Resentimiento

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Katniss nunca había ido a una escuela como aquella. Su propia educación había sido nada más un poco básica, ya que estaba algo preocupada por sobrevivir a la hambruna y la escasez de recursos en general. Y aunque había ido a la escuela, no era ni la sombra de lo que la Academia frente a ella representaba incluso en el pasado. 

—Aquí está la biblioteca y por allá el comedor…—Snow indicó, casi emocionado. 

Ella contempló los libros en silencio. Había visto aquellas bibliotecas lujosas las veces que estaba en el Capitolio por los juegos, pero eran menos elegantes que esta. El pasado le daba otro toque a esta clase de cosas. 

—¿Estás aquí todos los días? —Tocó los lomos de los libros mientras preguntaba.

—Después de clase trato de estudiar lo más que sea posible antes de regresar a casa. Debo tener buenas calificaciones para seguir siendo un buen estudiante…

Katniss no entendía demasiado a alguien que tuviera esa clase de aspiraciones. En dónde vivía eso no era una prioridad, ya que si nacías en un distrito bajo, morías allí, y muy difícilmente tus circunstancias mejorarían solo con algo de educación. A pesar de eso, intentó pensar en lo que para Snow la educación representaba; la salvación misma y la posibilidad de subir de estrato social y eso al parecer le funcionó. No era absurdo pensarlo de esa manera. 

Tomó un libro que había llamado su atención. Era similar al que Peeta había dibujado para ella con los datos que tenían sobre  plantas. Aunque este tenía plantas diferentes e ilustraciones no tan bonitas. Coriolanus notó la fijación de Katniss por el libro y estuvo a punto de esbozar una sonrisa al verla así de concentrada, pero se contuvo. 

—Puedo pedirlo prestado si te interesa. No hay cosas muy divertidas que hacer en la mansión Snow además de leer. Pero no tenemos libros propios en casa —dijo, algo entristecido. 

—¿Por qué no? 

—Fueron lo que nos salvó del frío invierno. Dolió verlos arder, pero al menos estamos vivos. 

De cierta manera se sintió liberado al hablar de las condiciones económicas de su familia con libertad. Era la primera vez que podía ser del todo sincero de sus quejas con alguien.

Ella asintió. 

El frío era algo que también era un problema en el distrito 12 cuando no tenías dinero, pero particularmente para ella no era difícil encontrar cosas que quemar por ahí, sobre todo por la abundancia de carbón. 

—Entonces sí llevaré el libro —ella dijo en voz baja. Realmente quería leer algo.

—Muy bien Prim. Supuse que eras mujer de plantas con ese lindo nombre. 

Ella abrió los ojos, pensando en qué era exactamente lo que había dicho Snow. Y es que había olvidado que tanto su nombre como el de su hermana eran nombres de plantas. 

—Oh, a mi mamá le gustan las plantas y las flores —dijo, manteniendo su mano sobre una página en la que se mostraba la planta saeta (Katniss en inglés)— También a mi padre. 

—¿Tu madre se parece a ti? 

—No. Soy más como mi padre. No solo físicamente hablando. 

—Adivino que él te enseñó a cazar. 

Ella volvió a solo asentir con la cabeza. Coriolanus le creía una chica poco comunicativa, pero eso le pareció aún más intrigante. Katniss era como un coco, duro en el exterior y que había que atravesar para llegar al dulce interior. De hecho tomó unos segundos para reírse mentalmente de esa comparación tan extraña. 

Jugando con NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora