reconoció el rostro de Eliza, la amante secreta de Edward.
La presencia de Eliza llenó la habitación con una energía intensa. Era como si estuviera tratando de comunicarse con Sarah, de compartir su historia y su dolor. La figura extendiendo la mano hacia Sarah, como si estuviera tratando de transmitirle algo.
Sarah tomó su mano con cuidado, sintiendo una conexión con el pasado que trascendía el tiempo. La figura de Eliza parecía cobrar vida en la oscuridad, como si estuviera tratando de contar su historia. A medida que Sarah miraba a los ojos oscuros de Eliza, pudo sentir la intensidad.
ESTÁS LEYENDO
Pacto de Silencio: Amor y Misterio en la Mansión
Ciencia FicciónLa llegada a la mansión fue solo el comienzo de una historia que prometía romance, intriga y el descubrimiento de secretos ocultos durante generaciones.