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Ojos negros

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El sol le pego fuertemente en sus almendrados ojos, hace días venían caminando y Yuki no sabia hacia dónde iban. Sus "tutoras", por más que les preguntara no soltaban palabra alguna, eso la frustraba en cierto modo. Desde lejos se notaba que la Senju no estaba de un muy buen humor, lo cual no pasó desapercibido por la  niña.

Oin, oin.— El ruido de Tonton quejándose, la sacó de sus pensamientos. Haciendo que casi tropezara con una pequeña piedra.

—¿A donde nos dirigimos?— Preguntó por undécima vez, mirando como ambas mujeres apresuraban el paso. Suspiró cansada al no obtener respuesta alguna y levantó su cabeza mientras las seguía. "Es mediodía", pensó intentando averiguar cuanto tiempo más tendrían que seguir caminando bajo el arduo sol de primavera.

—A la aldea de la hoja.— Murmuró con cierto fastidio la mayor de ella con la mirada fija en el camino.

—¿Y que hay de mi entrenamiento?— Preguntó casi al instante, mientras que aceleraba su paso para estar al lado de la rubia. La mayor, que dé por sí no estaba tan relajada, suspiró sonoramente sin responderle.

Yuki, había oído acerca de la Aldea de la Hoja, era una de las grandes naciones, pero por más que quisiera intentar recordar estar allí, había un bache negro en su mente. Eso era cierto y la hacía sentir vacía e incómoda, pero por otro lado le entusiasmó la idea de ir, ya que siempre andaban por pequeñas aldeas y quería un pequeño cambio. Una sonrisa bonita se plasmó en su rostro, con mucha suerte podrían quedarse ahí para siempre y ella podría hacer amigos.

Otra vez volvió a inundar un silencio un tanto incómodo, mientras que a lo lejos se alcanzaban ver las estructuras de dicha aldea. Yuki aceleró su paso al instante, casi trotando y dejando a ambas mujeres atrás.

—¡Y-Yuki, espera!— Exclamó Shizune mientras que también aceleraba su andar. A la Senju se le comenzaba a marcar una vena en su frente y sin decir nada comenzó a ir detrás de ellas.

—¡Dentente!— Yuki, frenó abruptamente antes de chocar con un hombre al llegar a las puertas de la Aldea.

—Ahora que...— Murmuró fastidiada mientras un pequeño puchero se formaba en su rostro, ya que, estaba en la puerta y no faltaba nada para poder entrar.

En un abrir y cerrar de ojos, cierta rubia apareció detrás de ella, dándole un "leve" golpe en la cabeza haciendo que caiga directamente al suelo. —Esta mocosa...— Se quejó sin notar la presencia de los ninjas a su alrededor y la de su aprendiz que llegaba con la respiración agitada además de un pequeño cerdito en sus brazos.

—¡Tsunade-Sama!— Exclamó uno de los tantos hombres que habían llegado a ver lo que sucedía, rápidamente todos ellos hicieron una reverencia ante ella. La mayor sin responderles se abrió camino entre ellos y tomó el cuello de la vestimenta de Yuki, mientras la arrastraba por el piso. Claramente le saldría un chichón en la cabeza...

—¡Shizune, vamos!— La pelinegra asintió rápidamente y la siguió sin rechistar.

Y de nuevo allí se encontraba sola, vagando por la nueva ciudad desconocida ante ella, ya que sus "tutoras" tenían un asunto que resolver. Suspiró frustrada, mientras pateaba una pequeña piedra del camino. La mujer rubia nunca le contaba nada por más que insistiera en saber acerca de algo, tal vez aún no confiaba en ella, pensó. Su mente comenzó a divagar sin prestar atención a donde iba, terminando en el bosque.

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⏰ Última actualización: Jun 23 ⏰

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