Extraña reencarnación en: Stranger Things (Pausada Por Falta De Apoyo)

002 - Jason Myers

La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

- ¡Puje señora Myers! -dice un médico al lado de algunas enfermeras en medio de una sala de parto.

- ¡Usted cayese! -grita la mujer, sudando y respirando de forma agitada- ¡No hable como si fuera fácil!

- Señora, por favor, solo un poco más y su ebeb saldrá -consuela una enfermera.

La mujer la mira furiosa, pero sabe que tiene razón , así que puja nuevamente, tratando de que su pequeño bebé nazca. Solo pensaba en apecar así esposo por embarazarla.

- Si no fuera tan sexy lo molería a golpes -piensa en medio del sufrimiento.

Afuera de la sala, la tía y el esposo de la mujer estaban esperando a que el parto terminara, la futura abuela estaba tejiendo un poco de ropa para el bebé y el futuro padre daba vueltas al no poder quedarse sentado de los nervios.

- Tranquilizate Tyler -dice la mujer invitando al hombre a sentarse así lado-. Es doloroso pero Sandra es fuerte y te aseguro que todo saldrá bien…

- ¡Tyler! -grita Sandra- ¡Si vuelves a dejarme embarazada te castro con cuchara!

- Eso es cierto sin duda alguna señora Driscoll -dice Tyler sentándose, tratando de pensar cómo compensar a su esposa.

- Ya te dije que me llamaras Doris -dice la señora un poco molesta-, somos familia.

- Está bien, señora Doris -dice Tyler, cediendo a medias.

- Algo es algo -dice riendo la mencionada, continuando con su tejido.

Pasó una media hora antes de que le permitieran pasar a la familia a ver a ambos pacientes.

Sandra parecía estar apunto de dormirse, pero resistía para ver a su hijo y a su familia.

- Es precioso… -dice Sandra separando al bebé de su cuerpo para que su tía y esposo lo vean.

El bebé tenía la piel aceitunas como su padre, el cabello era rubio como su madre y tenía ojos de color gris, casi plateado en lugar de los azules de ambos.

- Mi niño… -dice Tyler, cargando así bebé con una delicadeza y cariño que solo los padres pueden dar a sus bebés.

- ¿Cómo van a llamarle? -pregunta Doris, con mucha curiosidad.

- Tu me apoyaste desde que mis padres murieron tía -dice Sandra mirando a la mujer-, también me apoyaste en mi sueño de ser enfermera y mi matrimonio con Tyler.

- No te preocupes, eres mi sobrina -dice Doris, conmovida.

- Aún así le estamos agradecidos -dice Tyler, no queriendo desmeritar a la mujer -, con mi trabajo en el ejército me ayudó mucho cuidando a Sandra -explica-, por eso queríamos dejarle a usted decidir el nombre.

Doris pensó profundamente en uno bueno , había muchas opciones: un nombre bonito; uno rudo; el de su padre; el de su esposo. No podía decidirse.

- Creo que Jason suena bien -dice Doris, sonriendo ampliamente.

A la pareja también les gustaba el nombre así que de ahí en adelante, su bebé se llamaría Jason Myers.

El bebé también estaba feliz con su nombre, sonaba rudo, lo que no sabía es que ese nombre causaría terror en el futuro a un grupo de niños, aunque también, por lo rudo que sonaba, sumado así apariencia, llamaría la atención de algunas chicas.

Pero no todo fue bueno, en un laboratorio cercano, que tenía la fachada de central eléctrica, había un grupo de personas que detectaron perturbaciones en el campo electromagnético de la zona.

Entre ellos, un hombre adulto de cabello rubio se veía interesado, temeroso pero más fascinado, pues el único ser que conocía podía hacer algo parecido estaba así lado, fingiendo ser obediente y sumiso, cosa que solo funcionaba con los trabajadores pero o con el jefe, el doctor Martín Brenner, el hombre rubio que lo crío, al llegar al laboratorio como soguer su padre, claro, solo en nombre, pues no se portaba como tal.

- ¿Qué piensas de esto Henry? -pregunta Brenner, mirando los aparatos.

- No lo sé doctor Brenner… sin duda algo paso, pero podría ser cualquier cosa -responde de manera tensa y algo burlona, saben que la intriga y curiosidad lo comerá por dentro.

-
¡Manden un equipo a investigar todas las zonas donde hubo perturbaciones! -ordena calmadamente  el doctor Brenner- Debemos saber si esto fue natural o no.

- ¡Enseguida doctor! -dice un guardia saliendo de la sala de monitoreo.

- Por cierto -dice el doctor - ¿Ya está listo todo para el proyecto?

- ¡Todo listo señor! -dice otro médico- Tenemos la droga y las candidatas, aunque hay más en proceso de selección, pero podemos adicionarlas cuando veamos los primeros resultados del proyecto y mejoremos la droga.

- Bien… prepárate Henry, vas a ir padre muy pronto -bromea el doctor Brenner, palmeando el hombro Henry.

Al salir de la sala, después de ser despedido por su jefe, Henry o uno, solo pudo rechinar los dientes y deformar su rostro en una expresión de rabia y frustración.

Solo deseaba que alguno de esos seres casi perfectos como él pudieran ser de utilidad para escapar de ese edificio y volver el mundo asqueroso en el que vivían en un lugar idílico, según su retorcida percepción.

Mientras tanto, en la sala de cuidado de neonatos, un bebé estaba extrañamente tranquilo, mientras tardaba de soportar el llanto estridente de los demás bebés, pero en su interior, no sabía si maldecir o agradecer al Dios Escamilla ya que lo mandó a un mundo desconocido.

Solo espero que mi familia no me bote a la basura al ser un hijo no deseado.

Con esos pensamientos, extrañamente cansado, se queda dormido, sin darse cuenta que tres personas, una de ellas en una silla de ruedas, fueron a verlo, pensando que se veía muy lindo dormido.

Así inició una aventura de un joven afortunado en un mundo donde pasan cosas extrañas.

...

Continuará...

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