《Sin la desesperación, no hay esperanza. Si el resplandor de la esperanza alumbra tus ojos cada día, ¿Qué es lo que te desespera?
Oh, boy, eres una navaja filosa con mango de azúcar, una bomba de tiempo, tu paciencia de acaba y ¿Acaso alguien sabe...
Sócrates una vez dijo: "Hasta que no te sientas cómodo estando solo, nunca sabrás si estas eligiendo a alguien por amor o por soledad"
Quizás eso sucedía con el, no se aceptaba a si mismo, por ende, no aceptaba a los demás. En el veían a un asesino, lo trataban como uno y eso provocaba que él mismo se auto desprecie...pero ¿y si alguien llega y da vuelta esa perspectiva? ¿Y si alguien se da cuenta de su chispa, lo que lo hace especial y trata a toda costa de acercarse? Había algunas personas que lo querían, pero el no se daba cuenta por que estaba tan sumergido en su pasado que no miraba su presente ni mucho menos su futuro
¿Quién lo podía culpar? Un pasado, una infancia nefasta, personas que destruyeron una posible infancia feliz seguían en su mente, como un accidente al cual no terminas de procesar. Su corazón estaba a mereced del dolor de su pasado, del desprecio no solo ajeno si no también propio y de la soledad.
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—Sí—afirmo con euforia
— ¿A pasear por el parque?
—Sí— volvió a afirmar, esta vez más nervioso
Inmensa fue su sorpresa y alegría cuando con un asentimiento de cabeza el otro acepto, aunque no parecía emocionado, Jonathan escucho sus latidos acelerados y supo que si lo estaba. Él mitad Kriptoniano sabía que con esta salida no lograría hacer que lo perdonara, porque Damián no perdonaba fácil y él no se quejaba, pues se lo había buscado y ahora pagaría las consecuencias
Ambos adolescentes caminaron por las calles de Gotham hacia el parque, si bien, este era amplio y normalmente despejado, ahora se encontraba repleto de gente y puestos de feria.
—«una feria ¿eh?»— pensó el Wayne, arqueando una ceja confundido
Todo era tan alegre y colorido que sintió como si el mundo le vomitara encima, y era asqueroso. Volteo para ver a su acompañante que admiraba todo con una sonrisa estampada en los labios. Jon, prefiero que vayamos a un lugar más solitario para estar solo nosotros dos, se le cruzo por la mente decir
Pero nunca lo haría. Aun asi, con la impresión de los primeros minutos, termino por dejarse llevar por la diversión, la adrenalina de estar con él y el olor a papas fritas mesclado con algodón de azúcar. Una rara combinación que termino en su estómago antes de que se diera cuenta
Todo estaba saliendo bien, jugaron varios juegos y compraron más cosas, estupideces según Damián, de las cuales igualmente se llevó a su habitación y las posiciono en un lugar donde se vieran a simple vista y quedara como sus mejores regalos, como un recuerdo, uno feliz y no melancólico
—sé que aún no me perdonas por haber dicho esas cosas tan feas cuando estaba enojado... ¡Pero no importa! Me esforzare para que me perdones— le había dicho cuando iban a tomar caminos separados
Estaban frente a una cafetería, pero por alguna extraña razón, el aire no olía a comida, si no, a la colonia que usaba Jon; solo escuchaba su voz, no el barbullo de la gente; solo veía esos zafiros preciosos, no a las personas que lo miraban como si de una celebridad se tratase