La Mansión Westfield se sumió en la oscuridad mientras una tormenta se cernía sobre la casa. La lluvia azotaba los ventanales y el viento aullaba entre los árboles del jardín. La atmósfera en la mansión era tensa, como si la tormenta hubiera traído consigo una energía inquietante que se infiltraba en cada rincón.
Sarah se encontró en la biblioteca, con un libro antiguo entre las manos y una taza de té humeante a su lado. Había estado investigando la historia de Edward y Eliza con pasión, pero la tormenta que rugía afuera la hacía sentir inquieta. Las luces parpadean ocasionalmente, sumiendo la sala en sombras inquietantes.
A medida que el viento azotaba contra los ventanas, el sonido de la lluvia golpeando el techo de la mansión se mezclaba con el crujido de las ramas de los árboles que rozaban las ventanas. La casa parecía viva con susurros y sombras, como si los misterios que se ocultaban en sus pasillos se estuvieran despertando.
De repente, Sarah sintió una presencia detrás de ella. Se volvió con un sobresalto, esperando encontrar a su tía Margaret o tal vez a Edward, pero la sala estaba vacía. Una corriente de aire frío la envolvió, y tuvo la extraña sensación de que no estaba sola.
"¿Quién está ahí?" murmuró, sus ojos recorriendo la sala en busca de cualquier indicio de movimiento. Pero no había nada más que las sombras danzantes que proyectaban los muebles y los estantes de libros.
La luz del relámpago se destelló fuera de la ventana, iluminando la sala por un breve momento. Sarah vio algo que la dejó sin aliento. Una figura borrosa y pálida, como una sombra, se alzaba en el rincón más oscuro de la habitación. Parecía estar observándola con ojos oscuros y melancólicos.
"¿Quién eres?" susurró Sarah, incapaz de apartar la mirada de la figura. La tormenta rugía en el exterior, creando una atmósfera intensamente inquietante.
La figura se acercó lentamente, cruzando la sala en silencio. Sarah podía sentir la intensidad de su mirada en ella, como si la figura estuviera tratando de comunicarse de alguna manera.
"¿Eres Eliza?" preguntó Sarah, grabando el retrato misterioso que había descubierto. La figura ascendiendo con solemnidad, como si confirmara su identidad.
La habitación estaba ahora iluminada por el resplandor de otro relámpago, y Sarah pudo ver con más claridad a la figura que se encontraba frente a ella. Era una mujer con cabello oscuro y un vestido que parecía de la época victoriana. Sus ojos, oscuros y profundos, la miraban con tristeza.
"Eliza", susurró Sarah, sintiendo una mezcla de asombro y compasión. La mujer frente a ella era el mismo espíritu que había encontrado en el retrato y en las cartas de amor que había leído.
La figura se acercó aún más, como si estuviera tratando de comunicarse con Sarah. A pesar de que no hablaba, su presencia transmitía una historia de amor apasionado y trágico, un amor que había desafiado obstáculos insuperables.
Eliza extendió la mano hacia Sarah, como si estuviera tratando de transmitirle algo. Sarah, llena de emoción, tomó su mano. En ese momento, una oleada de imágenes y emociones abrumó a Sarah.
Vio a Eliza y Edward reunidos en secreto en la sala olvidada, donde ahora se encontraban. Los dos amantes habían compartido momentos robados y promesas de amor eterno en medio de la tormenta. La sala, ahora en ruinas, había sido testigo de su pasión y su deseo.
La visión se desvaneció, y Sarah sintió el dolor de la separación entre Edward y Eliza. La tormenta afuera se intensificó, y el sonido del viento y la lluvia parecían replicar la tristeza de su historia de amor.
"Eliza..." murmuró Sarah, con lágrimas en los ojos. "No merecían un final tan trágico."
La figura avanzando de nuevo, como si estuviera de acuerdo con ella. Era como si Eliza estuviera tratando de comunicarse.
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Pacto de Silencio: Amor y Misterio en la Mansión
Science FictionLa llegada a la mansión fue solo el comienzo de una historia que prometía romance, intriga y el descubrimiento de secretos ocultos durante generaciones.