《Sin la desesperación, no hay esperanza. Si el resplandor de la esperanza alumbra tus ojos cada día, ¿Qué es lo que te desespera?
Oh, boy, eres una navaja filosa con mango de azúcar, una bomba de tiempo, tu paciencia de acaba y ¿Acaso alguien sabe...
El cielo bello y majestuoso se extiende sobre nosotros, más lejos de lo que podemos imaginar, sobre el oxígeno que respiramos diariamente, cubriendo el globo. Realmente es gigantes, imposible de recorrer todo, por más de que hayas viajado por todos los países, es imposible recorrer cada rincón, cada pueblo, respirar cara aire y oler cada tierra
Aún con todo el dinero del mundo es imposible, aún con los pies por sobre todos, tardaríamos más de 300 años, el mundo es tan grande... Y no podemos ni imaginar que hay planetas más grandes todavía ¿Quién lo diría, verdad?
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—Somos...los...uff...peores amigos de la...puta historia— Jadeante y acalorada se encontraba la mayor mientras se apoyaba en sus rodillas y trataba de recuperar el aliento, la picazón de la hiedra venenosa no ayudaba...
—¿somos? tu eres una buena amiga, yo no, has estado haciendo la mayor parte del trabajo— le replicó el chico de lentes ahora mal acomodados, mientras se sacudía parte del pasto que ensuciaba su polera
— te equivocas, el que ha estado haciendo la mayor parte del trabajo eres tú, eres un buen amigo— le sonríe apenada y golpea su hombro con poca fuerza, aun así le hubiese dolido si no fuera por su tan grande resistencia
—No, no, eres tú, tú eres la buena amiga, yo soy un mal amigo— imita su acto con amabilidad
—¿por qué no lo dejamos en que ambos somos unos amigos del ojete?—propone y ambos asienten, ríen y luego exhalan de forma pesada y frustrados
se estarán preguntado: ¿Por qué están tan cansados? ¿por qué compiten por quien es el peor amigo? bueno, todo se remonta a esta misma mañana, un cálido sábado por la mañana en casa de la castaña, más específicamente su dormitorio y dos semanas después de comenzar su "domesticación"
cuando los rayos de ese cálido sábado molestaban el rostro de la fémina, haciendo que se diera la vuelta y abraza su oso de peluche celeste, respirando el olor a hierbas buenas de su patio, sonriendo de forma suave y apenas despertando, sin querer levantarse o siquiera abrir sus ojos se quedó en posición fetal.
Un gran estruendo proveniente de la ventana hizo que se cayera de su tan codiciada cama. Jon, que había abierto su ventana de forma brusca, la observaba desde allí con una sonrisa de oreja a oreja, a punto de exclamar un buenos días
—¡Jonathan Kent! ¡¿Acaso quieres hacerme la ventana giratoria, animal?!— le reprendió al mitad alíen, quien estaba volado por que la ventana estaba a dos pisos de altura
—¡No, lo siento! ¡Pero ya es hora de levantarse!— Sonreía como si el sol tuviera rostro y el pasto estuviera lleno de flores alegres cantando, como si el mundo se hubiese vuelto fantasía
—Pfff- —Eleena no pudo evitar contagiarse de su alegría — ¿Por qué tan alegre hoy, dude?